Con la tradicional Bajada de
la Sagrada Imagen de la Virgen del Valle, dieron inicio las fiestas en honor a
la Patrona de Catamarca, en el marco del Año de la Formación de los Discípulos
Misioneros, primero del trienio de preparación para la celebración del Jubileo
por los 400 años del hallazgo de la Sagrada Imagen en la Gruta de Choya. La
ceremonia se llevó a cabo en la tarde del miércoles 29 de noviembre, cuando la
Imagen cuatro veces centenaria descendió en brazos del Obispo Diocesano, Mons.
Luis Urbanč, y escoltada por sacerdotes del clero diocesano, desde el Camarín
hasta el Presbiterio, donde fue colocada en la urna festiva, ante una multitud
de fieles que colmó el Santuario Mariano y la saludó con los pañuelos en alto,
vivas, aplausos
y rostros emocionados.
Participaron la Gobernadora
de Catamarca, Dra. Lucía Corpacci, acompañada por miembros de su Gabinete, autoridades
legislativas y judiciales, entre otras.
En el momento de su
reflexión, Mons. Urbanč expresó que “a partir del 8 de diciembre, solemnidad de
la Inmaculada Concepción, iniciaremos el segundo año de preparación para
celebrar el Jubileo por los 400 años del hallazgo de esta sagrada imagen, que
veneramos con pluriformes sentimientos y razones. Y fijaremos nuestra atención
en los modos y contenidos de nuestra devoción a Jesucristo, la Virgen María,
los ángeles, los santos y nuestros difuntos; a esto suele llamarse ‘Piedad
Popular’”.
“Para ambientarnos en esta
temática he elegido el texto de san Lucas 18,9-14, (el fariseo y
el publicano
en el templo) que nos ayudará a procurar las disposiciones interiores con las
que debemos presentarnos ante Dios a la hora de rendirle nuestro culto, nuestra
adoración y nuestra gratitud porque Él no se cansa de buscarnos y perdonarnos
por medio de su amado Hijo”, indicó, y luego de desarrollar este pasaje,
manifestó que “con esta parábola pretendo que tomemos conciencia acerca de cómo
vivimos nuestra referencia cultual a Dios y nuestras expresiones de piedad”.
Asimismo, dijo que “estamos
ante un acontecimiento que se repite dos veces al año y que no pocos se esmeran
por participar de él. Cabe, entonces, que nos preguntemos con qué disposiciones
interiores nos acercamos”, y clamó “a la Pura y Limpia Concepción, presente en
esta sagrada imagen, que nos siga orientando por el camino de la verdad, el
buen obrar y el servicio a los más necesitados, para encaminarnos decididamente
hacia el Jubileo del año 2020, que ya fue declarado Año Mariano Nacional y en
el que seremos anfitriones del IV Congreso Mariano Nacional”.
Además, comentó que “en
abril de 2018, durante el septenario, se llevará a cabo el ‘Primer Encuentro
Regional de Sacerdotes del NOA’. Es por esto, y por todo lo que tus devotos y
peregrinos tienen en su corazón, que pongo en tu corazón de Madre todo lo que
necesitamos, según los designios de Dios, para que nos lo consigas con tu
intercesión. Muchas gracias, querida Mamá Achachita, por estar siempre y
escucharnos”.
Luego del mensaje, comenzó
el rezo del Novenario.
Los actos litúrgicos
continuarán a las 21.00, con la misa en la que rendirán su homenaje los medios
de comunicación social.
TEXTO
COMPLETO DEL MENSAJE
Queridos devotos y
peregrinos:
Nuevamente nos encontramos
congregados a los pies de nuestra Madre Celestial. Ella no se cansa de
convocarnos y nosotros tratamos de responder filialmente a su llamado maternal.
Bienvenidos a esta solemne Bajada de la cuatro veces centenaria imagen de la
Pura y Limpia Concepción del Valle. ¡Viva la Virgen del Valle!
A partir del 8 de Diciembre,
solemnidad de la Inmaculada Concepción, iniciaremos el
segundo año de
preparación para celebrar el jubileo por los 400 años del hallazgo de esta
sagrada imagen, que veneramos con pluriformes sentimientos y razones. Y
fijaremos nuestra atención en los modos y contenidos de nuestra devoción a Jesucristo,
la Virgen María, los ángeles, los santos y nuestros difuntos; a esto suele
llamarse ‘Piedad Popular’.
Para ambientarnos en esta
temática he elegido el texto de san Lucas 18,9-14, (el fariseo y el publicano
en el templo) que nos ayudará a procurar las disposiciones interiores con las
que debemos presentarnos ante Dios a la hora de rendirle nuestro culto, nuestra
adoración y nuestra gratitud porque Él no se cansa de buscarnos y perdonarnos
por medio de su amado Hijo.
Pongamos la mirada en cada
uno de los personajes: el fariseo, miembro de una secta puritana contemporánea
a Jesús, que se consideraban buenos, justos ante Dios y mejores que las otras
personas debido a sus buenas obras y, por lo mismo, menospreciaban a los demás;
para peor de males, no se reconocían pecadores, ni necesitados de la
misericordia de Dios: ‘oh Dios, te doy gracias, que no soy como los otros
hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni como este publicano. Ayuno dos veces
a la semana, doy diezmos de todo lo que poseo’ (Lc 18,11-12). El fariseo va al
templo, no porque sienta que es un pecador que necesita perdón, sino porque se
cree justo, y espera ganar alabanzas. Considera su culto como un acto de mérito
que lo recomendará a Dios y para que la gente tenga un alto concepto de su piedad.
Espera asegurarse el favor de Dios y del hombre. Su culto es interesado.
El publicano, por ser un
cobrador de impuestos para el imperio romano, era odiado por los demás, máxime
que les recordaba que habían perdido su independencia. Estos funcionarios judíos
no sólo se enriquecían a expensas del pueblo, sino que, por aceptar este cargo
de mano de los romanos eran considerados como traidores de la nación y
apóstatas.
Por tanto, a los ojos de la
gente, el Fariseo era un hombre bueno y justo, mientras que el Publicano era la
peor lacra de la sociedad. Sin embargo, Dios da una sentencia a estos dos
hombres: El Fariseo no es justificado, en cambio sí el Publicano (cf. Lc
18,14)… ¿Por qué? Porque el Fariseo no se acusaba de pecado alguno y porque los
que se creen sanos y ricos en gracia no tienen necesidad de la misericordia de
Dios (cf. Lc 4,18; 5,31).
El resultado de esta
sentencia divina no es dada en base al estado de ser de estas personas, pues
ambas son exactamente igualmente pecadores ante Dios. Pero la diferencia radica
en la opinión que tienen de sí mismos. Por eso, lo que debemos comprender de
esta parábola es que todos estamos al mismo nivel de pecadores ante Dios. Nadie
es justo ante Él. La diferencia está en la apreciación que hacemos de nosotros
mismos: *o me considero a mí mismo bueno y justo, *o me considero a mí mismo
malo y pecador.
Con esta parábola pretendo
que tomemos conciencia acerca de cómo vivimos nuestra referencia cultual a Dios
y nuestras expresiones de piedad.
Estamos ante un acontecimiento
que se repite dos veces al año y que no pocos se esmeran por participar de él.
Cabe, entonces, que nos preguntemos con qué disposiciones interiores nos
acercamos: ¿vengo para que la gente me vea? ¿vengo sólo por cumplir? ¿vengo por
una mera tradición familiar? ¿vengo porque procuro tener un punto a favor de
parte de Dios? ¿vengo porque debo cumplir un promesa? O ¿vengo porque amo a
Dios y a la Virgen María que me dejó como Madre? ¿vengo para agradecer las
incontables bendiciones recibidas por intercesión de la Madre celestial? ¿vengo
porque quiero cambiar mi vida y seguir el ejemplo de docilidad a Dios que veo
en la Santísima Virgen María? ¿vengo para liberarme de larvadas supersticiones
que se metieron en mi vida, a fin de confiar sólo en el poder, amor y fidelidad
de mi Buen Padre, Dios? O ¿vengo como un dolido y arrepentido penitente a
implorar el perdón de Dios y dispuesto a llevar en adelante una vida en
sintonía con la enseñanzas de Jesús?
En fin, queridos hermanos,
en nombre de ustedes y mío le clamo a la Pura y Limpia Concepción, presente en
esta sagrada imagen, que nos siga orientando por el camino de la verdad, el
buen obrar y el servicio a los más necesitados, para encaminarnos decididamente
hacia el jubileo del año 2020, que ya fue declarado ‘Año Mariano Nacional’ y en
el que seremos anfitriones del ‘IV Congreso Mariano Nacional’. Además, en abril
de 2018, durante el septenario, se llevará a cabo el ‘Primer Encuentro Regional
de Sacerdotes del NOA’. Es por esto, y por todo lo que tus devotos y peregrinos
tienen en su corazón, que pongo en tu corazón de Madre todo lo que necesitamos,
según los designios de Dios, para que nos lo consigas con tu intercesión.
Muchas gracias, querida Mamá Achachita, por estar siempre y escucharnos.
¡¡¡Viva la Virgen del Valle!!!