15 marzo 2016

Curso bíblico en el Año de la Misericordia

En ocasión del Año de la Misericordia, la Pastoral Bíblica Diocesana de Catamarca propone un curso que profundizará y analizará la Misericordia de Dios en la Biblia, a cargo del Delegado Episcopal de la Animación Bíblica de la Pastoral, Pbro. Oscar Tapia. Está destinado a todas las personas de buena voluntad que quieran reconocer la misericordia de Dios para volcarla a los hermanos.
El mismo se desarrollará los días 13 al 15 de abril, en el salón auditorio del Centro Educativo y Cultural Diocesano Virgen del Valle (antiguo Seminario) entre las 20.00 y 22.00. Se dará certificado a quien lo solicite, por eso se ruega que informen sus datos con anticipación en la sede de la Delegación, Obispado de Catamarca, San Martín 655, teléfono 4422003, de lunes a viernes, entre las 9.00 y las 12.00.

Desde la Pastoral Bíblica consideran oportuno recordar las recomendaciones de Misericordiae Vultus, Bula de Convocatoria del Jubileo Extraordinario de la Misericordia que el Papa Francisco dedica a cuantos lean la Carta y a quienes saluda de esta manera: “Gracia, misericordia y paz, las que nos expresan en su punto 1: Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su culmen en Jesús de Nazaret. El Padre, «rico en misericordia» (Ef 2,4), después de haber revelado su nombre a Moisés como «Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira, y pródigo en amor y fidelidad» (Ex34,6) no ha cesado de dar a conocer en varios modos y en tantos momentos de la historia su naturaleza divina. En la «plenitud del tiempo» (Gal 4,4), cuando todo estaba dispuesto según su plan de salvación, Él envió a su Hijo nacido de la Virgen María para revelarnos de manera definitiva su amor. Quien lo ve a Él ve al Padre (cfr Jn 14,9). Jesús de Nazaret con su palabra, con sus gestos y con toda su persona [1] revela la misericordia de Dios; y la del inicio del punto 2: Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia.