Camino a la Beatificación

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31 mayo 2015

Falleció el Padre Carlos Orellana

El doblar de las campanas de la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Valle, durante el mediodía del domingo 31 de mayo, anunció la partida a la Casa del Padre del sacerdote Carlos Orellana.
El 7 de marzo había cumplido 86 años de edad y tenía una rica historia al servicio de la Iglesia, de Catamarca y  fundamentalmente de la Educación.
Un paro cardíaco lo llevó a los brazos de Dios. Hace pocos años tuvo un ACV que le produjo un profundo deterioro en su salud, pero paulatinamente se fue recuperando hasta volver a concelebrar diariamente la Santa Misa.
Fue ordenado sacerdote el 2 de diciembre de 1956 y fue fundador en Catamarca y asesor de movimientos tales como Cursillos, Palestra, Comunión y Liberación, Acampada; también fue rector del Seminario Diocesano Menor de Catamarca y a principios de los '70 fue el encargado del Santuario de Nuestra Señora del Valle.
Hasta los últimos días de su vida administró el Sacramento de la Reconciliación a cuantos se acercaban al Santuario Mariano,
donde vivió hasta su fallecimiento.
Los restos mortales del Padre Orellana comenzarán a ser velados en la Capilla del Santísimo de la Catedral Basílica, y se rezará en todas las celebraciones eucarísticas por el eterno descanso de su alma.
La misa de cuerpo presente será mañana, lunes 1 de junio, a las 9.00 en el Santuario de la Virgen del Valle.

Después de la celebración eucarística, sus restos mortales serán trasladados al Cementerio Municipal Fray Mamerto Esquiú, donde descansarán en el Panteón del Clero Diocesano de Catamarca.

29 mayo 2015

Dedicación del templo y consagración del altar en la Casa de Retiros Emaús

Como culminación del retiro anual del clero catamarqueño, durante la celebración eucarística del jueves 28 de mayo a las 20.00, el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, presidió la ceremonia de dedicación del templo, consagración del altar y bendición del ambón de la capilla de la Casa de Retiros Espirituales Emaús. Participaron el Obispo Emérito de Alto Valle del Río Negro, Mons. Néstor Hugo Navarro, y sacerdotes de la diócesis.
En el inicio de la ceremonia, se dio lectura al decreto correspondiente, luego de lo cual el Obispo bendijo agua, que aspergió al templo y a las personas.
Antes de la proclamación de los textos bíblicos bendijo el ambón, que es la mesa desde la cual Jesús prodiga al pueblo el pan de la Palabra.
Durante su homilía, Mons. Urbanc expresó: “Estamos reunidos en el cenáculo, porque esta capilla es un lugar especial de encuentro con Jesús Resucitado, con Cristo Vivo. Qué
hermoso que nos ha tocado en este día, dentro de los ejercicios espirituales, poder dar el esplendor que se merece a este cenáculo, como a esta casa Emaús, donde Jesús se va a manifestar siempre, para que los hombres puedan creer”.
Asimismo, agregó que “aquí tenemos el ámbito donde se celebra la nueva y definitiva alianza, un lugar de alianza, del pacto que se selló con la sangre de Jesús y que a nosotros nos pide también nuestra vida, para que se siga perpetuando este sacrificio único, verdadero, que ha traído la salvación para el mundo. Se arregló la casa y este templo brilla por su esplendor, para que realmente pueda ayudar a tantos hermanos y hermanas que van a venir atraídos por la misericordia de Jesús, para que hagan la experiencia del cenáculo y se encuentren con Él y de esta manera puedan salir a anunciar como los discípulos de Emaús, que puedan llevar el mensaje de haberse encontrado con Jesús”.

“Tenemos que ser rocas firmes en la fe y en la caridad”

En otro tramo de su reflexión, el Obispo resaltó: “Aquí tenemos el altar, el centro del templo, Cristo es la roca, es sacerdote, altar y víctima. Jesús lo hace todo y lo hace al mismo tiempo. Por eso al finalizar vamos a besar esta roca viva, ungida con el Crisma que va a penetrar la piedra. Y las cruces que están en las paredes también están hechas de roca, roca de la cordillera. Van a representar a Cristo, que es la roca sobre la que nosotros construimos, es la piedra angular. Y también nos recuerdan que nosotros también tenemos que ser rocas firmes en la fe, firmes en la caridad. Cuando entremos a este templo nos va a ayudar a llenarnos de esta firmeza y solidez, que es Cristo”.
Después del rezo del Credo, todos los participantes de la celebración, puestos de rodillas,
cantaron las letanías de los Santos. Y tras la oración de dedicación de la capilla, el Obispo ungió el altar con el Santo Crisma, con lo cual se convierte en símbolo de Cristo. A continuación ungió las cruces adosadas a los muros del templo.
El rito de consagración continuó con la quema del incienso sobre el altar para significar que el sacrificio de Cristo sube a Dios como suave perfume. Luego se procedió a la incensación del pueblo de Dios y de la nave de la capilla. Seguidamente se revistió el altar, que fue iluminado con la luz y embellecido con las flores colocadas sobre el mismo.
Posteriormente, el Obispo y los clérigos concelebraron la Eucaristía, parte principal de toda la ceremonia, que consagra el altar y el lugar de la celebración.
La Santa Misa prosiguió del modo acostumbrado, y luego de la bendición final, los sacerdotes firmaron el acta y besaron el altar.



Mons. Urbanc celebrará sus 33 años de ordenación sacerdotal junto a la comunidad de Belén

El sábado 30 de mayo, el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, cumple 33 años de su ordenación sacerdotal, concretada el 30 de mayo de 1982, durante la Solemnidad de Pentecostés.
El Pastor Diocesano dará gracias a Dios por este feliz acontecimiento en su vida de consagrado, junto a la comunidad de Belén, donde administrará el Sacramento de la Confirmación a jóvenes y adultos de las localidades de Pozo de Piedra, durante la mañana, y de La Puerta de San José, en horas de la tarde.
Completando esta visita a ese departamento del Oeste catamarqueño, el domingo 31 de mayo, en horas de la mañana celebrará las Confirmaciones en el Santuario de Nuestra Señora de Belén, y por la tarde en la localidad de Londres.

Se invita a toda la comunidad catamarqueña a rezar por nuestro Obispo Diocesano en esta acción de gracias por un nuevo aniversario de su consagración total a Dios.

27 mayo 2015

Jóvenes y adolescentes de la parroquia de la Santa Cruz recibieron la Confirmación en la Catedral

En la mañana del domingo 24 de mayo, Día de Pentecostés, se confirmaron los jóvenes y adolescentes de la Parroquia de la Santa Cruz en la catedral Basílica de Nuestra Señora del Valle, durante la misa presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, junto al Párroco, Pbro. Humberto Toloza.
Los adolescentes y sus familias de todas las comunidades de la parroquia ubicada en el norte de la ciudad capital, arribaron al templo catedralicio con la emoción de recibir el último Sacramento de la Iniciación Cristiana a los pies de la Madre del Valle.
El sacerdote presentó a los jóvenes, atestiguando su preparación para ese momento, y ellos expresaron sus deseos de recibir al
Espíritu Santo, para que los ilumine con la luz de la fe, los encienda con el fuego del amor y los confirme para dar testimonio de Jesús.
En la homilía, el Pastor Diocesano se dirigió especialmente a los confirmandos y a sus padrinos, para que puedan aceptar responsablemente la misión de ser testigos de Cristo en sus vidas, con valentía y entusiasmo para ser verdaderos discípulos misioneros. A los padrinos les encomendó que recen siempre por sus ahijados y les muestren buenos ejemplos de vida cristiana.
A continuación, el Obispo los ungió con el Santo Crisma, momento especial para toda la comunidad, especialmente para sus catequistas, quienes los acompañaron en la preparación durante más de dos años.

En el momento de las ofrendas, representantes de las comunidades acercaron dones materiales para el Santuario y la atención de los peregrinos, junto al pan y al vino.

Antes de la bendición final, todos los fieles se consagraron a María del Valle con un canto.

Participemos


26 mayo 2015

Catamarca honró la memoria de Mons. Elmer Miani a un año de su fallecimiento

El lunes 25 de mayo, con la Misa Solemne en la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Valle, Catamarca recordó al Obispo Emérito, Mons. Elmer Osmar Miani, a un año de su partida a la Casa del Padre. La misma fue presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por Mons. Néstor Hugo Navarro, Obispo Emérito de Alto Valle del Río Negro, y sacerdotes del clero local, quienes ese día comenzaron los ejercicios espirituales en la Casa de Emaús. El pueblo se reunió en torno al altar y a los pies de la Madre del Valle, para rogar por el eterno descanso del alma de quien pastoreó la diócesis catamarqueña durante 17 años.
En su homilía, Mons. Urbanc indicó que “hoy estamos congregados los sacerdotes, acompañados por Mons. Néstor Navarro Moreno, Obispo de Alto Valle de Rio Negro, quien nos está predicando los ejercicios espirituales, para celebrar la Misa rogando por el eterno
descanso de Mons. Elmer Osmar Ramón Miani, quien ha sido mi predecesor, séptimo Obispo de Catamarca. Queremos de esta manera honrar y nuevamente bendecir esta sepultura, como hace un año atrás”. A esta intención especial sumó la plegaria “por nuestra Patria, 205 años pasaron de aquel primer grito de libertad que han donado nuestros predecesores para este suelo argentino”, dijo el Pastor Diocesano, quien por la mañana presidió el Solemne Te Deum en la Catedral Basílica.

“Tenía un gran cariño por la Virgen del Valle”

En otro tramo de su predicación, resaltó que en “en este día, la Iglesia en Argentina celebra a Santa María como Madre de la Iglesia”, comentando que “esta fiesta o esta memoria la instituyó el Papa Pablo VI con ocasión del Concilio Vaticano II y nosotros, en Argentina, la celebramos el lunes después de Pentecostés”.

Continuando con esta línea de reflexión, afirmó que “acá tenemos a la Virgen María como Patrona de nuestra Diócesis. Es la manifestación más antigua del suelo argentino y Ella nos acompaña desde hace 400 años en este valle de Catamarca. Ella es la Madre de los hijos de Dios, Madre de todos los hombres. Y qué hermoso que este primer aniversario de la partida de nuestro querido Mons. Elmer sea en este día, porque él tenía un gran cariño por la Virgen del Valle, ha querido siempre estar vinculado, hasta el último momento de su vida se sentía totalmente identificado con esta Iglesia particular, su corazón estaba siempre aquí, su amor a la Virgen era entrañable. Y es admirable cómo la Virgen lo fue ayudando en este pastoreo de la Diócesis, y también a llevar la cruz de la enfermedad. Los sacerdotes catamarqueños saben cómo a veces le jugaba en contra la enfermedad, y él apoyado en la Virgen podía seguir adelante con la difícil tarea de pastorear la Diócesis, con sus conflictos, con sus alegrías. Qué bueno que en este día acontezca el primer aniversario de su partida”.

Recordando el texto del Evangelio, el Obispo destacó la figura de María, no sólo presente para que nazca Jesús, sino también presente en el nacimiento de la Iglesia, siempre alentando y rezando junto a los apóstoles y la Iglesia. “El compromiso con Ella es reconocerla como Madre”, dijo, suplicándole “que proteja nuestra Nación, para que seamos una comunidad de hermanos”.
“De esta manera podremos honrar la memoria de quien fuera Pastor de esta Diócesis, que aquí se encuentra sepultado, cerca de su Madre, la Virgen del Valle. Hoy lo honramos, con la gratitud que le merecemos por todo lo que él ha hecho y le pedimos al Señor que alcance el descanso eterno en el cielo. Que él esté junto a Aquél a quien ha querido servir como sacerdote y como Obispo por tantos años”, concluyó el obispo.


Antes de finalizar la celebración eucarística, el Obispo de Catamarca y el Obispo Emérito Alto Valle del Río Negro esparcieron agua bendita en el lugar donde yacen los restos mortales de Mons. Elmer Miani, en el Presbiterio de la Catedral Basílica, a los pies de la Virgen del Valle y de Santo Toribio de Mogrovejo, obispo a quien admiraba. Este momento fue seguido con profundo respeto y emoción por todos los sacerdotes y los fieles presentes.  

Invitación de las Monjas Dominicas


Iniciaron los ejercicios espirituales del clero catamarqueño

El lunes 25 de mayo, los sacerdotes de la Diócesis de Catamarca, junto con el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, iniciaron los ejercicios espirituales que cada año los reúnen en la Casa de Retiros Espirituales Emaús, ubicada camino a El Jumeal. Las jornadas se extenderán hasta el viernes 29 de mayo.
Mons. Néstor Hugo Navarro, Obispo Emérito de Alto Valle del Río Negro, tiene a su cargo las reflexiones de este año.

Misas en la Catedral
Por este motivo, durante esos días, en la Catedral Basílica sólo se celebrará misa a las 7.00 y a las 20.00.

Elevemos oraciones por los frutos de este encuentro.

Retiro de Eslabón

El Movimiento Círculo de Juventud Eslabón viene preparando el retiro espiritual para varones a
partir de los 18 años de edad, que tendrá lugar del 9 al 12 de julio, en la Casa de Retiro Emaús.

25 mayo 2015

Mons. Luis Urbanc en el Te Deum del 25 de Mayo

“Celebramos el Día de la Patria con honda gratitud, fecundo examen y serio compromiso”

Llamó a realizar “un serio y profundo examen que confronte la realidad que somos con el proyecto de lo que fuimos llamados a ser según el humano curso de nuestra historia y los dictados de la Divina Providencia”


Esta mañana, el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, presidió el Solemne Te Deum por los 205 años del nacimiento de la Patria, en el altar mayor de la Catedral Basílica del Santísimo Sacramento y Santuario de Nuestra Señora del Valle, acompañado por los sacerdotes Juan Orquera y Lucas Segura.
La ceremonia contó con la participación de las principales autoridades provinciales y municipales, encabezadas por la Sra. Gobernadora, Dra. Lucía Corpacci, y el Sr. Intendente de San Fernando del Valle de Catamarca, Lic. Raúl Jalil, respectivamente, junto a miembros de sus gabinetes, legisladores nacionales y provinciales, concejales, jefes de las Fuerzas de Seguridad provincial y federales, con abanderados y escoltas, y pueblo en general.
Tras la proclamación de las lecturas bíblicas, en su homilía, Mons. Urbanc expresó: “Congregados hoy a los pies de la Imagen bendita de nuestra Madre del Valle, celebramos juntos el Día de la Patria con sentimientos de honda gratitud, de fecundo examen y de serio compromiso. De gratitud a Dios, primero, porque Él nos hizo el hermoso regalo de la Patria para tejer en este bendito suelo la trama de nuestra peculiar historia. De gratitud, luego, a todos los que, desde un notorio protagonismo o desde el anónimo bregar de cada día, fueron cimentando el edificio moral, cultural, económico y social de nuestra comunidad. De gratitud, en fin, a nuestros
padres que, como frutos de su mutuo amor, nos han traído a la vida en el seno de esta sociedad que, con sus luces y sombras, es depositaria de nuestro perenne amor”.

Interpelando a todos con la pregunta: “¿Qué ha pasado con nosotros?”, en alusión a la realidad que vivimos, invitó a realizar un profunda mirada introspectiva individual y comunitaria, al afirmar que “no se acaba todo en gratitud, porque es éste un día propicio para someternos privada, grupal y socialmente a un serio y profundo examen que confronte la realidad que somos con el proyecto de lo que fuimos llamados a ser según el humano curso de nuestra historia y los dictados de la Divina Providencia”.

Año electoral

En otro tramo, el Pastor Diocesano expresó que “podríamos aprovechar la preciosa ocasión que nos proporciona la Providencia en este año electoral para repensar la Patria a la luz de una historia que, en su incesante caminar, nos impulsa hacia un porvenir que ha de ser previsto y planificado en un clima social de paz, madurez, respeto y fraternidad, frutos de la
vigencia de los principios del bien común, del destino universal de los bienes, de la subsidiaridad, de participación y de solidaridad, concebidos y aplicados en sumisión a los irrestrictos valores de la verdad, la libertad y la justicia; para proceder luego a elegir según los criterios de honestidad, integridad, capacidad, idoneidad, propuestas, ideas y voluntad de diálogo, a aquellos que han de conducir humanamente los destinos de la Nación”.
El Pastor Diocesano culminó su mensaje con la Oración por la Patria rezada por todos los participantes del oficio religioso.
En el momento de la plegaria comunitaria se pidió por el Papa Francisco, nuestro Obispo Luis Urbanc, y demás consagrados; por nuestra Patria y sus gobernantes; por los más pobres y necesitados, los enfermos, ancianos y huérfanos, y por el eterno descanso del alma del Obispo Emérito de Catamarca, Mons. Elmer Osmar Miani, al cumplirse este día el primer aniversario de su partida a la Casa del Padre.
El solemne acto litúrgico con el que los catamarqueños glorificaron y dieron gracias a Dios en el cumpleaños de la Patria fue acompañado por el Coro de Cámara de la Municipalidad de la Capital, dirigido por Marta Acha, junto al Coro Buen Pastor.


Texto completo de la homilía

          El adjetivo “patria” supone el sustantivo “tierra” y designa “la tierra de los padres”.
Actualmente el adjetivo ha quedado sustantivado, pero su significado más profundo subsiste. Es la tierra de nuestros padres, de nuestros antepasados. La tierra en la que hemos emergido a la maravilla de la existencia, en la que nos alumbró la luz de la educación y en la que nos hemos visto transidos por el fulgor de la fe. Tierra que nos asombra con todos sus encantos y en la que habitan comunidades que cultivan determinados valores culturales, morales y espirituales, recibidos como preciosos legados de nuestros mayores, conservados por las costumbres populares, acrecentados por el amor compartido, retransmitidos con la esperanza puesta en un futuro mejor.
Patria es la tierra en la que vivimos como en nuestro lugar propio y natural, y en la que ansiamos gozar de sencilla honradez y del aprecio de nuestros compatriotas.
Patria son las calles que transitamos cada día, los lugares donde nos ganamos la vida con el sudor de la frente, los hogares que nos acogen con el afecto compartido, el viento que sopla cada jornada, los árboles que se elevan en nuestras plazas, los templos que unen cielo y tierra con la fuerza de la oración y de la piedad, las escuelas que conservan y transmiten el tesoro cultural acumulado ayer, asimilado e incrementado hoy, preparado para un mañana más resplandeciente.
Patria es la tierra, el mar y el cielo asociados con nuestra existencia y concebidos como prolongaciones de nuestros espíritus sedientos de trascendencia y eternidad.
Queridos hermanos, congregados hoy a los pies de la Imagen bendita de nuestra Madre del Valle, celebramos juntos el Día de la Patria con sentimientos de honda gratitud, de fecundo examen y de serio compromiso.
De gratitud a Dios, primero, porque Él nos hizo el hermoso regalo de la Patria para tejer en este bendito suelo la trama de nuestra peculiar historia. De gratitud, luego, a todos los que, desde un notorio protagonismo o desde el anónimo bregar de cada día, fueron cimentando el edificio moral, cultural, económico y social de nuestra comunidad. De gratitud, en fin, a nuestros padres que, como frutos de su mutuo amor, nos han traído a la vida en el seno de esta sociedad que, con sus luces y sombras, es depositaria de nuestro perenne amor.
Pero no se acaba todo en gratitud, porque es este un día propicio para someternos privada, grupal y socialmente a un serio y profundo examen que confronte la realidad que somos con el proyecto de lo que fuimos llamados a ser según el humano curso de nuestra historia y los dictados de la Divina Providencia.
No es este el momento apropiado para detenernos extensamente en esta consideración, pero no podemos desaprovechar la ocasión de compartir algunas sencillas ideas.
En líneas generales, podríamos afirmar que hemos avanzado mucho en estos 205 años de historia patria; avances que, sin ánimo de entrar en detalles, hacen a casi todos los aspectos de nuestra vida social.
Pero no todo fue progreso hacia lo mejor, porque en cierto sentido nuestra existencia común se ha visto deteriorada.
En efecto, hasta no hace muchos años era normal, al menos en nuestras provincias del interior, la apertura confiada de cada familia al entorno social, con la clara conciencia de que sus vidas y sus cosas estaban puestas al amparo de la honradez, el respeto y la fraternidad profesados por todos. Pero ahora sólo podemos sentir nostalgia en la inseguridad de hoy de la tranquila seguridad de ayer. ¿Qué ha pasado con nosotros? ¿Por qué hemos dejado de honrarnos unos a otros? ¿Por qué hemos perdido la conciencia de que la vida es sagrada y de que los bienes ajenos han de ser respetados? ¿Por qué en vez de labrar el futuro a fuerza de trabajo, algunos han pretendido tomar el atajo de la dádiva, de la coima, del hurto, del robo, del chantaje, de la violencia, etc.?
Hasta hace no muchos años nuestros jóvenes buscaban un normal esparcimiento en los paseos, la práctica de deportes, las sanas reuniones y otras actividades semejantes que eran y son caminos de integración y no de evasión social. Pero hoy se han introducido y han cundido por doquier el narcotráfico y la drogadicción con su terrible secuela de males que afectan a las personas, las familias, los grupos, la entera sociedad. ¿Cuándo, cómo y por qué hemos tomado en esto el camino equivocado? ¿Por qué hemos permitido que avance y se arraigue este flagelo que ciertamente nos daña a todos y especialmente a nuestra juventud? ¿Es posible hoy revertir la situación? ¿Qué hemos de hacer al respecto?
Éstos y otros muchos interrogantes han de ser planteados y respondidos, para que sepamos cómo pensar y obrar y qué camino hemos de transitar para avanzar y no retroceder, para superarnos y no degradarnos.
He señalado tan sólo dos realidades para mostrar que debiéramos someternos libre y reposadamente a un profundo y serio examen de conciencia privada, grupal y social, ya que el examen de conciencia es el principio de la rectificación que nos hará recuperar el rumbo parcialmente perdido.
No querría, queridos hermanos, que quede la impresión de que nuestra sociedad presenta sólo sombras, lo que no es cierto, pero sí parece claro que este Día de la Patria ha de impulsarnos a renovar nuestro compromiso de amor con nuestra madre Argentina, asumiendo responsablemente su pasado, viviendo intensamente su presente y proyectando lúcidamente su futuro.
Para ello, entre otras cosas, podríamos aprovechar la preciosa ocasión que nos proporciona la Providencia en este año electoral para repensar la Patria a la luz de una historia que, en su incesante caminar, nos impulsa hacia un porvenir que ha de ser previsto y planificado en un clima social de paz, madurez, respeto y fraternidad, frutos de la vigencia de los principios del bien común, del destino universal de los bienes, de la subsidiaridad, de participación y de solidaridad, concebidos y aplicados en sumisión a los irrestrictos valores de la verdad, la libertad y la justicia; para proceder luego a elegir según los criterios de honestidad, integridad, capacidad, idoneidad, propuestas, ideas y voluntad de diálogo, a aquellos que han de conducir humanamente los destinos de la Nación.
Queridos hermanos, en el texto bíblico proclamado, el apóstol san Pedro nos exhortó, en síntesis, a ser plenamente ciudadanos del cielo y de la tierra. Y no podría ser de otro modo, porque la fe, que es de lo que no se ve (cf. Heb 11,1), nos compromete intensamente con lo que sí se ve, ya que quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve (1 Jn 4,20). En efecto, el cristiano es un peregrino en marcha hacia el cielo, sin ser por ello un fugitivo de la tierra. Su amor a Dios abrasa su corazón de genuino amor y entrega al prójimo. Festeja su esperanzada pertenencia a la patria del cielo y celebra con ardor su pertenencia a la patria de la tierra, mientras suplica al Señor de la historia que derrame con abundancia sus gracias y dones sobre la comunidad que lo vio nacer, porque “si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los albañiles; si el Señor no custodia la ciudad, en vano vigila el centinela”.  (Sal 127,1)

Este Señor está siempre con nosotros y lo estará hasta el fin de la historia (cf. Mt 28,20), pero en algunos tiempos señalados nos honra con una especial visita. Este día de la Patria es una jornada de visitación del Señor. Aprovechando su presencia le pedimos que nos abra los oídos del alma para escuchar su mensaje de paz (Lc 19,42) proclamado a todo el pueblo argentino, y renovamos la súplica del pueblo que le dice: “Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Nos sentimos heridos y agobiados. Precisamos tu alivio y fortaleza. Queremos ser nación, una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común. Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios para amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden, aborreciendo el odio y construyendo la paz. Concédenos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda. Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor, cercanos a María del Valle, que desde esta Basílica nos dice: ¡Argentina! ¡Canta y camina! Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos”. Amén.

24 mayo 2015

Como regalo de Pentecostés, la Diócesis de Catamarca tiene una nueva parroquia


Mons. Urbanc llamó a los fieles a conformar una parroquia eucarística y misionera, bajo el influjo del Espíritu Santo.

El sábado 23 de mayo, vísperas de la Solemnidad de Pentecostés, el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, creó la parroquia número 29, dedicada del Espíritu Santo, y nombró a su primer párroco, el Pbro. Santiago Granillo, durante una ceremonia concretada en el Año Diocesano de los Laicos, dentro de la Misión Diocesana Permanente.
Los fieles de la nueva parroquia y otras vecinas colmaron el templo ubicado en el barrio Los Ceibos (500 Viviendas), sector norte de la ciudad capital, y ocuparon gran parte del predio que lo comprende para compartir la Santa Misa, presidida por el Obispo Diocesano y concelebrada por sacerdotes del clero local. El oficio religioso contó con la participación del Intendente de San Fernando del Valle de Catamarca, Lic. Raúl Jalil, y la concejal Jimena Herrera.
En el inicio del acto litúrgico, el Pbro. Rogelio Suárez, párroco de Nuestra Señora del Rosario, con sede en La Merced, departamento Paclín, dio lectura a los decretos de creación de la nueva parroquia, detallando Patronos y límites geográficos; y el correspondiente a la designación del Pbro. Santiago Granillo como primer párroco de esta porción de la Diócesis de Catamarca.
Durante la Liturgia de la Palabra, Mons. Urbanc entregó al nuevo párroco el Leccionario, que contiene las Sagradas Escrituras que debe enseñar y compartir durante toda su vida, anunciando a Dios en todo momento.
Al finalizar la proclamación del Evangelio, el Obispo inició su homilía dando gracias a Dios “por este regalo tan importante, que es la creación de una nueva jurisdicción parroquial en Capital”. Agradeció a las comunidades y a los párrocos de Santa Rosa de Lima y de la Santa Cruz, a cuyas jurisdicciones pertenecían los fieles de la actual parroquia, “por su trabajo a lo largo de estos años para ir forjando una conciencia de lo que significa ser comunidad”. También expresó su gratitud hacia “los muchos sacerdotes que han trabajado, pero de un modo particular a los más cercanos que han ido conformando esta realidad como si fuera un sueño, al Padre Antonio Bulacio, quien trabajó mucho para tener este espacio, que hoy nos sirve como templo; a los Padres Misioneros Redentoristas, que también han ido acrecentando un poquito este salón, animando a la comunidad, y al Padre Santiago, quien va a quedar al frente de esta comunidad por los primeros seis años, enseñándoles a caminar juntos”. Además, agradeció a las autoridades que colaboraron para que esto se hiciera realidad. “Esperamos más ayuda para que este ambiente sea cada
vez más acogedor, para que desde aquí se irradie el mensaje de Jesús a los distintos rincones, distintos barrios de esta jurisdicción parroquial, que está puesta bajo la advocación del Espíritu Santo. Así lo han querido los que han comenzado a misionar acá, impulso que se dio con el Padre Sonzini”. Resaltó que “los Padres Redentoristas han ido imprimiendo entre ustedes, que el Cura Brochero, beato, sea uno de los Co-Patronos de la parroquia, al igual que el querido Padre Pío de Pietrelcina”.

“Hay que salir a la calle a llevar a Jesús”
En otro tramo de su predicación, Mons. Urbanc expresó: “Estamos creando esta parroquia en la víspera, en la vigilia de Pentecostés. Y ustedes tendrán que ser una parroquia modelo, porque el Espíritu Santo nos ayuda en el discernimiento para saber distinguir qué viene de Dios y qué no viene de Dios. Todos ustedes, con el párroco, quien los guía como un buen pastor, tendrán que aprender a discernir qué quiere el Espíritu Santo para esta comunidad”.
 “El Espíritu Santo nos da fuerza, como dice el texto de los Hechos de los Apóstoles, que les dio una fuerza, un coraje, una valentía que los hizo salir en estampida a anunciar a Jesús. Entonces, ustedes tienen que ser una parroquia misionera, es lo que pide el Papa”, manifestó el Obispo, enfatizando que en este año especial, “los laicos tienen que ser verdaderamente misioneros. Salir a la calle, hay que llevar a Jesús, hay que ir casa por casa llevando el mensaje del amor de Nuestro Señor Jesucristo, llevando su misericordia y su bendición a los hogares. Esto es lo que provoca el Espíritu, una Iglesia que va al encuentro de los demás. Ojalá que ustedes, con esta ayuda del Espíritu Santo, tengan la fuerza que tuvieron los apóstoles”.

Para finalizar, se dirigió al Padre Santiago expresando: “Que esta Palabra de Dios, la puedas anunciar siempre, que puedas administrar los sacramentos, el Bautismo, la Reconciliación, visitar a los enfermos y ungirlos con el óleo de los enfermos y los otros que serán siempre el centro de esta comunidad, que sea eucarística y misionera”.
Posteriormente, el nuevo párroco realizó su profesión de fe ante el Señor Obispo y toda la comunidad, seguido de los juramentos de obediencia al Pastor Diocesano y a sus sucesores, y renovó las promesas sacerdotales, que hizo el día de su ordenación. Estos momentos se vivieron con especial atención y fueron coronados con un fuerte aplauso.
En el momento de las ofrendas, representantes de las comunidades que conforman la parroquia del Espíritu Santo acercaron al altar los óleos sagrados, que el sacerdote utilizará para bautizar, confirmar y ungir a los enfermos, asegurándose de impulsar la vida
sacramental de sus fieles.

Del flamante párroco
Después de la comunión, miembros de la parroquia Santa Rosa de Lima acercaron presentes al nuevo párroco, quien agradeció y dirigió unas palabras.
“Al iniciar este camino como nueva parroquia, quisiera ante todo y en nombre de todos los que ahora forman parte de ella, dar gracias al Señor por el cumplimiento de su promesa de darnos al Santo Espíritu, y en este año, ese don se convierte en parroquia, una nueva comunidad parroquial de discípulos misioneros de Jesucristo para el extenso norte de nuestra ciudad capital. Estoy seguro que su misericordia así lo ha querido”, expresó el sacerdote, quien agradeció “la bendición de Dios de ser el primer párroco de esta comunidad, que se desprende de la parroquia Santa Rosa de Lima. Doy gracias por los muchos sacerdotes que han pasado sirviendo y animando lo que hoy nosotros podemos ver y ser testigos, a los muy recordados Padres Redentoristas”.

Dirigiéndose a los parroquianos dijo que “tenemos un gran desafío en este tiempo de nuestra historia, y es ayudar a redescubrir la belleza y la alegría de ser cristianos. Hoy hago mías las palabras de los Obispos en Aparecida: ‘Hemos de mostrar, como nueva parroquia la capacidad para promover  y formar discípulos misioneros que respondan a la vocación recibida y comuniquen por todos lados, por desborde gratitud y servicio, el don del encuentro con Jesucristo’”.
Al finalizar la Santa Misa, los sacerdotes saludaron en la entrada del templo y posteriormente compartieron un brindis a la canasta con toda la comunidad parroquial.