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03 octubre 2024

Sor Teresita Florentín y Rosita Aredes celebraron sus 50 años de entrega total y generosa a Dios

En una emotiva ceremonia litúrgica llevada a cabo el martes 1 de octubre en la capilla del Monasterio Inmaculada del Valle, celebraron la acción de gracias por sus 50 años de consagración a Dios, Sor María Teresita Florentín, monja dominica oriunda de Paraguay y nacionalizada argentina, y Rosa Aredes, laica consagrada del Instituto Secular Cristífero, quien trabaja pastoralmente en La Merced, departamento Paclín.

La Santa Misa fue presidida por el obispo diocesano Mons. Luis Urbanč, y concelebrada por el vicario general, padre Julio Murúa; los párrocos de Santa Rosa de Lima, Sagrado Corazón de Jesús, San Antonio de Padua y San José de Piedra Blanca, padres Marcelo Amaya, Salvador Acevedo, Ángel Nieva y Carlos Robledo, respectivamente; y el sacerdote dominico Daniel Gordillo.

Acompañaron a las felices consagradas, familiares y amigos, que se reunieron en torno al altar para dar gracias a Dios por su servicio en nuestra Diócesis de Catamarca.

En su homilía, el Obispo reflexionó sobre el Evangelio según san Lucas 10, 38-42, que relata el momento en el que las hermanas Marta y María reciben a Jesús en su casa, la primera estaba abocada a los quehaceres mientras la otra escuchaba al Señor. Marta le señala que su hermana no la estaba ayudando en las muchas tareas, entonces Jesús le responde: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada». Tomando este pasaje evangélico les dijo que ellas son las Marías que eligieron entregar su vida totalmente al Señor para servirlo a Él y a los hermanos.

También destacó la gracia que significa la presencia del Monasterio de las monjas dominicas desde hace 45 años, acompañando con su oración y su testimonio la vida de fe en nuestra diócesis. Son muchos años de servicio y de entrega bajo el carisma de su fundador Santo Domingo de Guzmán, y el amparo de Nuestra Madre del Valle, patrona de esta comunidad religiosa.

Durante la celebración eucarística, Sor María Teresita y la hermana cristífera Rosa renovaron su profesión y acercaron al altar las ofrendas del pan y del vino.

Luego de alimentarse con la Sagrada Eucaristía, el Obispo impartió la bendición final a todos los presentes.

Ambas consagradas recibieron el afectuoso saludo de los participantes de la Eucaristía, al que se une toda la comunidad diocesana, agradeciendo su respuesta al llamado para entregar sus vidas a Dios, siguiéndolo en pobreza, castidad y obediencia, y haciendo de sus vidas una ofrenda en el silencio, la oración, la alabanza, la adoración y la acción de gracias.

Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat