“Mi
confianza y mi esperanza están puestas más en
la gracia de Dios que en mis pobres cualidades”
En
la madrugada de este sábado 26 de junio de 2021 se conoció la noticia de la
designación, por parte del Papa Francisco, del Pbro. José Antonio Díaz -actual
párroco de Andalgalá- como nuevo obispo de la Diócesis de Concepción, en
Tucumán. Inmediatamente se viralizó el anuncio, que fue recibido con gran
alegría por tantas personas que lo conocen y lo quieren. Para la comunidad creyente es una buena noticia en
este año dedicado a San José - su Patrono- y a Fray Mamerto Esquiú, quien
próximamente será proclamado beato.
La
novedad ameritaba una entrevista con el sacerdote tucumano de nacimiento y
catamarqueño por adopción, que fue realizada en la misma mañana del sábado.
Transcribimos
a continuación ese diálogo que estuvo matizado con risas y cálidas evocaciones,
como por ejemplo que en el descubrimiento de su vocación sacerdotal fue clave el recordado padre Gerardo Denett.
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¿Cómo
recibió la noticia?
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La recibí primero con sorpresa, con
confianza, sobre todo pensando en lo que Dios puede dar a través de mí. Mi
confianza y mi esperanza están puestas más en la gracia de Dios que en mis
pobres cualidades, porque en realidad el ministerio episcopal es tan exigente
que sin dudas mis recursos humanos no alcanzan, eso hasta para todo cristiano,
pero más aún para un obispo. Y uno crece en la esperanza, porque va constatando
a lo largo de la vida que Dios siempre estuvo presente, tanto en los momentos
de alegría como en los momentos de dolor. Por eso quise entregarle mi vida de
vuelta y pedirle a Dios que me auxilie con su gracia y que, como la Virgen, se
haga en mí lo que Él disponga. Lo recibí con esa actitud.
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¿Eclesialmente
qué significa la misión del obispo?
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El Sacramento del Orden, que tiene su
plenitud en el episcopado, está al servicio del pueblo de Dios. El diácono, el
sacerdote, el obispo, están para construir la unidad; para luchar y trabajar,
defender la verdad, santificar al pueblo de Dios, guiarlo, pastorearlo,
conducirlo, acompañarlo, caminar junto con la gente, no sólo delante para
marcar el camino, también atrás para que ninguno se quede rezagado, y también
en el medio, acompañando al pueblo, escuchando no sólo a Dios sino escuchando
al pueblo que va hablando y expresando sus necesidades concretas.
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La
Diócesis de Concepción es su lugar de origen, como oriundo de La Cocha, ¿tiene
algún significado especial esto para usted?
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Para
mí tiene un significado muy especial porque sin duda que uno vuelve a la
infancia, a la adolescencia, recuerda las experiencias vividas. De La Cocha
salimos dos consagrados, una religiosa, Yudith Gómez, y yo de esa época. Volver
la mirada sobre ese inicio de mi vida, es como volver a recordar la experiencia
de la cultura, de la sociedad tucumana, y reinsertarme en eso va a ser todo un
aprendizaje, volver a recordar los encuentros que teníamos en la escuela, los
amigos, recrear toda la vida de la infancia, porque yo me vine a Catamarca
siendo adolescente, me despedí un poco de La Cocha y me inserté más en
Catamarca, sobre todo a los pies de la Virgen del Valle, que ha sido la
devoción que ha marcado mi vida, por eso me quedé acá, por la Virgen. Y todos
estos años que he vivido han sido puestos al servicio de la diócesis y al
servicio de la Virgen, para mí ha sido altamente enriquecedor. Es una de las
razones por las que dije que sí. Ha sido tanto lo que he recibido de Dios y de
la Iglesia, que cómo puedo decir que no a un pedido por más que parezca muy
difícil.
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Su
predecesor, Mons. Melitón Chávez, también fue su compañero en el Seminario, su
amigo, esto debe tener un significado muy especial…
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Mucho, mucho, porque hemos tenido la gracia
de compartir en enero con él y el padre Julio Murúa, momentos muy gratos de
estudio, de oración, de diálogo, de charlas y él siempre me estuvo diciendo que
no me achique el día que me ofrezcan el
episcopado porque hace falta… Él siempre estuvo acompañándonos a los compañeros
del Seminario. Fue muy buen obispo. Había impactado muy fuerte con su carisma,
tanto en los sacerdotes como en el pueblo. Doy gracias que él haya estado antes
porque sin dudas que ha dejado una marca profunda en la comunidad de
Concepción. Ayer se ha cumplido un mes de su fallecimiento. A mí me asombró la
rapidez con la que se nombró un obispo sucesor de Melitón. Él también debe
haber estado haciendo sus gestiones por allá (dicho con un tono risueño y afectuoso).
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¿Qué
conoce del clero y de la realidad en general de la Diócesis de Concepción?
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En realidad ahora me estoy interiorizando.
Conozco la idiosincrasia de los pueblos. El pueblo tucumano es muy rico en
valores y en fe. Lo he podido vivir no sólo allá, sino también acá en Catamarca
cuando ellos venían. Mientras estuve diez años en la Catedral pude contabilizar
que la mayor cantidad de peregrinos son de Tucumán. Quizás por la cercanía,
pero es la devoción permanente a la Virgen del Valle. La devoción a la Virgen
del Valle es muy fuerte en todo Tucumán, pero sobre todo en el sur tucumano.
Tengo la mejor referencia. Los iré conociendo más de cerca a medida que pase el
tiempo. Por ahora solamente les pido que me acepten y que me ayuden.
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Usted
tuvo distintas funciones en la iglesia, últimamente siendo Vicario de Pastoral,
Rector de la Catedral sirviendo a la Virgen y trabajó en el Consejo Episcopal
Latinoamericano (CELAM) en la preparación y realización de la Conferencia de
Aparecida en Brasil… Este bagaje, de qué manera le va a servir en la nueva
misión.
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La experiencia en el CELAM me abrió mucho los
ojos, el oído, el corazón, porque me hizo ver que la Iglesia no se acaba en
Catamarca. He podido abrir mi experiencia a toda Latinoamérica y el mundo,
porque la verdad es que el trabajo del CELAM me conectó también con otros
países, tuve encuentros en países de Europa. Eso me llevó a abrir el corazón y
a descubrir la Iglesia más de cerca en su condición humana y, sobre todo, cómo
Dios conduce a su Iglesia en la enorme diversidad que hay, no sólo de culturas,
sino de comunidades, concepciones eclesiales, formas de ver y de vivir la fe.
Eso me ha servido muchísimo y seguramente me va a ayudar en esta nueva tarea.
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Aunque
es muy pronto para preguntar, está la inquietud de saber cuál será la impronta
de su episcopado.
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El episcopado, como gracia de Dios, es
siempre la misma. Es Dios mismo en Jesucristo el que te marca. La primera
impronta es la Persona de Jesús, la identificación con Él es la clave para el
ejercicio del ministerio sacerdotal y también episcopal. Por otro lado, el momento
que vive la Iglesia bajo el episcopado del Papa Francisco va a ser una
impronta: su magisterio, sus documentos, sus prioridades, su estilo, su forma.
Porque yo no puedo vivir mi episcopado al margen del pontificado del Papa
Francisco. Es un punto de inflexión tan notable el que está viviendo en estos
momentos la Iglesia… Y, por otro lado, la situación social, económica,
política, cultural a nivel internacional… la pandemia. La Iglesia tiene que ser,
como decía el Papa, como un hospital de campaña. Hay que salir a buscar a los
heridos, sanarlos, ayudarlos. Todo eso, en una fuerte invitación del Papa a una
Iglesia en estado de sinodalidad, de escucha. Ahora también se ha lanzado un
período de escucha previo a la Asamblea Eclesial Latinoamericana. Eso también
va a marcar mi episcopado porque, sin dudas, tenemos que hacer de la Iglesia,
una Iglesia que escuche, que vuelva a entender las situaciones en el contexto
en el que vive la gente y que la respuesta sea de acuerdo a la situación que se
vive, no en base a lo que uno se imagina.
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¿Todavía
es muy temprano para hablar de su escudo episcopal?
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(Se ríe) Cierto que hay que tener un escudo
episcopal!. Todavía no me lo he planteado. Es muy significativo, sin dudas. Nuestro
lema como sacerdote era, con el padre
Julio Murúa, “La Caridad de Cristo nos
apremia”. No sé si quedará ése, pero con esa idea iniciamos nuestro
ministerio.
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¿Tiene
ya alguna información de cuándo será su ordenación episcopal y la toma de
posesión de la Diócesis?
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Tenemos que hablar con Mons. Luis (Urbanc)
para ver cuándo puede ser. Sí tengo definido que la consagración va a ser en la
Catedral de Catamarca, a los pies de la Virgen, pero todavía la fecha no la sé.
Y la toma de posesión será después de la ordenación.
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¿Qué
significó la Virgen en su advocación del Valle en su vida?
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La Virgen prácticamente definió mi vocación y
mi inserción en la Diócesis de Catamarca, por mi devoción a Ella y por su
protección. Me ha acompañado en momentos de alegría y en momentos de dolor. La
llevo muy cerca y sé que estoy muy cerca de Ella.
Al final de la charla expresó
su agradecimiento al clero, religiosos, religiosas y laicos y en particular “al
padre Denett que ha sido quien nos invitó a un campamento vocacional en el año
1974, que es ahí cuando termino de decidir ingresar al Seminario Menor”. También
mencionó a Mons. Mario Cargnello, “quien me acompañó a partir del año 1975,
después que ingresé al Seminario Menor. Lo habían ordenado Diácono, estaba en
el Seminario y me acompañó desde entonces”. Asimismo, recordó al padre Julio
Murúa “con el cual hemos caminado desde chicos, al padre Salvador Acevedo con
quien nos conocimos también apenas ingresamos en el Seminario, y, por supuesto,
el mayor agradecimiento para la Virgen del Valle que me amparó, que me acompañó
durante todo este tiempo”.
Oficina de Prensa
Obispado de Catamarca