“Que con esta apertura que hacemos en este hermoso lugar, podamos tener una verdadera fuente inagotable de evangelización, de anuncio del Evangelio y de difusión de los valores del Evangelio”, dijo el Obispo.
Durante la tarde del miércoles
1 de enero, día en que la Iglesia celebra cada año la Fiesta de Santa María
Madre de Dios, se llevó a cabo la ceremonia de inicio del Año Jubilar 2025 con la
apertura de la Puerta Santa en el Santuario de la Gruta de la Virgen del Valle.
Es el tercer lugar de la diócesis donde se abre este portal santo, luego del
Santuario Catedral y el templo del Servicio Penitenciario Provincial.
En el rito inicial, que tuvo
lugar en la Plaza de la Virgen, el obispo diocesano Mons. Luis Urbanč invitó a dar
apertura solemne al Año Jubilar Ordinario en este Santuario Diocesano, luego se
proclamó el Evangelio y se leyó un fragmento de la Bula de convocatoria del
Papa Francisco.
Seguidamente, se puso en marcha
la peregrinación precedida por la Cruz, ubicándose detrás los ministros y el
pueblo de Dios reunido para vivir este acontecimiento de gracia en el lugar donde
hace más de 400 años fue hallada la bendita imagen de Nuestra Señora del Valle.
A su arribo a este Santuario a
cielo abierto, el Obispo abrió la Puerta Santa, símbolo de Cristo, Puerta de
Salvación, para los peregrinos que llegan a este espacio de devoción mariana.
En el umbral, el Obispo invitó
al pueblo a venerar la Cruz llevada en procesión y después bendijo el agua con
la que roció a todos los presentes.
La Eucaristía continuó como de
costumbre siendo presidida por Mons. Luis Urbanč y concelebrada por el padre
Santiago Granillo, rector del Santuario de la Gruta, y el padre Francisco Urbanč,
sacerdote de la Arquidiócesis de Tucumán.
En su homilía, el Obispo dijo
que cumplió con la ceremonia de “abrir esta tercera Puerta en la jurisdicción
de nuestra diócesis, para que a lo largo de todo este 2025 podamos tener
nuestras peregrinaciones penitenciales, para poder purificar el corazón de toda
mancha de pecado y de todas las secuelas del pecado, y así vivir una profunda
comunión con Dios”.
“Acá, seguramente, tendrán la
dicha de hacerlo muchos que vienen a visitar a la Virgen de otros lugares, de
otras provincias, quienes podrán recibir la gracia de la indulgencia plenaria”,
agregó.
Después comentó que el 29 y el
30 de diciembre abrió la Puerta Santa en la Catedral Basílica y Santuario mariano
y en la capilla San Maximiliano Kolbe del Servicio Penitenciario Provincial,
respectivamente; restando “el día 4 de enero en Belén, para el Decanato Oeste,
y el 10 sendas aperturas, una en El Suncho, para el Decanato Este, y la otra en
Piedra Blanca, departamento Fray Mamerto Esquiú, para el Decanato Centro. Así
tendremos distintos puntos a donde peregrinar”, detalló.
Continuando con su
predicación, resaltó que “hoy la Iglesia celebra la Solemnidad de María
Santísima como Madre de Dios, una verdad proclamada como dogma en el año 431 durante
Concilio Ecuménico de Éfeso” y “nosotros hoy, inicio del año civil, proclamamos
abiertamente al mundo que reconocemos que María Santísima es Madre de Dios”.
“En el marco de esta gran Solemnidad
-continuó- he abierto aquí esta Puerta Santa, para que todos aquellos que
vienen a venerar a la Santísima Virgen María, de la mano de Ella se encuentren
con Jesús, que es fuente inagotable de la misericordia”.
Jornada
Mundial de la Paz
En otro tramo señaló que “hoy
también la Iglesia en el mundo entero, desde hace 58 años por decisión de San
Pablo VI, celebra la Jornada Mundial de Oración por la Paz”, por ello “en esta Misa
pediremos por la paz”.
Al reflexionar sobre el lema
propuesto por el Papa Francisco para este año, afirmó que el Santo Padre “quiso
que pusiésemos la atención en una frase del Padrenuestro, empezando así el lema:
‘Perdona nuestras ofensas’, porque somos nosotros quienes ofendiendo a Dios y
al prójimo traemos la guerra, la discordia, el enfrentamiento, la división”. Por
eso “Jesús enseñó que algo fundamental en nuestra vida es pedir humildemente
perdón; solamente cuando uno con humildad pide perdón se le abre la puerta de
la misericordia”, enfatizó.
