
La convocatoria tuvo una interesante respuesta, que se observó en la numerosa concurrencia y en el clima cálido y festivo vivido, a pesar del frío reinante.
La misa estuvo presidida por su párroco, el Pbro. Julio Murúa, quien en su homilía recordó los motivos de la asamblea y se refirió a la parroquia, señalando que “la misma es una estructura que hace visible la Iglesia, en la cual los discípulos de Jesús se encuentran con Él; su fe es alimentada; viven la dimensión de la fraternidad y descubren su vocación a la misión. La centralidad es la Eucaristía y la Palabra de Dios, que hace al creyente dilatar su corazón en un amor sin límites, donde los más pobres ocupan un lugar preferencial. Una parroquia muestra su vitalidad no tanto porque su edificio sea grande sino por la diversidad de ministerios y vocaciones de servicios (laicales, sacerdotales, religiosas) que en la misma van surgiendo”.
También en esta ocasión se dio apertura al tiempo de preparación de la visita pastoral que Mons. Luis Urbanč hará a fines de septiembre.
Reseña histórica
La parroquia fue creada en 1963 por Mons. Pedro Alfonso Torres Farías, siendo su primer párroco el Pbro. Daniel Zelarayán.
La sede funcionó primero, precariamente, en casas de familia; al poco tiempo inauguraron un salón propio, que funcionó como templo, hasta que en 1988 se inauguró el actual.
Por el crecimiento demográfico de la ciudad, la misma sufrió varios desmembramientos, surgiendo nuevas parroquias y se anexó hace tres años la capilla de Santa Teresita.