El Obispo confirmó en la fe a 28 jóvenes y adultos en Paclín
“Que
el Espíritu Santo nos renueve a todos, a los sacerdotes, a los laicos, y nos ilumine
para transformar la realidad en la que estamos viviendo”, dijo en su homilía.
Durante las primeras horas
de la tarde del sábado 27 de mayo, vísperas de la Solemnidad de Pentecostés, el
obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč,
presidió la la Santa Misa en la que administró el Sacramento de la
Confirmación a 28 jóvenes y adultos de distintas comunidades de Paclín.
La ceremonia litúrgica fue
concelebrada por el párroco, padre Héctor Moreno, y tuvo lugar en el templo parroquial
de Nuestra Señora del Rosario, ubicado en La Merced, con la participación de numerosos
fieles.
En su homilía, Mons. Urbanč destacó
la respuesta de los padres, quienes “acompañaron a sus hijos en esta hermosa
celebración con la que se cierra el primer ciclo de la vida cristiana llamado Iniciación.
Éste comienza con el Bautismo, pasa por la Eucaristía o Comunión y finaliza con
la Confirmación”.
Afirmó que la tarea no
termina acá sino que “hay que seguir trabajando con los chicos para que sean
testigos de Cristo”.
“Estamos celebrando la
Vigilia de Pentecostés, mañana -por el domingo- se cumplen los 50 días de la Resurrección
de Jesús, cuando viene el Espíritu Santo sobre todos los Apóstoles y la Virgen
María”, explicó.
Tras profundizar en aspectos
de los textos bíblicos escuchados afirmó que “el Espíritu Santo viene en forma
de llamitas de fuego” y se pueden observar signos como la luz, “necesitamos luz
para ver y luz del conocimiento”, dijo. También “el Espíritu Santo da calor
para vencer el frío, representa el fuego del amor que quema”, y, además, “el fuego
sirve para purificar, necesitamos purificar el alma, la mente, el corazón, del odio,
la bronca, el resentimiento, la envidia”, aseveró.
Más adelante expresó que “es
muy importante que nos amemos los unos a los otros… que el Espíritu Santo entre
y nos dé un corazón de carne, sensible, que sabe amar, que se compadece ante el
que sufre; que nos sane y nos dé un corazón lleno de amor, de ardor, de fe, de
servicio a los demás”.
Finalmente, invitó a pedir al
Espíritu Santo “que nos renueve a todos, a los sacerdotes, a los laicos, y nos
llene de fervor; que tengamos muchas luces, mucho amor, que nos ilumine para
transformar la realidad en la que estamos viviendo, que sea una realidad de
amor, respeto, solidaridad, transparencia, que no nos agredamos, que seamos
tolerantes y pacientes. Hay que aprender a escuchar al otro, a perdonar, porque
sólo perdonando avanzamos en la vida, vamos creando encuentro, fraternidad,
ayuda mutua”.
Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca