El Obispo, quien no pudo presidir las festividades por encontrarse enfermo, envió un mensaje en el que exhorta a quienes participaron a “que se lleven el compromiso de ser verdaderos testigos de Cristo Resucitado, impregnando cada jornada con las enseñanzas del Evangelio”.
Durante la soleada tarde de
este domingo 4 de mayo, los catamarqueños junto a miles de peregrinos vivieron
el cierre del Septenario en honor de Nuestra Señora del Valle, celebrando los
134 años de su Coronación Pontificia.
Las celebraciones se desarrollaron
en un clima especial a raíz del fallecimiento del Papa Francisco y sin la presencia
de nuestro obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč,
debido a problemas de salud, aunque estuvo junto al pueblo de Dios congregado
en esta manifestación de fe mariana, a través de su saludo final y siguiendo la
transmisión en vivo desde la capilla de la sede episcopal.
El tema central de las jornadas
marianas versó sobre el “Año Jubilar: tiempo de gracia y renovación espiritual”,
y su lema: “Peregrinos de esperanza”, a tono con este Año Santo convocado por el
Papa Francisco.
Los actos se iniciaron con la
llegada de las imágenes de la Virgen Morena y del Beato Mamerto Esquiú al Paseo
General Navarro, más conocido como La Alameda, que fueron ubicadas en la
intersección de avenida Virgen del Valle y calle República, enfrente de la
Corona gigantesca que recuerda el histórico acontecimiento de la Coronación de
la Sagrada Imagen, ocurrido el 12 de abril de 1891.
En este punto, la Reina del
Valle recibió el saludo de las 57 delegaciones de peregrinos e instituciones civiles
y eclesiales locales, que hicieron su pasada portando banderas, carteles, imágenes
sagradas, algunas con sus coloridos misachicos.
Una vez completado el desplazamiento
de los grupos, se inició la marcha procesional con la Madre Morena, precedida
por la imagen del Beato Esquiú, sacerdotes del clero catamarqueño, entre ellos el
vicario general de la diócesis, Pbro. Julio Murúa, junto con el rector del
Santuario Catedral, Pbro. Juan Ramón Cabrera, y otros visitantes; religiosos y
religiosas y los devotos y peregrinos.
Participaron autoridades provinciales
y municipales, encabezadas por el gobernador, Lic. Raúl Jalil, y el intendente
de Capital, Dr. Gustavo Saadi, respectivamente, legislativas nacionales y provinciales,
judiciales y de las fuerzas de seguridad, entre otras.
Durante el trayecto se desgranaron
los misterios del Santo Rosario intercalados con reflexiones y cantos.
Ya en el Paseo de la Fe, las
campanas echaron a vuelo anunciando la llegada de nuestra amada Madre, mientras
los sones de la Banda de Música marcaban con fuerza este momento y los
corazones palpitaban ante tan amorosa presencia.
El padre Murúa leyó el saludo
final enviado por Mons. Urbanč, en
el que expresa: “Por medio de estas líneas me
llego y uno a todos ustedes al concluir los homenajes a Nuestra Señora del
Valle, con solemne procesión, con ocasión del 134° aniversario de la Coronación
Pontificia de la sagrada Imagen que con tanto cariño, respeto y amor veneramos
en nuestro suelo catamarqueño”.
“Por disposición divina -continúa-,
no he podido presidir personalmente las distintas celebraciones ya que la
enfermedad no me lo permitió, pero las he vivido con la oración y la
celebración eucarística en la casa episcopal. Las campanas que se tocaron me
llenaron el corazón de alegría, ya que ellas nos convocan a la fiesta y a la
gratitud a Dios por tantos favores recibidos cada día de nuestro peregrinar en
esperanza”.
“Quiera el Señor, por los
ruegos de su santa Madre, enriquecernos con sus dones celestiales a fin de que
seamos siempre testigos de su Resurrección, viviendo como resucitados y
misioneros de su misericordia divina, que tanto necesita nuestro mundo, tan
descreído, materializado, individualista, sin horizonte y encandilado por lo
fugaz”, manifiesta.
