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08 septiembre 2024

Mons. Urbanč en la gran fiesta de Santiago del Estero, flamante Sede Primada de Argentina

“Espero que esto nos sirva para renovarnos en nuestro compromiso misionero” dijo el Obispo catamarqueño.

 

Durante la tarde del sábado 7 de septiembre, luego de presidir el cierre de la Fiesta de la Protección de la Virgen del Valle, a 20 años del sismo, y el 3º Aniversario de la Beatificación de Fray Mamerto Esquiú, en la Catedral Basílica y Santuario mariano, el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč, acompañado por el padre Domingo Chaves, del clero local, viajó a la ciudad de Santiago del Espero, para vivir un acontecimiento histórico: la elevación a la dignidad de Arzobispado y de Sede Primada de Argentina a la hermana diócesis del NOA, por disposición del Papa Francisco.

Junto con cerca de una treintena de obispos de todo el país, entre ellos el Arzobispo de Buenos Aires, Mons. Jorge Ignacio García Cuerva, y el Obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Mons. Oscar Ojea, concelebró la Santa Misa presidida por el flamante Arzobispo de Santiago del Estero, Mons. Vicente Bokalic Iglic, con la presencia del Nuncio Apostólico, Mons. Miroslaw Adamczyk, en la Catedral Basílica Nuestra Señora del Carmen.

En un clima de alegría y acción de gracias, con ritmos y signos propios de la cultura norteña, la ceremonia litúrgica contó con la participación de autoridades civiles, encabezadas por el gobernador Gerardo Zamora, de las fuerzas de seguridad, entre otras; religiosos, religiosas, fieles de la diócesis anfitriona y otros que llegaron de distintos puntos del país, colmando el templo y la plaza principal para ser testigos de esta gran fiesta.

Con la lectura de la Bula Pontificia pronunciada por el Nuncio Apostólico, la Diócesis de Santiago de Estero fue reconocida como la primera y más antigua de las diócesis del país, y por eso constituida como Sede Primada de la Argentina, además de que fue elevada al grado de Arquidiócesis y su obispo a la dignidad de Arzobispo y Primado.

Este momento tan esperado fue rubricado por el fuerte y prolongado aplauso todo el pueblo reunido en esta jornada histórica. Y luego expuesto ante los presentes y quienes siguieron este acontecimiento eclesial a través de las transmisiones de los medios de comunicación social y de las redes sociales.

 

“Ésta es una reparación histórica y eclesiástica para nuestra Patria”

“Me imagino hoy al título de la Primada pidiéndole prestada a los compositores Federico Ferreyra y Onofre Paz, la estrofa de una de sus chacareras y cantando: “Dejé mi tierra cantora por conocer otros pagos, voy andando los caminos, pero mi alma está en Santiago (…) Cuando yo pegue la vuelta, no sé ni cómo ni cuándo, tierra madre he de contarte, lo mucho que te he añorado”, comenzó su homilía el arzobispo García Cueva, continuando: “Y aquí está de vuelta, aquí está la Primada en la ciudad, madre de ciudades; en la Iglesia diocesana, madre de diócesis. Porque ésta es una reparación histórica y eclesiástica para nuestra Patria; es dar este título de honor a la primera diócesis en territorio argentino, la diócesis del Tucumán, erigida en estas tierras santiagueñas en 1570”.

“Una Iglesia argentina que nace en el corazón profundo de la Nación, entre los ríos Dulce y Salado, entre algarrobos, quebrachos, chañares y mistoles; y que, por caminos polvorientos, y recorriendo montes, llanuras y salinas, se expandió por todo el país anunciando la Buena Noticia del Evangelio a lo largo de los siglos”, afirmó.

Asimismo, expresó que “justamente el Evangelio de hoy comienza describiendo a Jesús recorriendo distintas ciudades y regiones (Cfr Mc 7, 31). Un Dios que no se queda quieto, un Dios callejero, como Santa Mama Antula, hija de esta Argentina profunda, a quien el Papa Francisco definió como una caminante del Espíritu; que recorrió miles de kilómetros con sus pies descalzos y con un crucifijo para llegar a Buenos Aires en septiembre de 1779”.

“Hoy hacemos el camino de vuelta, pero lo queremos recorrer como ella: descalzos y con el crucifijo. Descalzos de prejuicios y de intolerancias, descalzos de rencores y egoísmos, descalzos de miedos y enfrentamientos, descalzos y caminando con respeto y con cuidado porque entramos en tierra sagrada, en esta tierra fecunda que parió la Patria. Y con un crucifijo, porque como Mama Antula, queremos renovarnos en el anuncio del amor de Dios a todos los hombres y mujeres, de un Dios que nos ama tanto que entregó la vida por nosotros”, dijo entre otros conceptos.

 

El testimonio del Obispo catamarqueño

Al término de la Santa Misa, Mons. Urbanč manifestó que fue “una hermosa celebración, con la participación de muchísimos obispos, sacerdotes, mucho pueblo, mucha alegría”.

“Espero que esto nos sirva para renovarnos en nuestro compromiso misionero. Lo tenemos que recibir como una gracia para que entre todos en este NOA nos esforcemos por ser verdaderamente discípulos misioneros, ir construyendo la Iglesia de Jesús al servicio del Reino de Dios en este mundo, y que todos podamos ser santos. Dios está esperando que seamos santos y el mundo solamente se va a convertir si ve santos”, afirmó.

En este sentido, señaló que “acá tenemos ya a Mama Antula que es una santa de nuestro NOA, en Catamarca al Beato Mamerto Esquiú, están los Beatos Mártires Riojanos, los Beatos Mártires del Zenta, así que tenemos un grupo de amigos que nos tienen que motivar para ser una Iglesia en salida, dispuestos siempre a trabajar por el Reino de Dios”.

 Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat