“La Cuaresma son 40 días para entrar en la dinámica de la misericordia de Dios”
En la noche del 14 de
febrero, el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč, presidió la Santa Misa de
Miércoles de Ceniza, dando inicio a la Cuaresma, que nos prepara para la
celebración de la Pascua de Resurrección. La Eucaristía se llevó a cabo a los
pies de Nuestra Madre del Valle, y fue concelebrada por el padre Ramón
Carabajal, capellán de la Catedral Basílica y Santuario mariano.
En su homilía, Mons. Urbanč reflexionó
sobre la Cuaresma, afirmando que “es un tiempo fuerte dentro del año litúrgico,
porque estamos invitados a meternos dentro de nosotros mismos… Dice Jesús en el
Evangelio que Dios mira el corazón, no las apariencias. Por eso este tiempo cuaresmal
es una invitación que nos hace Dios para que hagamos lo que hizo Jesús”.
Continuando su meditación
dijo que “nuestra vida es una misión para la que hay que prepararse, y todos
los años Dios nos da la oportunidad de hacer un ajuste en la tarea de anunciar
el Evangelio. Jesús se retiró 40 días al desierto, en penitencia, oración,
ayuno, intimidad con Dios, para prepararse a la misión, porque es difícil,
compleja, tiene adversidades, y uno tiene que estar fortalecido. Entonces, la Cuaresma es ponernos
a la par de Jesús y junto con Él
retirarnos al desierto para orar, para estar en la intimidad del Padre y compenetrarse
del contenido de lo que tenemos que anunciar”.
En esta línea manifestó que “desde
el día del bautismo hemos sido convocados por el Señor para participar de la
gran familia misionera, de aquellos que anuncian la misericordia de Dios en
este mundo que está hambriento de la misericordia, la ternura y la compasión de
Dios”.
“Estos 40 días nos tienen
que preparar para que celebremos la Pascua, el triunfo de la vida sobre la
muerte, del amor sobre el odio y el egoísmo, de la libertad sobre la esclavitud,
de la verdad sobre la mentira, de la luz sobre la oscuridad. Pero eso hay que
trabajarlo, prepararlo”, refirió.
Más adelante aseveró que en
este tiempo “nos vamos a acercar a Dios a pedirle perdón”, pero tenemos que
estar “dispuestos a perdonar y a pedir perdón a los que hemos ofendido, entonces
Dios nos va a perdonar”.
Indicó que en este tiempo de
penitencia, “Jesús propone tres modos de practicar para cambiar el corazón: la
oración, la penitencia, el ayuno, los sacrificios, las renuncias, y la limosna
o caridad, ése es el trípode sobre cual tenemos que apoyarnos en este tiempo de
Cuaresma”.
Asimismo, llamó a “compartir
con los demás, no cerrar el corazón al hermano que nos necesita”, porque “es
fundamental dar de corazón. No se arrepientan de dar y van a ver cuánto vamos
recibir de Dios en paz interior, fortaleza, esperanza viva y alegre, para
seguir luchando en esta vida”.
En otro tramo de su predicación
remarcó que “esta Cuaresma es una invitación a la conversión, al cambio de mente
y de corazón, a vivir como nos enseñó Jesús con su ejemplo… La Cuaresma son 40
días de penitencia, de arrepentimiento, 40 días para entrar en la dinámica de
la misericordia de Dios, para que esa misericordia nos purifique”.
Finalmente, explicó que el
rito de la imposición de la ceniza “es un signo exterior que tiene que disponer
mi corazón a la penitencia, a rezar más y hacer más caridad al prójimo”, para
que haciendo “este camino penitencial sane nuestro corazón del egoísmo, de la
mezquindad, del odio, de los rectores, de la dureza de corazón, porque ahí quiere
meterse Dios”.
Luego de la homilía, el
Obispo junto al Capellán y los Ministros Extraordinarios de la Comunión
colocaron la ceniza en la frente de los fieles, quienes en gran número se
acercaron a participar de este rito propio de esta jornada penitencial.
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#MiércolesDeCeniza
Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat