Este 14 de febrero, Miércoles de Ceniza, se inicia la Cuaresma, 40 días en los que la Iglesia llama a los fieles a la conversión y a prepararse para vivir los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en la Semana Santa.
“...El gesto de cubrirse con
ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que
necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente
exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón
penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario
cuaresmal...”, indica el Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia de la
Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
Para esta ceremonia se
queman los restos de las palmas y olivos bendecidos el Domingo de Ramos del año
anterior. Y las cenizas que se obtienen son rociadas con agua bendita. Durante
el rito, el sacerdote dice las palabras bíblicas: «Acuérdate que eres polvo y
en polvo te convertirás», o «Conviértete y cree en el Evangelio».
Signo
La ceniza, como signo de
humildad, le recuerda al cristiano su origen y su fin: "Dios formó al
hombre con polvo de la tierra" (Gn 2,7); "hasta que vuelvas a la
tierra, pues de ella fuiste hecho" (Gn 3,19).
En este 2024, el Santo Padre
Francisco ilumina este tiempo especial con su mensaje “A través del desierto Dios
nos guía a la libertad”.
Link: https://tiny.cc/PapaFranciscoCuaresma2024
Obras
para nuestra conversión al Señor
La Iglesia invita a todos a
acompañar la conversión interior del espíritu con el ejercicio voluntario de
tres obras externas de penitencia: el ayuno, la oración, la limosna (cf. Tb
12,8; Mt 6,1-18).
El ayuno, que consiste en
privarse de tomar alimentos, nos ayuda a hacer morir nuestras inclinaciones
desordenadas y liberar nuestra mente y nuestro corazón para las cosas de Dios y
para estar más atentos a las necesidades del prójimo.
La oración, que consiste en
hablar con Dios de tú a tú, nos ayuda para que nuestra mente y nuestro corazón
entren en sintonía con el querer divino.
La limosna, que consiste en
ayudar con nuestros bienes al necesitado, y las demás obras de misericordia y
de justicia nos ayudan a ser buenos y compasivos como Dios nuestro Padre
Ayuno
y abstinencia
En este día, en el que
comienza la Cuaresma, es obligatorio para los católicos el ayuno y la abstinencia,
como en el Viernes Santo.
El ayuno consiste en hacer
una sola comida al día, aunque se puede tomar un poco de alimento por la mañana
y por la noche. La abstinencia consiste en no comer carne o privarse de algo
que signifique un sacrificio. Puede ser sustituida, por la abstinencia de
bebidas alcohólicas, o una obra de piedad (por ejemplo: rezar el Vía Crucis, el
Santo Rosario, realizar un visita prolongada al Santísimo Sacramento), o una
obra de misericordia (por ejemplo: visitar a un enfermo, ayudar a algún pobre,
visitar a un hermano privado de la libertad).
Estos gestos penitenciales
son símbolo y expresión de una renuncia a todo aquello que nos impide realizar
en nosotros el proyecto de Dios.
El ayuno y la abstinencia,
junto con la oración y la caridad, han sido desde muy antiguo una
"práctica cuaresmal" como signo de la conversión interior a los
valores fundamentales del Evangelio de Cristo.
Imagen: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat