Mons. Urbanc: “Creo en este
sacerdocio que Jesús me compartió”
En la tarde de este jueves
30 de mayo, el Obispo Diocesano Mons. Luis Urbanc, celebró sus 31 años de
sacerdocio durante la Misa de acción de gracias, que presidió en la Catedral
Basílica de Nuestra Señora del Valle, concelebrada por sacerdotes del clero
local, a quienes se sumó su hermano, el Padre Francisco Urbanc, quien llegó
especialmente desde Tucumán para acompañarlo en este acontecimiento.
Participaron de la Eucaristía el presidente del Concejo Deliberante de la
Capital, Dr. Simón Hernández (h), junto con su esposa y feligreses en general.
En la homilía, Mons. Urbanc
comenzó agradeciendo la presencia del presidente del Concejo Deliberante, quien
representó en la celebración eucarística a los habitantes de la ciudad de San
Fernando, "ya que este día es el Día de este santo. Es un día de gratitud
para con Dios por la ciudad capital de toda la provincia; entonces le vamos a
pedir a San Fernando, rey, que bendiga, que proteja, que consiga gracias
especiales de Dios para nuestras autoridades municipales y provinciales".
Más adelante destacó la
presencia de la capilla de la Gran Peregrina, la Virgen María en su advocación
de Tres Veces Admirable, "que viene enviada del primer lugar donde estuvo
en América, en Brasil, aquel lugar que se llama Tabor. Doce personas de acá de
Catamarca junto con el padre Luis Páez fueron a Brasil, la trajeron en
peregrinación y esta imagen se quedará en Catamarca e irá peregrinando por
distintos lugares: oficinas públicas, distintas instituciones, parroquias,
todos los que quieran recibirla, que será un hermoso gesto de honrar a María".
A continuación ofreció una
reflexión sobre el Evangelio que se había proclamado. "Hemos escuchado
cómo un ciego, identificado como hijo de Timeo, sintió hablar de Jesús como
cualquiera de nosotros cuando tiene alguna necesidad y escucha que hay alguien
que le puede dar una mano. Así también este hombre se enteró que Jesús pasaba y
comenzó a gritar: ‘Jesús, hijo de David -Jesús significa salvador-, ten piedad
de mí’. La gente que acompañaba a Jesús
le dice que se calle, que no moleste. Cuántas veces nos pasa a nosotros cuando
vamos a pedir un favor a alguien y nos dicen no, no moleste... Y empezamos a
correr a la gente. También le pasa a este hombre, pero este hombre insiste. Y
Jesús permite que este hombre insista, que grite más fuerte, que moleste, para
que se ponga en evidencia que este hombre tiene fe, que confía que algo puede
suceder en su vida. Eso también nos tiene que pasar a nosotros cuando vamos a
pedir a Dios algo, una gracia. Tenemos que pedir. Aunque nosotros estemos
equivocados. Dios sabe muy bien que estoy equivocado, que lo que pido no me va
a hacer bien. Pero es bueno que yo insista porque Dios me va a otorgar la
gracia que realmente necesito, quizás no la que a mí se me ocurre, pero sí la
que necesito. Si persevero, si insisto (...) Dios otorga beneficios a los que
perseveran, a los que no tienen miedo de seguir insistiendo, como este hombre.
Entonces Jesús se detiene y le dice a la gente: ‘Háganlo venir’ (...) y la frase
que le dice la gente: ‘Animo, Él te llama’. Qué hermoso, qué bueno que también
nosotros seamos estos delegados de Jesús para tanta gente que está esperando
estas palabras (....). Todo esto es para que nos acerquemos a Jesús y entonces
Jesús le va a preguntar: ‘¿Qué quieres que haga por ti?’. Y este hombre le
dice: ‘Señor, que vea’. Y este hombre no solamente recuperó la vista física,
que era su primer pedido, sino que recibió algo mucho más grande que la visión,
recibió la fe. La fe nos permite ver lo que no ven los que no tienen fe. Es una
mirada mucho más grande, mucho más profunda, mucho más necesaria, que el ser
humano necesita mientras peregrinamos por este mundo".
En cuanto a su aniversario
de ordenación dijo: "Estoy cumpliendo 31 años de vida sacerdotal; fui
ordenado en una fiesta litúrgica importantísima, en Pentecostés del año '82
(...). Yo tengo que tener fe en lo que hago, creo en este sacerdocio que Jesús
me compartió, tengo que ser un hombre de fe para creer que cuando digo: 'Yo te
absuelvo', el Cielo perdona y cuando digo: 'Tomen y coman... tomen y beban’,
ese pan y ese vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre del Señor. Yo creo y
soy un objeto de fe para mí mismo. Ustedes son un objeto de fe para sí mismos como
hijos e hijas de Dios. Así como dice la Escritura en la Carta a los Romanos
nuestra vida va transcurriendo de fe en fe, dice Pablo. Cada día damos un
pasito, subimos un escalón en este camino de la fe, de esta confianza absoluta
en Dios, en creerle a Dios todos los días".
Al término de la Santa Misa,
servidores del Santuario Catedral de la Virgen del Valle ofrecieron un brindis
para homenajear a Mons. Luis en su aniversario sacerdotal.