El jueves 1 de mayo, en el
quinto día del Septenario en honor a Nuestra Madre del Valle, coincidente con
la celebración de la fiesta de San José Obrero, el Obispo Diocesano, Mons. Luis
Urbanc, presidió la misa central de las 21.00, concelebrada por sacerdotes del
clero local, y de las Diócesis de Merlo- Moreno y Villa María, Córdoba. En la
oportunidad, rindieron su homenaje el sector del Comercio y las ONG que
trabajan en el medio, y se rogó por todos los trabajadores en su día.
Durante su homilía, el Mons.
Urbanc se refirió a la figura de San José Obrero, que la Iglesia propone como
modelo cristiano del trabajador, “porque fue quien con el trabajo mantuvo su
hogar y pudo llevar adelante la crianza de Jesús y el cuidado de María”,
destacando que “nos ha tocado tener dentro del septenario esta fiesta, y espero
que lo sepamos aprovechar”.
El
trabajo de los papás y las mamás
Refiriéndose a la tarea de
los padres en la educación de los hijos, el Obispo indicó: “Hoy vamos rezar por
todos los hombres y mujeres del mundo que trabajan, particularmente por
aquellas personas que trabajan y no se les reconoce ese trabajo”. En este
sentido, dijo que “hay un trabajo que es muy importante, que está estrechamente
vinculado a la vida humana, que es el trabajo que tienen los papás y las mamás,
un trabajo más que digno, el mejor de los trabajos, que es la educación de los
hijos. Y este trabajo probablemente no se lo reconoce lo suficiente. Y si San
José ha sido presentado como modelo de los trabajadores, es precisamente porque
él no se sacó de encima la tarea de ser un muy buen papá de Jesús y un muy buen
esposo de María”.
Obedecer
a Dios más que a los hombres
Ahondando en la persona de
José, el esposo de María, dijo que “ha sido el hombre que puso en práctica la
convicción de que hay que obedecer a Dios más que a los hombres. ¿Y cuál es la
orden de Dios? La misericordia”. Por eso, “tenemos que aprender a ser
misericordiosos y no dejarnos llevar por las órdenes de los hombres, las leyes
humanas, que son muchas veces inhumanas; el hombre tiene que desobedecer todo
aquello que va en contra de la dignidad humana”.
“San José –continuó- obedece
a Dios, y cuando Dios le dice que tiene que abandonar su tierra para ir a
Egipto para cuidar la vida de Jesús, lo hace. Cuántos padres tienen el coraje
de obedecer a Dios y proteger la vida de sus hijos. Cuántos hay, que protejan
la vida espiritual de sus hijos. Hay muy pocos de esos papás y mamás que
protegen la vida espiritual de sus hijos, la salud espiritual, la maduración
espiritual en la comunión con Dios. La mayoría de nuestros padres no lo hace,
quiere decir que no obedecen a Dios. San José lo hizo”, enfatizó, explicando
que “el fundamento que los apóstoles ponen para obedecer a Dios más que a los
hombres es la muerte y sobre todo la resurrección de Jesucristo”.
Finalmente, el Pastor
Diocesano pidió a la Virgen que en este Septenario “seamos cristianos
definidos, de una sola pieza, cristianos que obedecen siempre a Dios, cuando
nos gusta o no nos gusta, cuando nos conviene o no nos conviene, porque Dios
nos va a premiar, nos va a bendecir y nos va a dar la paz interior. Le pidamos
a San José que como fruto de este Septenario aprendamos a obedecer a Dios”.