Jubilosa fiesta en honor del Beato Mamerto Esquiú en Piedra Blanca
“El
servicio es el legado que nos deja esta figura que Dios le regala a Catamarca y
al país entero”, dijo el Obispo sobre el Beato Esquiú.
Durante la soleada y fresca
mañana de este sábado 11 de mayo, Piedra Blanca, su tierra natal, fue el
epicentro de la fiesta en honor del Beato Mamerto Esquiú, en el cierre de las celebraciones
por los 198 años de su nacimiento.
En el marco del Año de la
Oración convocado por el Papa Francisco, tema de reflexión de la novena, la
comunidad se dio cita en la explanada que une la plaza con el histórico templo
de San José, para participar de la Santa Misa, presidida por el obispo
diocesano, Mons. Luis Urbanč, y concelebrada por el vicario general, P. Julio Murúa;
el párroco anfitrión, P. Carlos Robledo; el rector de la Catedral Basílica y
Santuario de la Virgen del Valle, P. Gustavo Flores; los párrocos de Nuestra
Señora del Rosario (Ambato), Nuestra Señora de Luján (Chumbicha) y Nuestra
Señora del Rosario (Paclín), Pbros. Julio Ávalos, Domingo Chaves y Martín
Brizuela, respectivamente; y el sacerdote franciscano, Fray Julio César
Bunader.
Participaron de esta
Eucaristía el ministro de Educación de la provincia, Dr. Dalmacio Mera; la
intendenta de Fray Mamerto Esquiú, Prof. Alejandra Benavidez, junto con
miembros de su gabinete; el senador departamental, Dr. Guillermo Ferreyra; autoridades
de las fuerzas de seguridad, entre otras; miembros de distintas instituciones,
gauchos y fieles en general.
En el inicio de su homilía,
Mons. Urbanč expresó: “Nos hemos congregado en este solar que ha visto correr,
jugar y participar de la vida social de su tiempo, a nuestro querido Beato Mamerto.
Es muy hermoso poder entrar en comunión, en sintonía con aquellas personas que
han sabido mirar a la Patria con amor, dispuestos a dar lo mejor de sí por
ella. Una patria que estaba convulsionada como la nuestra también hoy”. Y agregó
que “nosotros tenemos que ir a abrevar en esa historia para encontrar las
actitudes que han movido a esos prohombres de la Patria a aceptar el desafío y
entregar la vida para superarlos”.
Luego dijo que “pensaba en
estos días en la pléyade de religiosos, sacerdotes, frailes, religiosas, que
han aceptado el desafío de cooperar en la construcción, en la consolidación de
los grandes deseos de hace dos siglos atrás, de querer ser responsables de los
destinos del lugar donde les tocaba vivir”. En este punto resaltó que en aquel “9
de julio de 1816 muchos representantes fueron religiosos, comprometidos como creyentes
en ir acompañando procesos, para que la gente pueda ir madurando y aceptando
las exigencias que implica ser libres… A ese grupo de personas se sumó este
adulto joven, Fray Mamerto, quien recién estrenando su sacerdocio a los 27 años
es convocado para que motive a la ciudadanía de entonces acá, en Catamarca, a
que se acepte una Constitución, un ideal, unas normativas, unos valores, para
poder ser esa Patria soberana”.
Más adelante afirmó que el
Beato Esquiú es “un hombre que ve la necesidad de que haya un pueblo unido si
quiere prosperar, si quiere avanzar. Nosotros tenemos que aprender de esto,
tenemos que aprender a relacionar estrechamente la fe con la vida. Eso es lo
que hizo Fray Mamerto. Supongo que muchos lo han criticado en su tiempo, pero
él siempre entraba como fraile, como aquel que ama, en primer lugar, a
Jesucristo, de quien escucha un mandato que debe por caridad, por misericordia,
sembrar y ser un instrumento de la concordia, tener un solo corazón. Y eso es
posible cuando uno obedece al mandato del amor de Dios: ‘Ámense los unos a los otros como Yo los he amado’”.
“Amarnos los unos a los otros
es lo único que posibilita el crecimiento humano, personal y social, y ése
tiene que ser el distintivo de una sociedad que quiere crecer y, sobre todo la
nuestra, que tiene raíces cristianas. Tenemos que ser coherentes con eso”,
remarcó.
“Construir
el bien de todos”
En otro tramo de su reflexión,
el Obispo destacó la faceta de servidor del Beato Mamerto Esquiú a la luz de
los textos bíblicos, señalando que “no son tantos los santos y beatos en la
historia de la Iglesia de los que podamos tener la mirada de un hombre que se
dedica al servicio público sin dejar la esencia de ser un consagrado al Señor.
Ese equilibrio lo encontramos en Esquiú”.
Frente a “un desafío
contemporáneo uno no puede mirar para otro lado, tiene que prestar un servicio
para acompañar, ayudar, iluminar, orientar, corregir, y poner toda la claridad
y caridad y la verdad del Evangelio al servicio de todos, para que todos puedan
ir abrevando de esa riqueza del Evangelio y así construir el bien de todos”,
manifestó.
Continuando con su mensaje, afirmó
que “el Beato estuvo del lado de los servidores, sirviendo a los desafíos
políticos de su tiempo, a los pobres, a los estudiantes en los colegios porque
era docente, enseñaba, sirviendo a los frailes, siempre en actitud de servicio.
Cuando fue elegido Obispo de Córdoba el primer año se dedicó a estar atendiendo
a los pobres en la misma Córdoba. El segundo año lo dedicó a las visitas
pastorales, a salir, a andar en el campo, confirmando, consolando, animado a las
comunidades, y después lo encontró la muerte”.
“Éste es el modelo que nos
propone Jesús a todos los bautizados: ser servidores, estar al alcance de los
demás, ayudando, acompañando, prestando servicio. Y cuando uno presta un
servicio al otro tiene que ver en ese otro a Jesús, en ese pobre, en ese
enfermo, en ese preso, en el que sea. Eso es lo que tenía como característica
la vida de nuestro querido Beato Mamerto, ése es el legado que nos deja esta
figura que Dios en su Providencia le regala a Catamarca y al país entero. Y
quiera Dios que pronto pueda también ser canonizado y entrar en el listado del
canon de los hombres y mujeres ejemplares para toda la Iglesia”.
II
Congreso Académico
En otro momento de la
celebración litúrgica, Mons. Urbanč destacó la realización del II Congreso
Académico en torno a la figura del Beato Mamerto Esquiú, que tuvo lugar entre
los días 8 y 10 de mayo, en la ciudad de Córdoba. “Vamos a pedir a Dios que
conceda muchos frutos para nuestra Patria a partir de esa reflexión académica,
para poder difundir la figura y el mensaje que nos deja Fray Mamerto”.
Al final de la celebración
eucarística, el Obispo bendijo a los niños presentes en el lugar, algunos de
ellos vestidos con el hábito franciscano.
Luego se dio inicio a la
procesión con la imagen del Beato Mamerto Esquiú, que lució su estola de vicuña,
alrededor de la plaza local. Durante la marcha procesional se elevaron
súplicas, reflexiones y cantos interpretados por el ministerio de música Yanai.
Los festejos continuaron con
el tradicional desfile cívico-militar y el posterior acto cultural, organizados
por la Municipalidad de Fray Mamerto Esquiú.
Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat