Durante una emotiva ceremonia
concretada el viernes 26 de junio, el Pbro. Reinaldo Oviedo asumió como nuevo
párroco de San Jorge, en la zona sur de la ciudad capital.
La Santa Misa fue presidida
por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por sacerdotes del
clero local, entre ellos, el Vicario General, Pbro. Julio Quiroga del Pino; el Rector de la
Catedral Basílica y Santuario de la Virgen del Valle, Pbro. José Antonio Díaz;
y los Pbros. Javier Grosso y Javier Cisternas, párroco y vicario parroquial salientes,
respectivamente.
Fieles de las comunidades de
la jurisdicción parroquial se dieron cita en el amplio templo, observando el
distanciamiento social y el uso del barbijo como medidas preventivas ante la
pandemia. Aquellos que no pudieron estar presentes, siguieron la celebración desde
sus hogares, a través de la transmisión por el facebook de la parroquia,
También participaron autoridades
de Gendarmería, encabezadas por el Jefe de la Agrupación VIII, Comandante Mayor
Jorge Daniel Solan, quienes acompañaron a su Capellán, el Padre Reinaldo Oviedo,
en la asunción de este nuevo destino pastoral.
Viviana Juncos e Iliana Bulacio,
en representación de la comunidad, y Eugenia Condorí, como coordinadora de la
catequesis, le dieron la bienvenida al nuevo párroco, deseando “que su paso en
esta parroquia sea con
entusiasmo, con cariño, en el servicio a Dios”, y
resaltaron la disposición de todos para “caminar juntos, acompañarlo, trabajar
a su lado y vivir la misión en común unión con la Iglesia”.
Seguidamente, el Pbro. José
Antonio Díaz leyó el decreto de designación del nuevo párroco, tras lo cual, el
Obispo bendijo el agua que el padre Oviedo esparció entre los presentes.
En su homilía, Mons. Urbanc manifestó
que “una vez más nos toca recibir a un sacerdote y despedir a otro” y recordó
que “la última vez, con el padre Raúl Contreras, fue muy dolorosa por su
partida de este mundo al Padre”.
Luego de agradecer a los
fieles el
acompañamiento al padre Javier Grosso en estos años, reflexionó que “nos
tendremos que ir convenciendo que las comunidades son las que caminan y los
sacerdotes nos ponemos a caminar con ustedes. El sacerdote va acompañando,
orientando, corrigiendo, pero siempre unido a la comunidad, que tiene que ser
mariana y misionera”.
Asimismo, animó a todos a “aceptar
con alegría al sacerdote que Dios nos pone en
el camino, él nos va a reconciliar
con el Señor, va a bautizar a los niños, celebrar la Santa Misa, bendecir los
matrimonios, visitar a los enfermos para aliviarlos en sus dolores con la Santa
Unción y va a rezar los responsos cuando el hermano parta de este mundo. Nos va
a enseñar a conocer la Palabra de Dios y a descubrir la voluntad de Dios en
nuestras vidas. Ésa es la misión que tiene un sacerdote cuando se pone a caminar
con nosotros”.
En otro tramo de su mensaje,
el Obispo invitó a que sigamos “viviendo la gracia del Año Mariano Nacional. Les
pido de corazón que lo trabajemos, recemos todos los días la oración que se nos
propuso, para que nunca perdamos de vista el ejemplo de María, su intercesión”.
Señaló que “en el 2030 se cumplirán los 400 años de la Virgen de Luján, Patrona
de la Argentina. Es un camino que queremos hacer con la Virgen, buscando
insertar en la sociedad los valores cristianos”.
Mons. Urbanc instó a acompañar
al Padre Oviedo, para “que pueda sentir la cercanía de ustedes y formen la
familia de la parroquia de San Jorge, que camina de la mano de María, del
Patrono San Jorge y los Patronos de las otras comunidades”.
Finalizada la predicación, se
concretó la profesión de fe y el juramento de fidelidad por parte del flamante
párroco.
En el momento de las
ofrendas, el sacerdote recibió los óleos con los que administrará los
sacramentos, y el pan y el vino, que consagrará en cada Eucaristía. Luego de la
comunión, el Obispo Diocesano le entregó las llaves del Sagrario donde se
reserva el Santísimo.
Antes de la bendición final,
se escucharon las palabras de despedida a los sacerdotes Javier Grosso y Javier
Cisternas, que estuvieron a cargo de Lucía Salcedo, coordinadora de catequesis,
y Juana Agüero Pacheco, quienes destacaron que ambos “se han ganado el respeto,
el cariño y la amistad
de todos”, también
reflejaron la labor de los sacerdotes que acompañaron un momento difícil para
la comunidad a raíz del fallecimiento del padre Raúl Contreras, “nos han
reconstruido el corazón, el alma a esta comunidad”, expresaron.
“El
desafío es que podamos caminar juntos”
El padre Reinaldo Oviedo agradeció
el acompañamiento de familiares y autoridades de Gendarmería, y comentó que “voy
a cumplir 26 años de vida sacerdotal, fui caminando en la diócesis y conociendo
a muchas personas, que Dios va poniendo en el camino para que podamos marchar.
Y éste va a ser el desafío para todos, que podamos caminar juntos, no el cura
solo sino todos juntos como comunidad, encontrarnos para alabar con nuestras
vidas al Señor, acompañados por la Santísima Virgen bajo la advocación del
Valle”.
Entre las acciones dijo que seguirá
trabajando por el Año Mariano y que “la catequesis es fundamental” al igual que
todo aquello que va haciendo a la vida parroquial.
“Son
una comunidad luchadora que va para adelante”
A su tiempo, el padre Javier
Grosso agradeció a Dios y a la Virgen y al Obispo la posibilidad de acompañar a
la comunidad “en un momento tan duro cuando fallece trágicamente el padre Raúl.
Ese 21 de diciembre asumí este compromiso de todo corazón, con miedo, porque
estaba la sombra de alguien grande y muy querido por la comunidad, y no era
fácil. Los empecé a conocer y a querer. Poco a poco fui descubriendo que son
una gran comunidad, no sólo en número sino en la gran calidad humana que tienen”.
“Son una comunidad luchadora
que, a pesar de las dificultades, va para adelante. Me enseñaron a ser cura; me
llevo mucha riqueza de ustedes. Gracias por todo”, manifestó el párroco
saliente, exhortando a que “no dejen de rezar el Santo Rosario, sigan siendo
enamorados de la Virgen, recen mucho por nosotros. Me llevo mucho de usted, el cariño,
el respeto, la acogida y la compañía. Gracias, querida comunidad”.
“Gracias
a ustedes fui testigo del amor de Dios”
Finalmente, el padre Javier
Cisternas aseveró que “ustedes fueron mi primer amor, mi primera comunidad,
donde aprendí a ser, primero, diácono, y, segundo, sacerdote. Gracias por su
testimonio de fe, por su disponibilidad, por caminar juntos. Deseo que lo sigan
haciendo”.
“Me voy muy contento porque
me han ayudado mucho, me han iniciado en este ministerio y me han demostrado fe
y fortaleza. Gracias a ustedes fui testigo del amor de Dios, que se ha
manifestado y se seguirá manifestando en ustedes. Muchas gracias, comunidad de
San Jorge, los tendré en mis oraciones”, expresó.