Reflexión del Obispo en la IV Jornada Mundial de los Pobres
Queridos hermanos catamarqueños:
Celebramos
hoy la IV Jornada Mundial de los Pobres, quienes ocupan un lugar preferencial
en la predicación de Jesucristo, ya que Él optó por una vida pobre entre los
pobres, precisamente para darnos el ejemplo de que sólo por esta vía, o sea, en
la cercanía y cuidado del pobre, tendremos acceso al Reino de los Cielos.
El
Papa Francisco en su mensaje nos propuso como lema la enseñanza del libro del
Eclesiástico: “Tiende tu mano al pobre” (Eclo 7,32). Y diciéndonos que “La antigua sabiduría ha formulado
estas palabras como un código sagrado a seguir en la vida. Hoy resuenan con
todo su significado para ayudarnos también a nosotros a poner nuestra mirada en
lo esencial y a superar las barreras de la indiferencia. La pobreza siempre
asume rostros diferentes, que requieren una atención especial en cada situación
particular; en cada una de ellas podemos encontrar a Jesús, el Señor, que nos
reveló estar presente en sus hermanos más débiles (cf. Mt 25,40)”.
También
afirma que: “La oración a Dios y la solidaridad con los pobres y los que
sufren son inseparables. Para celebrar un culto que sea agradable a Dios, es
necesario reconocer que toda persona, incluso la más indigente y despreciada,
lleva impresa en sí la imagen de Dios. De tal atención deriva el don de la bendición
divina, atraída por la generosidad que se practica hacia el pobre. Por lo
tanto, el tiempo que se dedica a la oración nunca puede convertirse en una
coartada para descuidar al prójimo necesitado; sino todo lo contrario: la
bendición del Señor desciende sobre nosotros y la oración logra su propósito
cuando va acompañada del servicio a los pobres”.
Por
tanto, los invito a que hoy recemos y nos acerquemos a rezar junto al hermano
más necesitado. Compartamos nuestro tiempo con él, acudamos a sus necesidades,
cualesquiera sean, y sepamos que se lo hacemos al mismo Jesús, ya que él
aseveró: ‘Cada vez que lo hicieron con el más pequeño de estos mis
hermanos, a mí me lo hicieron’ (Mt 25,40).
Mons. Luis Urbanc
8° Obispo de Catamarca