Durante la tarde del domingo
19 de julio, se llevó a cabo la procesión en honor de Nuestra Señora de Belén,
en el Oeste catamarqueño, marcando el cierre de las tradicionales fiestas de
invierno vividas con un sabor diferente a raíz de la pandemia.
Esta manifestación de fe,
que suele reunir a miles de devotos y peregrinos, en esta ocasión ofreció una
postal diferente, con la presencia de un reducido grupo de personas, entre
ellas el párroco, Pbro.
Javier Grosso; el Presidente del Concejo Deliberante, Miguel
Altamirano; la Directora de Empleo de la Municipalidad de Belén, Prof. Cristina
Villagra, y algunos colaboradores de la comunidad parroquial.
Los fieles en general participaron
desde sus casas, a través de la transmisión por los medios de comunicación
locales y las redes sociales de la parroquia.
La Sagrada Imagen salió del
Santuario en la
urna llevada en andas por integrantes de la Agrupación Gaucha
Virgen de Belén, y recorrió las calles que circundan la plaza principal.
Durante el trayecto se
rezaron los misterios del Santo Rosario, se elevaron súplicas y canciones que
animaron el paso de la Reina de la Cuna del Poncho, una de las advocaciones
marianas más fuertes del
territorio diocesano.
De regreso al Santuario, el
Padre Grosso agradeció a quienes colaboraron para la concreción de las
festividades, y dijo que “la Virgen es un signo de unidad y nos invita a
caminar juntos”, a la vez que llamó a “ser testigos visibles del amor de Dios,
quien eligió este lugar, Belén, para dejar a su Madre, quien nos acompaña y
protege desde su Santuario”.
Le pidió a la Virgen que
siga cuidando a todos sus hijos, especialmente a quienes sufren los efectos de
la pandemia más de cerca, en los centros de atención de la salud, en las
fronteras de cada jurisdicción.
Luego, de la bendición final,
se concretó el ingreso de la Imagen de la Virgen de Belén al Santuario, entre
el canto y la emoción de los pocos fieles presentes y aquellos que la
acompañaron desde sus hogares.