Camino a la Beatificación

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30 noviembre 2021

Primer día de las fiestas marianas

Los comunicadores sociales honraron a la Madre del Valle

 

“Que la Madre de Dios los sostenga en su delicada tarea social y eclesial”, rogó el Obispo a la Virgen.

 

En la primera jornada de las fiestas en honor de la Pura y Limpia Concepción del Valle, durante la noche de este lunes 29 de noviembre, rindieron su homenaje los trabajadores de los medios de comunicación social estatales, privados y eclesiales, y la Pastoral Diocesana de Comunicación Social.

La Santa Misa fue presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por sacerdotes del clero catamarqueño.

Representantes de distintos medios de comunicación locales participaron en los distintos momentos de la Liturgia, guiando la celebración, leyendo la lectura y acercando al altar las ofrendas del pan y del vino.

En la oración de los fieles, pidieron a Dios que la comunicación social haga posible la cercanía entre todos los miembros de la comunidad; que los comunicadores sociales tomen el ejemplo de nuestro Beato Mamerto Esquiú quien no concebía que la prensa “sólo reboce enojo, ira y pasiones, mientras la verdad, la justicia, lo bello y lo instructivo no hallan dónde poner un pie”.

También se elevaron súplicas por todos los difuntos, especialmente por los periodistas y demás trabajadores de los medios de comunicación que ya partieron a la Casa del Padre.

En el inicio de su homilía, Mons. Urbanc rogó por los alumbrantes, “que la Madre de Dios los sostenga en su delicada tarea social y eclesial”, expresó.

Luego mencionó “la temática propuesta por el Papa Francisco para el sínodo de los obispos del año 2023, a saber: ‘Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión’, que iremos profundizando a lo largo de los días de la novena”.

En este sentido, dijo que “no debemos dejar de lado las sabias orientaciones que nos indica el Papa. Éste, de la sinodalidad, nos está invitando a revisar nuestro modo o estilo de ser la Iglesia fundada por Cristo y animada por el Espíritu Santo”. Y se preguntó: “¿Estaremos siendo y viviendo el sueño de Jesús cuando formó a la Iglesia de su costado abierto por la lanza aquel Viernes Santo y la enviada por el Espíritu Santo en Pentecostés?”.

Y sugirió que “no respondamos apresuradamente la pregunta con un ‘sí’ o un ‘no sé’, sino que debemos tomarnos tiempo para abordarla, rezarla, dialogarla y confrontarla con la realidad, de manera que lleguemos a la verdad que debemos descubrir con la ayuda del Espíritu Santo y hacer los ajustes pertinentes, para que la única Iglesia que Jesús quiso y soñó, preste su servicio evangelizador y salvífico para el que fue creada y santificada”.

Luego invitó a que “dejémonos interpelar por el mensaje del Evangelio que acabamos de escuchar, y que no quede en una mera anécdota de las tantas curaciones obradas por Jesús. En primer lugar, tengamos la fe y el amor al prójimo del centurión romano, que no profesaba la religión de Jesús. Este pagano cree en el poder de Jesús y se ocupa de su esclavo enfermo que sufre mucho. No pide nada para él, sino para otro, y éste un esclavo, que valía tanto o menos que un animal en aquella sociedad”.

“Nosotros, como Iglesia, podemos estar siendo ese esclavo paralítico y sufriente. Roguemos a la Madre de Jesús que Ella interceda por nosotros para que seamos curados de nuestras faltas de amor, de compromiso, de ardor misionero, de ansias de santidad y de fidelidad al amor de Dios”, indicó.

Dirigiéndose a la Celestial Patrona expresó: “Querida Madre del Valle, aquí nos tienes, a tus pies, llenos de gozo y de ilusiones. Ayúdanos a tener una fe viva y auténtica, una fe que no exige, sino que agradece, una fe como la tuya, siempre dispuesta a hacer la Voluntad de Dios, sea cual fuere, una fe que nos lleve a ser constructores de una sociedad fraterna, responsable, laboriosa, servicial, cercana a los más necesitados, donde los niños y ancianos sean escuchados y amados, donde la vida sea cuidada siempre, sin preguntarnos cómo viene o qué utilidad tiene, una fe que siempre esté animada por la caridad (Gál 5,6)”.

“En este año en honor a tu esposo san José y en el año inolvidable en el que tu intercediste para que tu dilectísimo hijo catamarqueño, Mamerto Esquiú, fuera declarado Beato, te pedimos que nos ayudes a superar tantos escollos que nos dificultan como sociedad e Iglesia catamarqueña”, concluyó.

 

TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA

Queridos Devotos y Peregrinos:

Bienvenidos a esta celebración en el marco del Año de san José y de la Beatificación de fray Mamerto Esquiú.

Hoy rinden su homenaje a la Virgen del Valle trabajadores estatales, privados y eclesiales de los medios de comunicación social. Que la Madre de Dios los sostenga en su delicada tarea social y eclesial.

En este día se nos propuso centrar la atención en la temática propuesta por el Papa Francisco para el sínodo de los obispos del año 2023, a saber: “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”, que iremos profundizando a lo largo de los días de la novena.

Por cierto que no debemos dejar de lado las sabias orientaciones que nos indica el Papa. Éste, de la sinodalidad, nos está invitando a revisar nuestro modo o estilo de ser la Iglesia fundada por Cristo y animada por el Espíritu Santo. ¿Estaremos siendo y viviendo el sueño de Jesús cuando formó a la Iglesia de su costado abierto por la lanza aquel Viernes Santo y la enviada por el Espíritu Santo en Pentecostés?

No respondamos apresuradamente la pregunta con un ‘sí’ o un ‘no sé’, sino que debemos tomarnos tiempo para abordarla, rezarla, dialogarla y confrontarla con la realidad, de manera que lleguemos a la verdad que debemos descubrir con la ayuda del Espíritu Santo y hacer los ajustes pertinentes, para que la única Iglesia que Jesús quiso y soñó, preste su servicio evangelizador y salvífico para el que fue creada y santificada.

Ojalá toda la gente, de cualquier raza, pueblo, nación o cultura, viendo y experimentando el testimonio de fe de los cristianos, pudiera exclamar con las palabras de la profecía de Isaías: «Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob. Él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, la Palabra del Señor de Jerusalén. Juzgará entre las naciones y será el árbitro de pueblos numerosos» (Is 2,3b-4a).

Parafraseando a Isaías, aprovecho para invitar, a todos los que se reconocen hijos de la Virgen del Valle: “Vengan; caminemos a la luz del Señor” (Is 2,5). No tengan miedo, la Virgen nos acompaña siempre.

Y cómo no exclamar, desde lo profundo de nuestros corazones, con el salmista: «¡Qué alegría cuando me dijeron: ‘Vamos a la casa del Señor’!... Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: ‘La paz contigo’. Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien» (Sal 121,1.8-9).

¡Cuán patente queda en estos textos bíblicos el tema de la sinodalidad, que necesitamos abordar constantemente, a fin de lograr que seamos de verdad una Iglesia y una sociedad sinodal!

Dejémonos interpelar por el mensaje del Evangelio que acabamos de escuchar, y que no quede en una mera anécdota de las tantas curaciones obradas por Jesús.

En primer lugar, tengamos la fe y el amor al prójimo del centurión romano, que no profesaba la religión de Jesús. Este pagano cree en el poder de Jesús y se ocupa de su esclavo enfermo que sufre mucho. No pide nada para él, sino para otro, y éste un esclavo, que valía tanto o menos que un animal en aquella sociedad.

Nosotros, como Iglesia, podemos estar siendo ese esclavo paralítico y sufriente. Roguemos a la Madre de Jesús que Ella interceda por nosotros para que seamos curados de nuestras faltas de amor, de compromiso, de ardor misionero, de ansias de santidad y de fidelidad al amor de Dios.

Creamos a Jesús, como lo hizo el centurión que no necesita de signos visibles para reconocer la acción del poder de Jesús, ni de su cercanía: “Basta que digas una palabra, y mi criado quedará sano” (Mt 8,8b). Hasta Jesús quedó desconcertado con la respuesta del centurión… ¿Seremos capaces de desconcertar a Jesús para que Él pueda afirmar: ‘les aseguro que en Catamarca no he encontrado a nadie con tanta fe’? (cf. Mt 8,10) … Y, ¡ojo! que vendrán de Santiago, Tucumán, La Rioja, San Juan, etc., y se sentarán con la Morenita del Valle en el Reino de los Cielos (cf. Mt 8,11).

Querida Madre del Valle, aquí nos tienes, a tus pies, llenos de gozo y de ilusiones. Ayúdanos a tener una fe viva y auténtica, una fe que no exige, sino que agradece, una fe como la tuya, siempre dispuesta a hacer la Voluntad de Dios, sea cual fuere, una fe que nos lleve a ser constructores de una sociedad fraterna, responsable, laboriosa, servicial, cercana a los más necesitados, donde los niños y ancianos sean escuchados y amados, donde la vida sea cuidada siempre, sin preguntarnos cómo viene o qué utilidad tiene, una fe que siempre esté animada por la caridad (Gál 5,6).

En este año en honor a tu esposo san José y en el año inolvidable en el que tu intercediste para que tu dilectísimo hijo catamarqueño, Mamerto Esquiú, fuera declarado Beato, te pedimos que nos ayudes a superar tantos escollos que nos dificultan como sociedad e Iglesia catamarqueña. Amén.

Fotos: Facebook Prensa Iglesia Catamarca