Jubilosa
procesión de Corpus Christi
El Obispo invitó a agradecer
que “hasta ahora estamos preservados del Covid-19”, y “lo tenemos que hacer con
humildad. Debemos estar agradecidos a la Virgen que nos protege y nos acompaña”.
En este tiempo marcado por
la pandemia, durante la mañana del domingo 14 de junio, la Iglesia que
peregrina en Catamarca celebró gozosa la Solemnidad de Corpus Christi. La Misa
central fue presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y
concelebrada por sacerdotes del Decanato
Capital, en el altar mayor de la
Catedral Basílica y Santuario de Nuestra Señora del Valle.
La posibilidad de celebrar
la Eucaristía con presencia de fieles, observando las medidas higiene y el
distanciamiento social, permitió que algunos se dieran cita en el templo;
mientras que la mayor parte participó desde sus hogares a través de la
transmisión en vivo por youtube y las redes sociales de la Catedral Basílica y
del Obispado de Catamarca.
Como es habitual en esta
Solemnidad, se leyó el decreto mediante el cual se concede
las licencias para que
algunos fieles cristianos puedan desempeñar el servicio de Ministros Extraordinarios
de la Comunión en las diferentes comunidades de la Diócesis.
En esta oportunidad, debido
a que “las circunstancias actuales de la vida social y eclesial hacen
conveniente postergar por un tiempo prudente la mencionada concesión”, se
resolvió prorrogar el Decreto del año pasado, hasta el mes de septiembre
próximo inclusive, concediendo las necesarias licencias para que las personas
detalladas en el instrumento de 2019 puedan continuar desempeñando el
ministerio encomendado.
El decreto precisa que “dichas
personas han
de prestar su colaboración a los sacerdotes de acuerdo con los
servicios que éstos les encomienden, principalmente, los enfermos y las
comunidades sin atención pastoral sacerdotal continua”. A la vez, pide “observar
escrupulosamente los protocolos vigentes para resguardar la salud pública”.
Tras la proclamación de las
lecturas y la Secuencia de Corpus Christi, escrita por Santo Tomás de Aquino, Mons.
Urbanc inició su homilía resaltando que “por la gracia de Dios y la intercesión
de la Virgen
María hoy nos podemos congregar en torno al Altar del Señor para
celebrar agradecidos el Don precioso e inefable de la Eucaristía, es decir, de
la presencia real de Jesucristo en las apariencias del pan y del vino,
verdadera comida y bebida para quien cree, ama y espera”.
Haciendo alusión a la
realidad de pandemia que vivimos, invitó a agradecer “de un modo particular” que
“hasta ahora estamos
preservados del Covid-19. Debemos ser uno de los pocos
lugares en todo el país donde nos podemos congregar, por lo que debemos estar
agradecidos a la Virgen que nos protege y nos acompaña”. En este sentido, acentuó
que “lo tenemos que hacer con humildad, y, a la vez, suplicar que nos siga
protegiendo y guiando por el camino del Bien, la Verdad, la Unidad, el Amor, la
Salud corporal y espiritual, y la Paz”.
“Esta Misa será de
particular gratitud a Dios porque a partir del viernes algunos ya podemos
participar de las celebraciones litúrgicas”, expresó el Pastor Diocesano,
haciendo un llamado a que “seamos cuidadosos de los protocolos que debemos
observar para el cuidado de la salud social y familiar”.
Luego reflexionó sobre los
textos bíblicos proclamados, que iluminan el Misterio Eucarístico celebrado. En
la primera lectura del libro del Deuteronomio -Antiguo Testamento-, “el maná
que ha nutrido al pueblo en su paso
por el desierto hacia la tierra prometida, es
figura de la Eucaristía y de la Palabra de Dios”, afirmó.
En la segunda lectura, “el
apóstol Pablo afirma que la Eucaristía es verdadera comunión con el Cuerpo y la
Sangre de Cristo, y que, a su vez, genera la comunión en la comunidad eclesial.
Para entender esta relación es clave el uso del término ‘cuerpo’ (sōma) que
Pablo aplica tanto al
cuerpo de Cristo Eucarístico como al cuerpo de Cristo
eclesial. La comparación con un cuerpo sirve a Pablo para explicar la comunión
en la Iglesia donde deben darse juntamente la unidad y la diversidad por cuanto
hay diversidad de miembros con sus respectivas funciones, pero un único cuerpo.
Por tanto, la presencia real de Cristo en la Eucaristía es la causa y el
fundamento de la presencia de Cristo en la comunidad de los creyentes”.
Tras describir “los efectos
de comer su carne y beber su sangre”, el Obispo enfatizó que “ninguna persona
puede vivir sin comer ni beber. Por tanto, Jesús nos está diciendo
que sin Él
no podemos vivir, ni tener la energía para nuestros quehaceres, ni poder
entender el valor de nuestra existencia, ni poder alcanzar el estado de
felicidad que anhelamos”.
Finalmente, imploró a la “Madre
Inmaculada del Valle”, que nos ayude “a creer en la presencia real de Jesús en
la Eucaristía. Que lo adoremos presente en la Hostia, y que sepamos reconocerlo
en cada hermano que esté a nuestro lado o venga a nuestro encuentro, en
especial, los pobres, los marginados, los débiles, los enfermos”, entre otros.
Luego de la Comunión, que
fue distribuida por los sacerdotes en los bancos donde se encontraban los
fieles, según lo establece el protocolo, se realizó un momento de adoración
eucarística, previo al inicio de la procesión.
Manifestación
pública de fe con Jesús Eucaristía
Desafiando el frío y el fuerte
viento que azotó el Valle Central, se realizó la procesión con el Santísimo
Sacramento, llevado por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y luego por el
Rector de la Catedral Basílica y Santuario Mariano, Pbro. José Antonio Díaz, acompañado
por sacerdotes del Decanato Capital.
Un nutrido grupo de fieles
se sumó a esta manifestación pública de fe alrededor de la plaza 25 de Mayo,
principal paseo público de la ciudad. Todos los hicieron manteniendo la
distancia social y el uso del barbijo.
A lo largo del trayecto, adoraron
y celebraron con la oración, el canto y vivas que resonaron en el microcentro
capitalino.
Desde el atrio de la
Catedral, el Obispo bendijo con el Santísimo Sacramento a los presentes en el
Paseo de la Fe y a quienes siguieron la ceremonia a través de la transmisión
por youtube y las redes sociales.