“Y el lema continúa: ‘Perdona
nuestras ofendas. Concédenos tu paz’, y la paz que Dios concede al mundo es
Jesucristo, quien es presentado como el Príncipe de la Paz, el que trae la paz;
Él ha reconciliado a la humanidad con Dios en su muerte redentora”, de allí que
“la cruz tiene que ser para nosotros la llave de la salvación, por eso, si
miramos ahí a Cristo, reconocemos que Él es el que reconcilia, con esa muerte,
a la humanidad con Dios, el Justo subió al patíbulo de la cruz, para morir por
los pecadores, que somos nosotros”, afirmó.
Asimismo, aseveró que “la paz
es don de Dios, pero tarea nuestra. Es Dios quien me da ese don en el corazón, fruto
de la humildad con la que me arrepiento, pero después tengo que trabajar para
que esa paz llegue a todos. Tenemos que trabajar por la paz en nuestro hogar, en
el barrio, en el trabajo, en la escuela, en el lugar donde estemos”.
Destacó que “el Papa nos pide
que tengamos corazones verdaderamente arrepentidos, y utiliza un concepto
propio de la guerra para decirnos que tenemos que desarmar el corazón, porque nuestros
corazones están llenos de armas, un arma se llama odio, otra venganza, otra
envidia, otra, egoísmo”. Por ello “en esta Jornada de Oración por la Paz nos
pide que nos dispongamos a trabajar para desarmar, desarticular nuestros
corazones de ese armamento”.
La
peregrinación, el corazón del Año Jubilar
Además, dijo que “la peregrinación
será el corazón de este Año Jubilar, porque somos peregrinos en este mundo,
caminantes” y propuso “organizar por parroquias una peregrinación juntos
durante el año, en la que tomemos conciencia de que somos un pueblo que camina,
que va al encuentro con Dios; un pueblo que quiere ser encontrado por Dios , un
pueblo que quiere tener el mismo corazón de Jesús, que es manso y humilde,
lleno de misericordia”.
También invitó “a perpetuar
este año el misterio de la Navidad”, anhelando “que cada uno tenga un pesebre
en su casa a lo largo de todo el año, es el 2025 cumpleaños de Jesús, también en
los negocios, en las plazas, en nuestros colegios, que tengamos un pesebre. No
dejemos pasar que estamos en este Año Jubilar, año para purificarnos, para
reconciliarnos con Dios, porque para eso vino el Hijo de Dios”.
“Que con esta apertura que
hacemos acá, en este hermoso lugar tan bien atendido, tan querido, tan
entrañablemente llevado en el corazón del creyente, podamos tener una verdadera
fuente inagotable de evangelización, de anuncio del Evangelio y de difusión de
los valores del Evangelio”, expresó hacia el final, a la vez que exhortó a que “a
lo largo de este año recurran frecuentemente al Sacramento de la Reconciliación,
éste es el sentido de este Año Jubilar: la reconciliación, para poder vivir en
paz con Dios y con los hermanos”.
Ofrendas
jubilares
En el momento del ofertorio, se
presentaron casullas con los diferentes colores litúrgicos que llevan estampado
el logo del Jubileo; una verde, signo de la esperanza a la que estamos llamados
a cultivar en este tiempo, portada por niños, esperanza del mañana; una roja,
signo de la sangre derramada por Cristo y el martirio por el amor a Jesús, llevada
por jóvenes que guían los momentos de Adoración Juvenil en este Santuario; una
morada, signo de la humildad y penitencia, presentada por una familia
recientemente constituida; y una estola morada, signo de la reconciliación a la
que estamos especialmente invitados en este Año Jubilar.
El pan y el vino fueron
acercados al altar por un matrimonio que acompañó las celebraciones
eucarísticas durante los nueve días de las festividades en honor de Nuestra
Madre en este Santuario.
Luego de la Comunión, se rezó la
Oración del Jubileo 2025, se alabó a la Virgen María con el canto y finalmente se
habilitó el paso de los peregrinos por la Puerta Santa en este año de gracia
especial.
#Jubileo2025Catamarca