“En María descubrimos a la que fue capaz de compartir, de poner su vida al servicio de la humanidad”, dijo Mons. Ferrari, obispo auxiliar de Tucumán.
Durante la noche del viernes 2
de mayo, sexto día del Septenario en honor de Nuestra Madre del Valle,
rindieron su homenaje los jóvenes y la Pastoral Vocacional, con la presencia de
representantes del NOA, quienes se encuentran participando de un encuentro en
nuestra ciudad capital.
La Santa Misa fue presidida
por Mons. Roberto Ferrari, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Tucumán y
referente de la Pastoral Vocacional en la Región, y concelebrada por sacerdotes
de nuestra diócesis, entre ellos el rector del Santuario Catedral, padre Juan
Ramón Cabrera, y el padre Diego Manzaraz, responsable diocesano de la Pastoral
Vocacional, y otros presbíteros visitantes.
Los alumbrantes celebraron
esta Eucaristía a los pies de la Madre Morena en un clima de mucha alegría, exhibiendo
carteles y pancartas identificatorias, y participando en los distintos momentos
de la Liturgia.
En su homilía, Mons. Ferrari
comentó: “Aquí estamos representantes de todas las diócesis del Noroeste
haciendo un encuentro vocacional, y la tenemos a Nuestra Madre del Valle como
la Patrona de todo nuestro NOA. Qué hermoso que podamos estar aquí como región
a los pies de la Madre, pidiendo, rezando por las vocaciones”.
También le dio la bienvenida a
los peregrinos y a los catamarqueños, expresando: “Qué lindo que celebremos a
la Madre con todos estos peregrinos que nos visitan, cada uno con sus cosas en
el corazón que vienen a pedirle a la Madre del Valle”.
“Hoy -continuó- hay una
intención muy especial, porque es el día en que los jóvenes le rinden su
homenaje a la Virgen. Por eso en esta Misa están jóvenes de la Pastoral Juvenil
en sus distintas áreas de Catamarca, la Pastoral Educativa, los colegios, hay
alumnos, docentes, directivos, no docentes, familias de alumnos; y estamos los
que representamos a la Pastoral Vocacional del NOA, que trabajamos por las
vocaciones a la vida matrimonial, a la vida religiosa, a la vida laical, a la
vida sacerdotal. Todo eso encierra nuestra tarea vocacional”.
Luego reflexionó en torno al
Evangelio referido a la multiplicación de los panes, manifestando que “para marcar
estas intenciones, tenemos que partir del Evangelio de hoy, y quisiera detenerme
un poquito al comienzo cuando se preguntan qué vamos a hacer con tanta gente y
aparece un niño que tiene cinco panes y dos pescados. Me gustaría imaginarme que
era un niño grandecito, tal vez un adolescente. Quisiera preguntarme qué
buscaba ese niño, qué habrá ido a hacer allí, qué necesidad habrá tenido... Habrá
escuchado de Jesús y lo quería conocer. Vaya a saber lo que tenía en el corazón
este niño, lo cierto es que la mamá, por las dudas tenga hambre, le habrá puesto
en una bolsita cinco panes y dos pescados”.
Siguiendo con la línea de su
reflexión señaló que “en la multitud”, los discípulos “decían: ‘El Maestro
necesita comida para toda la gente’. Y habrá dicho: ‘Ésta es mi oportunidad, a
lo mejor termino comiendo yo solo con Él, le abro el corazón’; fue y se
ofreció. Y Jesús, con eso pequeñito de este niño hace este milagro maravilloso,
enorme. Puso algo que tenía para él y lo compartió”.
Luego apuntó que “nosotros
también en este día traemos algo para presentarle a la Madre, para pedirle que
interceda ante Jesús… como este joven que salió de su casa porque había algo
que Jesús le iba a solucionar, le iba a responder con sus palabras. Entonces,
lo primero es que hagamos presente en la memoria, en el corazón, eso que
traemos en esta noche; eso que tenemos en el corazón, estos son mis cinco panes
y mis dos pescados, estos son mis talentos, mis dones, ésta es la preocupación
que tengo. Lo tengamos muy presente en la Misa para que Jesús lo transforme,
para que haga el milagro, para que lo multiplique”.
La
misión de María
Más adelante se refirió a la
Virgen María, expresando: “Ustedes saben que una vez a una chica le pasó algo
parecido; una chica que andaba con todos sus proyectos de felicidad, de familia,
de noviazgo, y un día descubrió que Dios le pedía otra cosa. La Virgen es esa jovencita
a quien Dios le dice que la necesitaba para algo grande y, al igual que el niño
del Evangelio, si bien no andaba con los cinco panes y los dos pecados, le dijo:
‘Aquí estoy. Yo soy la servidora del Señor’”.
Entonces se preguntó: “¿Qué
tiene María de grande? Tiene su vida, una vida que pensaba para otra cosa y se
la ofrece al Señor. Y así como con los cinco panes y los dos pecados, Jesús
hace este milagro de dar de comer a tanta gente, con el corazón abierto de
María, con su vida disponible y entregada, Dios nos regala a Jesucristo, al
Hijo de Dios, a nuestro Salvador, mucho más de lo que ella tenía en sus planes.
Por eso en María también descubrimos a la que fue capaz de compartir, de poner
su vida al servicio de la humanidad y de darla como este joven o este niño del Evangelio
de hoy”.
Asimismo, resaltó que “después
de que el ángel le anuncia que iba a ser la Madre del Hijo de Dios, se pone en
camino, y poniéndose en camino empieza a darle, con quien lleva adentro, sentido
a su vida. Qué hermoso para todos nosotros, para todos los jóvenes, empezar con
Jesús adentro, ponernos en camino y darle sentido a nuestra vida, lo primero.
Lo segundo, María se pone al servicio de Isabel, porque ya estaba a punto de
dar a luz; y poniéndose al servicio de Isabel transforma la realidad dura que
ella estaba viviendo, la transforma en servicio. Y lo tercero, María,
descubriendo que todo lo que le está pasando viene de Dios, canta de alegría, su
corazón estalla de alegría”.
“Pensando en nuestros jóvenes,
que a veces están desorientados, que no saben para dónde agarrar en la vida, le
pidamos a la Madre que los ayude a abrir el corazón a Jesús, para ponerse en
camino y dar sentido a sus vidas. Que en el servicio, cada uno en su lugar,
pueda descubrir que puede cambiar este mundo, y ahí está nuestra esperanza”.
Hacia el final de su mensaje,
rogó “que Nuestra Señora del Valle, quien encarnó siendo muy jovencita todo
esto, nos conceda lo que anhelamos y hoy traemos de nuestras casas en el
corazón”.
En el momento de las ofrendas,
los jóvenes presentaron banderas representativas y las ofrendas del pan y del
vino.
Antes de la bendición final, todos
los presentes se consagraron a la Virgen del Valle y la alabaron con el canto.
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Fotos y video: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat