20 abril 2014

Mensaje del Obispo de Catamarca

“Que la Pascua de Resurrección se traduzca en un mayor
compromiso con la transformación de la realidad”

Queridos Catamarqueños:

                Acabamos de culminar la Semana más grande del año, ya que durante estos días nuestras mentes y nuestros corazones se posaron, maravillados y agradecidos, sobre la persona de Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, quien nos reveló el Amor que Dios nos tiene por medio de su MUERTE en cruz y su RESURRECCIÓN, en orden a liberarnos de la esclavitud del pecado y para hacernos partícipes de la misma vida divina en calidad de hijos e hijas de Dios.
            Es por ello que les deseo abundantes bendiciones del cielo para que internalicen este misterio de nuestra fe que acabamos de vivir y lo traduzcan en un mayor compromiso con la transformación de la realidad en base a las autorizadas enseñanzas que nos dejó nuestro Salvador, tanto en la Biblia, como en el depósito de la Fe, custodiado, interpretado y enseñado por nuestra Madre la Iglesia, de la que somos miembros por el bautismo.
            El próximo Sábado iniciaremos el septenario en honor a nuestra celestial Reina, la Virgen del Valle. Acerquémonos a honrarla y a pedirle que nos ayude a vivir como resucitados, como nuevas creaturas, para asumir con alegría y responsabilidad la Misión Diocesana Permanente, especialmente, la prioridad pastoral de este año que son nuestros Niños y Adolescentes. Puesto que si creemos que Jesucristo Resucitado es Camino, Verdad y Vida (cf. Jn 14,6), tenemos la razón suficiente para poner lo mejor de nosotros mismos en la delicadísima e indelegable tarea de cuidar, educar y formar a nuestros Niños y Adolescentes con los valores evangélicos, que tienen derecho de conocer, apreciar y disfrutar desde el día del bautismo.
            El domingo 27, octava de Pascua y día de la Divina Misericordia, el Papa Francisco canonizará a Juan Pablo II y Juan XXIII; encomendemos a ellos nuestras preocupaciones y proyectos, a fin de que seamos fieles a Dios como lo fueron ellos y fructifiquemos en actitudes y acciones sólidas y duraderas.
            De todo corazón deseo para cada uno de ustedes que vivan de ahora en más como verdaderos resucitados, ya que Cristo ha vencido a la muerte y al pecado con su victoriosa Resurrección.   ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!

Mons. Luis Urbanc

8° Obispo de Catamarca