Dirigiéndose a los peregrinos les
desea “un feliz regreso y que encuentren a sus familiares, amigos y vecinos en
paz y deseosos de renovar la fe y dispuestos a los cambios profundos que deban
darse en sus vidas”.
A la Madre le implora: “A Ti,
Pura y Limpia Concepción del Valle, dirijo mi plegaria junto a tantos
peregrinos que te visitaron y visitan para implorar, a tus divinas plantas, el
abrazo paterno de Dios y la sanación de nuestros males corporales, espirituales
y sociales”.
Por
el Papa Francisco
En este punto hace memoria del
Santo Padre: “Antes que nada, te pido que tengas a tu lado al Papa Francisco,
quien ha sido un fiel devoto tuyo. Y que ilumines a los cardenales en la
elección del nuevo sumo pontífice para que guíe a la Iglesia según el Corazón
de tu Hijo Jesús”.
También pide “que vuelvas tu
mirada sobre nuestras familias, para que sean verdaderas ‘iglesias domésticas’
donde la plegaria se eleve diariamente, la Palabra de Dios se medite y la
Gracia santificante impregne el vivir de todos. Protege a nuestra niñez y
juventud para que sus corazones estén abrazados por el amor de Dios y
correspondan a ese amor con fidelidad, alegría y compromiso cristiano”.
También ruega: “Acompaña a
nuestros adultos en sus tareas cotidianas para que todo lo hagan con amor,
competencia, responsabilidad y perseverancia en el buen obrar. Que sean
conscientes de la importancia que tiene el ejemplo a la hora de educar a las
generaciones jóvenes. Que sean coherentes con la fe recibida en el bautismo,
sabiendo que han de dar cuenta a Dios de sus actos, de lo que han hecho y de lo
que han dejado de hacer. Que los ancianos y enfermos se sientan queridos,
respetados, escuchados y valorados. Que dejen de padecer soledad, abandono y
desprecio”.
Asimismo, pide “por todas las
autoridades civiles, de gobierno, judiciales y legislativas, para que vivan a
fondo la fe que profesan y la expresen obrando de acuerdo con las enseñanzas
del Evangelio, pues sólo así habrá verdadera justicia social, fraternidad,
igualdad de oportunidades para todos, sana educación, promoción del trabajo
digno, erradicación de la violencia, cuidado de la salud de todos y paz
verdadera”.
En otro tramo implora a la Virgen
“que nos liberes del flagelo de las drogas, que tanto estrago causan entre los
más frágiles. Ilumina las mentes y sensibiliza los corazones de los que
impunemente y sin cargo de conciencia comercian los estupefacientes, con lo
cual agravan día a día el tejido social, destruyendo los vínculos familiares y
comunitarios. Que los seres humanos comprendamos que no todo comercio es
legítimo. Que sigamos una conducta moral basada en el cuidado y respeto de la
dignidad humana. ¡Que nos demos cuenta, que no todo es dinero!”.
Por último, eleva su petición
a la Virgen para “que cada uno de los que participó en estos días del
septenario, rezando el Rosario, tan recomendado por Ti, participando de las
Misas, recurriendo al sacramento de la Reconciliación, peregrinando para pasar
por las puertas santas jubilares y ahora haber caminado detrás de tu sagrada
imagen, se lleven el compromiso de ser verdaderos testigos de Cristo
Resucitado, impregnando cada jornada con las enseñanzas del Evangelio… ¡Sí,
Madre, que así sea!”.
“Hasta pronto, queridos
devotos y peregrinos… Gracias por sus oraciones por mi salud”, expresa el Obispo
al final de su mensaje, que cierra con vivas a la Virgen del Valle y a sus devotos
y peregrinos.
Seguidamente, se entonaron las
estrofas del Himno Nacional Argentino y el Himno a Catamarca, interpretados por
la Banda de Música de la Policía de la Provincia.
Luego del izamiento de la
Bandera, el vicario general impartió la bendición a todos los presentes y a quienes
siguieron la transmisión de la ceremonia por las redes sociales y los medios de
comunicación.
Entre vivas, pañuelos al aire
y corazones repletos de amor, la Reina del Valle volvió al Camarín donde recibe
el cariño de sus hijos a lo largo de todo el año.
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Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat