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16 agosto 2024

Celebran los 10 años del Centro Educativo y Cultural Diocesano Virgen del Valle

“Sigamos apostando sinodalmente para que este Centro pueda ofrecer a la sociedad catamarqueña un verdadero sentido de vida”, dijo el Obispo, enfatizando que “ser sal, fermento en la masa es nuestra misión”.

 

El jueves 15 de agosto, Solemnidad de la Asunción de la Virgen María, las comunidades educativas que conforman el Centro Educativo y Cultural Diocesano Virgen del Valle (Ceculd) celebraron los 10 años de vida de este polo de formación y evangelización en Catamarca, que funciona en el edificio del antiguo Seminario Diocesano.

Los festejos se iniciaron en la capilla de este amplio predio con la Eucaristía acción de gracias a Dios presidida por el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč, y concelebrada por el padre Lucas Segura, director general del Ceculd. Participaron autoridades educativas, docentes, abanderados y escoltas con las banderas de ceremonia, delegaciones de alumnos y familias, que colmaron el centenario templo.

En su homilía, el Obispo se refirió primeramente a la Asunción de la Virgen María, afirmando que “es el último dogma que se ha proclamado en la Iglesia en el año 1950 con Pío XII, esta verdad de que María, terminada la vida acá, fue llevada en cuerpo y alma al Cielo, y participa de la gloria de su Hijo Jesús”.

Luego destacó que “también estamos agradeciendo a Dios por los primeros diez años del Centro Educativo y Cultural Diocesano Virgen del Valle, de esta aventura que hemos comenzado acá, en las instalaciones de lo que fue un gran centro de formación sacerdotal, el Seminario Diocesano, que es un emblema de la ciudad de Catamarca junto con la Iglesia Catedral”.

Al mencionar estas “obras monumentales” logradas por “la fe de aquellos hermanos en 1800”, manifestó que hoy “tenemos que ser capaces de otra obra monumental, que pretendemos con este Centro Educativo y Cultural Diocesano, y es que construyamos una nueva humanidad. Los edificios están, pero construir una humanidad nueva, que sea reflejo de la obra del Creador, cuesta, y ése es el gran desafío. Eso es lo que soñamos diez años atrás dándole una nueva impronta, respondiendo a los desafíos actuales con este Centro Educativo y Cultural Diocesano”.

“Lo hemos puesto bajo la protección de la Virgen. Esta Iglesia Diocesana tiene como patrona a la Virgen del Valle, esta presencia de María, de las más antiguas de la obra evangelizadora en América. Y tenemos que transmitir este amor a Dios con un hermoso tinte mariano, a todas las generaciones, ésa es nuestra misión”, manifestó.

Más adelante, afirmó que “un centro cultural es un centro de irradiación de valores, desde donde se irradia la santidad del ser humano, además, sabemos que por el bautismo somos hijos e hijas de Dios. Y eso tiene que traducirse, traslucirse, tiene que verse en la cultura”.

En otro tramo consideró la necesidad de “tomar conciencia que somos discípulos misioneros; desde el año 2021 hemos comenzado a trabajar este estilo eclesial sinodal, que nos habla de caminar juntos”. Y se preguntó: “¿Caminamos junto a nuestros niños, adolescentes, jóvenes, familias, proyectamos, pensamos, discernimos juntos los desafíos? ¿Y Jesús, dónde está?”.

Asimismo, reflexionó que “el problema cultural es el gran desafío de la Iglesia en este tiempo… hemos despojado a la cultura de la presencia de Dios, que es amor, luz, verdad, justicia, felicidad; le da sentido a nuestra vida, y todo eso está afuera”, y agregó que “si Jesús no llega a nuestros corazones de adultos, si no mora en el corazón de nuestros alumnos, no estamos aportando nada a este mundo sediento de Dios”.

Hacia el final invitó a mirar a la Virgen María, que nos lleva a Jesús, y pidió “de corazón, que sigamos apostando sinodalmente para que este Centro Educativo y Cultural Diocesano Virgen del Valle pueda ofrecer a la sociedad catamarqueña un verdadero sentido de vida, que de aquí salgamos enamorados, convencidos de que sin Dios no se puede vivir, de que sin Jesús nuestra vida no tiene ni camino, ni verdad. Y sin María no tendremos consuelo”. Y enfatizó “ser sal, fermento en la masa es nuestra misión”.

Antes de la bendición final, Mons. Urbanč hizo entrega de distinciones a la Vicedirectora Pedagógica, Dra. María Ana Verna, y al Secretario Administrativo, CPN Fernando Aroca, integrantes de la primera conducción.

 

Acto académico

Luego de la ceremonia litúrgica, los presentes se trasladaron hasta el Salón Beato Mamerto Esquiú engalanado para la ocasión, donde se desarrolló el acto académico, con la presencia del obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč, el Pbro. Lic. Lucas Segura, director general del Ceculd; la Secretaria de Familia, Dra. Ivana Agüero Pacheco, la directora provincial de Educación de Gestión Municipal, Privada, Social y Cooperativa, Prof. Laura Orellana, junto al Equipo de Supervisión; representantes legales y equipos directivos de las instituciones educativas que conforman el Ceculd; invitados especiales, entre ellos las profesoras Albertina Santillán y Sara Saavedra, primeras apoderadas legales de los colegios al momento de la creación del Centro.

Luego del ingreso de las banderas de ceremonia y la entonación de las estrofas del Himno Nacional Argentino y el Himno a Catamarca, se proyectó un video con la síntesis del camino realizado durante estos diez años, a partir del relato en off del Pbro. Lic. Oscar Tapia, primer director general del Ceculd.

El padre Lucas Segura, actual director, al referirse a este acontecimiento dijo que se inspiró en dos textos, “uno del papa Juan XXIII, Iglesia, Madre y Maestra, porque el Ceculd forma parte de la Iglesia y tiene la misión de educar. Por otro lado, tomé un pasaje evangélico y me detuve en la escena en que Jesús desde la barca enseña a la multitud. La Iglesia es madre y maestra porque aprende de Jesús, y el Ceculd como microsistema ha sido creado para que miremos y aprendamos de Jesús. Sólo centrados en Él no vamos perder nunca nuestra identidad, vamos a encontrar siempre el sentido de por qué estamos aquí”.

Agradeció a las personas que trabajan y a quienes vienen a formarse. “Lo bueno es que aprendamos a seguir a Jesús, en la caridad y en la verdad”, dijo y pidió a “Nuestra Madre la Virgen y al Beato Mamerto Esquiú que nos sigan acompañando en este camino”.

También se entregaron diplomas a quienes cumplieron funciones de conducción durante esta primera década, y se cerró la ceremonia con cantos y danzas.

 Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat