Camino a la Beatificación

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31 marzo 2021

TRIDUO PASCUAL EN LA CATEDRAL

Jueves Santo - 1 de abril

 CENA DEL SEÑOR Y LAVATORIO DE LOS PIES

9.00- Rezo de Laudes. Confesiones.

17.00- Confesiones.

20.00- Misa de la Cena del Señor.

Adoración Eucarística hasta las 24.00.

 

 Viernes Santo - 2 de abril

 PASIÓN DEL SEÑOR

9.00- Rezo de Laudes. Confesiones.

17.00- Celebración de la Pasión del Señor.

20.00- Rezo del Vía Crucis.

 

 Sábado Santo - 3 de abril

 VIGILIA PASCUAL

9.00- Rezo de Laudes. Confesiones.

17.00- Confesiones.

20.00- Celebración de la Vigilia Pascual. Llevar agua y velas para la bendición.

 

 Domingo de Pascua - 4 de abril

 TRIUNFANTE RESURRECCIÓN DEL SEÑOR

8.00, 10.00, 11.00, 18.00 y 20.00- Santa Misa.

Todas las Misas de las 20.00 se transmiten por: http://tiny.cc/FacebookCatedral

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 Catedral Basílica Santuario de la Virgen del Valle.

CAMINO A LA BEATIFICACIÓN

 Lanzaron el “1° Congreso Académico Beato Fray Mamerto Esquiú”

 

Durante la mañana del miércoles 31 de marzo, en el salón de reuniones del Obispado de Catamarca, se realizó el lanzamiento del “1° Congreso Académico Beato Fray Mamerto Esquiú”. El mismo se realizó en el marco de una conferencia de prensa ofrecida por el Director General del Centro Educativo y Cultural Diocesano “Virgen del Valle” (CECulD); el Pbro. Julio Murúa y Fray Pablo Reartes, miembros de la Comisión Central organizadora de la ceremonia de beatificación de Fray Mamerto Esquiú; y la Prof. Guadalupe Sánchez, integrante del Área de Historia de la comisión responsable del Congreso Académico.

En la apertura de la conferencia, el padre Julio Murúa comentó que “estamos trabajando para la ceremonia de beatificación de Fray Mamerto Esquiú, desde la Comisión conformada por varias personas de distintas procedencias, vinculadas a las áreas que estamos haciendo el camino para sensibilizar a la comunidad acerca de la beatificación de Esquiú”. Presentó el avance en las tareas, en este caso en lo referido a la parte académica.

Sobre este aspecto, el Pbro. Oscar Tapia afirmó que “nosotros nos ocupamos de la faceta académica - intelectual, porque Fray Mamerto Esquiú fue una persona polifacética; por eso se ha pensado este Congreso, que dará inicio en agosto y se llevará a cabo durante seis viernes: 6, 13, 20, 27; 3 y 10 de


septiembre”.

Con relación a la metodología del Congreso, señaló que “abarcamos distintas áreas del saber y donde el Padre Esquiú tuvo incidencia como la filosofía, teología, aspectos sociales, históricos, educacionales-pedagógicos y comunicacional, porque también fue periodista. Pensamos trabajar con varias instituciones académicas ya que apunta a abarcar a docentes, alumnos avanzados y aquellos que quieran participar. En principio pensamos que la modalidad del Congreso será virtual, pero apuntamos a la semi presencialidad, o sea desde Catamarca, y abrirlo con los medios de comunicación a nivel nacional e internacional”.

“La pretensión es ir al pasado para recuperar el pensamiento del Padre Esquiú y traerlo al presente con toda la actualidad que tiene”, remarcó el Director del Centro Educativo y Cultural Diocesano “Virgen del Valle”. 


Al ser consultado sobre el costo, dijo que  “va tener un costo mínimo, para expositores $800, estudiantes $300, participantes $500 y asistentes nada, a los fines de solventar los costos de la virtualidad”.    

Por su parte, Fray Pablo Reartes manifestó que “este primer Congreso es muy importante porque está referido a la vida y obra de Fray Mamerto Esquiú en su faceta académica. Sabemos fue un fraile muy preparado intelectualmente, estaba al tanto de todos los conocimientos que había en Europa, y su vida fue una constante preparación, donde su parte académica intelectual la forjó cada día a través del estudio y el conocimiento”.

Para finalizar, la profesora Guadalupe Sánchez explicó que “el tema central es ‘Fray Mamerto Esquiú y Medina, constructor de la fraternidad y la amistad social’ y el lema será ‘Es justo y conveniente acordarse de los hermanos’, sacada esta frase del Libro de los Macabeos”.


Asimismo, detalló que la propuesta “se estructura en nueve ejes, que van en relación con las áreas, como: Políticas y prácticas culturales, lingüísticas, educativas en el ideario de Fray Mamerto; La historia y los escenarios culturales; Problemáticas sociales, económicas, ambientales e identitarias; Entramados territoriales: luchas simbólicas y concretas en torno a los procesos históricos; Memoria, historia oral, vida cotidiana en la vida de Fray Mamerto; Sujetos e identidades en contextos de cambio social; La fraternidad y la amistad social como categorías de construcción de un nuevo modo relacional en una sociedad global y compleja; La fe y la razón, puestas al servicio de la construcción de la identidad nacional y la pacificación de la sociedad; y La piedad profunda y el compromiso ciudadano”.

Al ser consultada por el equipo de trabajo del Congreso, la docente aseveró que “es un grupo amplio conformado por varios profesores; también está abierta la invitación para aquellos estudiantes que quieran sumarse a la investigación, tanto desde el punto de vista pedagógico como social e histórico. Están todos invitados a que presenten sus ponencias y sus trabajos”.

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Mons. Urbanc al clero local en la Misa Crismal

“La respuesta a este don del sacerdocio no puede ser otra que la entrega total”

 

En la noche del Martes Santo -30 de marzo-, el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, presidió la Misa Crismal a los pies de la Madre del Valle, que fue concelebrada por todos los sacerdotes de la Diócesis de Catamarca, quienes en horas de la mañana participaron de la Asamblea del Clero, en un clima fraterno y de reflexión preparándose para vivir ésta y las demás celebraciones de la Semana Santa.

La ceremonia litúrgica, que fue seguida por cientos de fieles a través de las redes sociales, vuelve a celebrarse en medio de la


pandemia, esta vez en el marco del Año de San José en comunión con la Iglesia Universal y el Año Diocesano de Fray Mamerto Esquiú, que nos prepara para vivir en este 2021 la beatificación del amado fraile catamarqueño.

En su homilía, Mons. Urbanc se centró en la misión de los presbíteros, teniendo en cuenta que en esta celebración se realizaba la renovación de las Promesas Sacerdotales. En el comienzo relató una breve narración del escritor León Tolstoi en la que un rey se abaja para ser semejante a un pastor, señalando a continuación que “el Hijo de Dios, que es


verdadero Dios, renunció a su esplendor divino: «Se despojó de su rango, y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y muerte de cruz» (Flp 2,6 ss). Como dicen los santos Padres, Dios realizó el sagrado intercambio: asumió lo que era nuestro, para que nosotros pudiéramos recibir lo que era suyo: ser semejantes a Él. Esto es lo que celebraremos en estos días del Triduo Pascual”.


A continuación destacó que “por todos debería ser sabido que existe una relación única entre el Sacramento del Orden que hemos recibido los sacerdotes y la Santísima Eucaristía, que se desprende de las palabras de Jesús en el Cenáculo: «Hagan esto en conmemoración mía» (Lc 22,19). Y, allí mismo instituyó la Eucaristía y el sacerdocio de la nueva Alianza. Él es sacerdote, víctima y altar: mediador entre Dios Padre y el pueblo (cf. Hb 5,5-10), víctima de expiación (cf. 1 Jn 2,2; 4,10) que se ofrece a sí mismo en el altar

de la cruz. Nadie puede decir: «Esto es mi cuerpo» y «éste es el cáliz de mi sangre» si no es en el nombre y en la persona de “Cristo, único sumo sacerdote de la nueva y eterna Alianza” (cf. Hb 8-9). Esta vinculación se hace presente y visible en la Misa presidida por el Obispo o el presbítero, en la persona de Cristo cabeza del Cuerpo, que es la Iglesia”.

Señaló luego que “la celebración de la Santa Misa es el principal oficio y la primera necesidad que todo sacerdote tiene para con él mismo y para con la Iglesia, y la más alta forma de servir a la comunidad, en la fe, la esperanza y la caridad”. Y siguió: “Por eso, san Juan Pablo II afirmaba con emoción que «la respuesta a este don del sacerdocio no puede ser otra que la entrega total: un acto de amor


sin reservas… La aceptación voluntaria de la llamada divina al sacerdocio fue, sin duda, un acto de amor que ha hecho de cada uno de nosotros un enamorado. La perseverancia y la fidelidad a la vocación recibida consiste, no sólo en impedir que ese amor se debilite o se apague (cf. Ap. 2,4), sino principalmente en avivarlo, en hacer que crezca más cada día. Cristo inmolado en la Cruz nos da la medida de esa entrega, ya que nos habla de amor obediente al Padre para la salvación de todos (cf. Flp 2,6 ss)…Un sacerdote vale lo que vale su vida eucarística, sobre todo su Misa. Misa sin amor, sacerdote estéril, Misa fervorosa, sacerdote conquistador de almas. Devoción eucarística descuidada y no amada, sacerdocio en peligro y desfalleciente»
(mensaje al clero italiano, 16-2-1984)”, recordó.

 


Sigan siendo creativos y empeñosos

en la atención de sus comunidades”

Después de ofrecer otras reflexiones acerca del sacerdocio, el Obispo se dirigió directamente a los presbíteros presentes y les dijo: “De corazón les pido que sigan siendo creativos y empeñosos en la atención de sus comunidades, no disminuyendo en la calidad del servicio, sino mejorándolo con el uso de las herramientas digitales y valiéndose de las redes sociales, para encarnar los valores del Reino de Dios en la vida de nuestros niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos.


Cuiden a sus catequistas, anímenlos, fórmenlos para que conduzcan con su sabiduría y ejemplo de vida a todos sus hermanos por el nunca terminado itinerario catequístico, desde la infancia hasta la edad adulta”.

También los llamó a que “consoliden el servicio de Cáritas, tan propio de la vida de todo bautizado que se precie de tal. Al igual esmérense por darle esplendor y significancia a la Liturgia Eucarística y Sacramental formando a los fieles en esta área de la vida cristiana, a fin de que “su participación en ella sea consciente, activa y fructuosa” (S.C. 1 1), para ello constituyan, como verdaderos liturgos de la comunidad, el equipo de liturgia parroquial para que se ocupe de formar a los hermanos en el aprecio de la liturgia, y prepare y anime las celebraciones”.


Seguidamente se refirió a la necesidad de evangelizar en este tiempo marcado por algunas realidades, “que se están dando al margen de las enseñanzas divinas, más aún, en clara oposición y contraste con ellas, como son la ideología de género, el feminismo ateo, el constructivismo, el aborto, la anticoncepción, la eutanasia, el desprecio por la vida, los abusos de todo tipo, la violencia, la corrupción, el estractivismo, el relativismo, la trata de personas, las adicciones, el materialismo, el inmanentismo, el consumismo, el hedonismo, el narcicismo, el economicismo, el anticatolicismo y la a-religiosidad”. 


En otro tramo de su predicación hizo una breve alusión a la primera Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, que se realizará del 21 al 28 de noviembre próximos, y a continuación habló de la gran Asamblea Diocesana prevista para inicios del año 2022. Exhortó a que “cada párroco, otros sacerdotes y miembros de la vida consagrada animen con ganas el camino que haremos este año para culminar en un gran encuentro fraterno con el que nos alegremos y agradezcamos de ser una Iglesia Particular desde hace 111 años, y que nos programemos para los próximos años, respondiendo con fidelidad a la tarea que nos encomendó el Señor de la Vida y de la Historia”.

Concluyó pidiendo que “San José y Nuestra Madre del Valle nos alcancen las gracias que precisamos para continuar nuestra marcha y superar los obstáculos de cada día”.

 

Consagración del Santo Crisma y bendición de los Óleos


La celebración eucarística continuó con la renovación de las Promesas Sacerdotales por parte de todos los presbíteros; dando paso al rito de consagración del Santo Crisma y la bendición de los nuevos óleos con los que serán ungidos los catecúmenos, los nuevos bautizados y los enfermos, que luego fueron entregados a los presbíteros para la administración de los sacramentos en sus respectivas comunidades.

 A tal fin fueron llamados, uno por uno, los párrocos como también sacerdotes responsables de santuarios y templos de los Decanatos Capital, Centro, Este y Oeste.

Antes de la bendición final, se rezó la Oración a Fray Mamerto Esquiú mirando hacia el lugar donde descansan sus reliquias, y se alabó con el canto a


la Madre del Valle.

Toda la celebración fue realzada con las voces y melodías del Coro y Orquesta de la Catedral, dirigido por el Prof. Exequiel Andrada.

La Misa Crismal es una de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal del Obispo y un signo de la unión estrecha de los presbíteros con él.

Si bien se celebra el Jueves Santo, en nuestra Diócesis se realiza el Martes Santo, debido a las distancias de algunas parroquias.

 

TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA


Queridos hermanos sacerdotes y quienes participan en esta celebración:

Nos hemos congregado para celebrar la Misa donde se bendecirán los nuevos óleos con los que serán ungidos los catecúmenos, los nuevos bautizados y los enfermos, y en la que todos los sacerdotes renovarán las promesas hechas el día de la ordenación, para algunos hace muchos años y para otros no tanto. Tendremos presente a todos los presbíteros que por algún motivo no pueden estar físicamente hoy con nosotros.

Igual que el año pasado, nos encontramos condicionados por la pandemia, sin embargo, demos gracias a Dios que podemos estar en torno al altar que nos visibiliza a Jesucristo, roca sobre la cual construimos nuestra fraternidad cristiana y sacerdotal.

Agradezco a todos los que se llegaron hasta esta catedral basílica y santuario de nuestra Señora del Valle, y a todos los que nos siguen por los medios masivos de comunicación. De corazón, les ruego, que no dejen de rezar por cada uno de nosotros, para que seamos fieles al llamado recibido y a la misión confiada, por medio de una vida coherente, santa y ejemplar.


El escritor ruso León Tolstoi cuenta que había un rey severo que pidió a sus sacerdotes y sabios que le mostraran a Dios para poder verlo. Éstos no fueron capaces de cumplir ese deseo. Entonces un pastor, que volvía del campo, se ofreció para satisfacer el pedido del rey. Éste dijo al rey que sus ojos no estaban capacitados para ver a Dios. Entonces el rey quiso saber al menos qué es lo que hacía Dios… "Para responder a esta pregunta —dijo el pastor al rey— debemos intercambiarnos nuestros vestidos". Con cierto recelo, pero impulsado por la curiosidad para conocer la información esperada, el rey accedió y entregó sus vestiduras reales al pastor y él se vistió con la ropa sencilla de ese pobre hombre. En ese momento recibió como respuesta: "Esto es lo que hace Dios"… En efecto, el Hijo de Dios, que es verdadero Dios, renunció a su esplendor divino: "Se despojó de su rango, y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y muerte de cruz" (Flp 2,6 ss). Como dicen los santos Padres, Dios realizó el sagrado intercambio: asumió lo que era nuestro, para que nosotros pudiéramos recibir lo que era suyo: ser semejantes a Él. Esto es lo que celebraremos en estos días del Triduo Pascual.

Por todos debería ser sabido que existe una relación única entre el Sacramento del Orden que hemos recibido los sacerdotes y la Santísima Eucaristía, que se desprende de las palabras de Jesús en el Cenáculo: «Hagan esto en


conmemoración mía» (Lc 22,19). Y, allí mismo instituyó la Eucaristía y el sacerdocio de la nueva Alianza. Él es sacerdote, víctima y altar: mediador entre Dios Padre y el pueblo (cf. Hb 5,5-10), víctima de expiación (cf. 1 Jn 2,2; 4,10) que se ofrece a sí mismo en el altar de la cruz. Nadie puede decir «esto es mi cuerpo» y «éste es el cáliz de mi sangre» si no es en el nombre y en la persona de “Cristo, único sumo sacerdote de la nueva y eterna Alianza” (cf. Hb 8-9). Esta vinculación se hace presente y visible en la Misa presidida por el Obispo o el presbítero, en la persona de Cristo cabeza del Cuerpo, que es la Iglesia.

La celebración de la Santa Misa, hermanos, es el principal oficio y la primera necesidad que todo sacerdote tiene para con él mismo y para con la Iglesia, y la más alta forma de servir a la comunidad, en la fe, la esperanza y la caridad. El paso del tiempo en el servicio del altar y la madurez en la vocación recibida, debe hacernos saborear cada vez con mayor gusto este don del sacerdocio que está directamente relacionado con la celebración de la Eucaristía. Por eso, san Juan Pablo II afirmaba con emoción que “la respuesta a este don del sacerdocio no puede ser otra que la entrega total: un acto de amor sin reservas… La aceptación voluntaria de la llamada divina al sacerdocio fue, sin duda, un acto de amor que ha hecho de cada uno de nosotros un enamorado. La perseverancia y la fidelidad a la vocación recibida


consiste, no sólo en impedir que ese amor se debilite o se apague (cf. Ap. 2,4), sino principalmente en avivarlo, en hacer que crezca más cada día. Cristo inmolado en la Cruz nos da la medida de esa entrega, ya que nos habla de amor obediente al Padre para la salvación de todos (cf. Flp 2,6 ss)…Un sacerdote vale lo que vale su vida eucarística, sobre todo su Misa. Misa sin amor, sacerdote estéril, Misa fervorosa, sacerdote conquistador de almas. Devoción eucarística descuidada y no amada, sacerdocio en peligro y desfalleciente" (Al clero italiano, 16-2-1984).

Sí, queridos hermanos sacerdotes, tenemos que convencernos que nuestro ministerio va dirigido a rescatar a los hombres del "poder de las tinieblas" y a trasladarlos al "Reino de su Hijo querido", mediante "la redención y el perdón de los pecados" (cf.Col 1,13-14).

Las lecturas que acabamos de escuchar apuntan a lo más íntimo de nuestro ser y quehacer sacerdotal, porque “el Señor nos ha ungido y nos ha enviado a llevar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones heridos, a proclamar la liberación a los cautivos y la libertad a los prisioneros, a proclamar un año de gracia del Señor, a consolar a todos los que están de duelo, a cambiar su ceniza por una corona, su ropa de luto por el óleo de la alegría y su abatimiento por un canto de alabanza” (Is 61,1-3).


Nosotros no sólo nos llamamos, sino que somos “Sacerdotes del Señor y Ministros de nuestro Dios” (cf. Is 61,6).  Por tanto, vivamos de tal manera que de verdad la gente reconozca con gratitud que somos “la estirpe bendecida por el Señor” (cf. Is 61,9), y puedan alabar a Dios con el salmista, diciendo: “Encontré a Juan, a Julio, a Luis, a José, a Héctor, a Carlos, etc., mi servidor, y lo ungí con el óleo sagrado, para que mi mano esté siempre con él y mi brazo lo haga poderoso. Mi fidelidad y mi amor lo acompañarán, su poder crecerá a causa de mi Nombre: Él me dirá: «Tú eres mi Padre, mi Dios, mi Roca salvadora»” (Sal 88,21-22.25.27).

Sí, hermanos sacerdotes, nosotros somos ‘sacerdotes’ y ‘ministros’ de “Jesucristo, el Testigo fiel, el Primero que resucitó de entre los muertos, el Rey de los reyes de la tierra, el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que vendrá, el Todopoderoso…Él nos amó y nos purificó de nuestros pecados, por medio de su sangre, e hizo de nosotros un Reino sacerdotal para Dios, su Padre” (cf.Ap 1,5-6.8).


Por todo lo dicho, sin duda, al igual que en la sinagoga de Nazaret, “hoy, se están cumpliendo estos pasajes de la Escritura que acabamos de escuchar” (cf. Lc 4,21).

De corazón les pido que sigan siendo creativos y empeñosos en la atención de sus comunidades, no disminuyendo en la calidad del servicio, sino mejorándolo con el uso de las herramientas digitales y valiéndose de las redes sociales, para encarnar los valores del Reino de Dios en la vida de nuestros niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos. Cuiden a sus catequistas, anímenlos, fórmenlos para que conduzcan con su sabiduría y ejemplo de vida a todos sus hermanos por el nunca terminado itinerario catequístico, desde la infancia hasta la edad adulta. Consoliden el servicio de Cáritas, tan propio de la vida de todo bautizado que se precie de tal. Al igual esmérense por darle esplendor y significancia a la Liturgia Eucarística y Sacramental formando a los fieles en esta área de la vida cristiana, a fin de que “su participación en ella sea consciente, activa y fructuosa” (S.C. 1  1), para ello constituyan, como verdaderos liturgos de la comunidad, el equipo de liturgia parroquial para que se ocupe de formar a los hermanos en el aprecio de la liturgia, y prepare y anime las celebraciones.

Los desafíos hodiernos han afectado de tal manera la cultura, que nos exigen rápidos y profundos análisis para dar respuestas acordes y efectivas a los cambios profundos que se están dando al margen de las enseñanzas divinas, más aún, en clara oposición y contraste con ellas, como son la ideología de género, el feminismo ateo, el constructivismo, el aborto, la anticoncepción, la eutanasia, el desprecio por la vida, los abusos de todo tipo, la violencia, la corrupción, el estractivismo, el relativismo, la trata de personas, las adicciones, el materialismo, el


inmanentismo, el consumismo, el hedonismo, el narcicismo, el economicismo, el anticatolicismo y la a-religiosidad. 

Es por ello que encomiendo a la oración y al discernimiento de cada uno de ustedes la preparación de una gran Asamblea diocesana para inicios del año 2022. Por favor, consoliden o constituyan los consejos de pastoral y económico, herramienta imprescindible para trabajar sinodalmente, como nos lo pide el Papa Francisco. El gran desafío pastoral desde el concilio Vaticano II es la participación de todos los bautizados en la Misión “de alcanzar y transformar con la fuerza del Evangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad, que están en contraste con la Palabra de Dios y con el designio de salvación” (E.N. 19).

Pido a los señores decanos que me ayuden en la preparación de este evento para que programemos esta década animando la Misión Diocesana Permanente según el espíritu y las indicaciones de la V Conferencia del episcopado Latinoamericano, celebrado en Aparecida (13 al 31-5- 2007), en el 2007, año de mi llegada a Catamarca.

A cada párroco, otros sacerdotes y miembros de la vida consagrada animen con ganas el camino que haremos este año para culminar en un gran encuentro fraterno con el que nos alegremos y agradezcamos de ser una Iglesia Particular desde hace 111 años y que nos programemos para los próximos años, respondiendo con fidelidad a la tarea que nos encomendó el Señor de la Vida y de la Historia.

San José y Nuestra Madre del Valle nos alcancen las gracias que precisamos para continuar nuestra marcha y superar los obstáculos de cada día. ¡Paz y Bien!

30 marzo 2021

Invitan a una nueva charla sobre Diálogo Ecuménico e Interreligioso

La Comisión para el Diálogo Ecuménico e Interreligioso de la Diócesis de Catamarca invita a la tercera charla del ciclo propuesto para los días viernes. La misma se llevará a cabo el 9 de abril, a partir de las 20.00.

En esta ocasión, la temática versará sobre el Magisterio de la Iglesia en torno al Diálogo I, con la presencia de Lucas Cerviño, Doctor en Teología Fundamental.

Los interesados en participar de esta propuesta deben inscribirse ingresando al siguiente link: https://forms.gle/GBCq1ejk2JU3iVZc6

Por cualquier otra consulta comunicarse con el correo electrónico: catamarcadialogo20@gmail.com, o el número de teléfono celular: 383 154924679.

Se reunió con el Obispo

El sacerdote responsable de la Comunidad Cenáculo en Latinoamérica visitó Catamarca

 

“La pandemia cambió todo el sistema de trabajo, pero también tenemos que adaptarnos a los tiempos de hoy”, dijo el consagrado.

 

Días pasados, el padre Eugenio Luciano Lizier, responsable de la Comunidad Cenáculo en Latinoamérica, llegó a Catamarca para visitar la Fraternidad Nuestra Señora del Valle, ubicada camino a El Rodeo, departamento Ambato, destinada a la recuperación de jóvenes con adicciones.

El sacerdote se reunió con el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, en la sede episcopal, oportunidad en la que dialogaron acerca de esta dura realidad que afecta a tantos jóvenes y el estado de la casa levantada con el apoyo del Papa Francisco, en un terrero que cedió el Obispado de Catamarca, para atender esta problemática.

Luego de la reunión, el padre Lizier comentó brevemente que “vine a visitar esta fraternidad que está en El Rodeo, donde actualmente residen unos once jóvenes, y también a los amigos, a los papás y todo lo que comprende la comunidad”.

Antes de arribar a nuestra diócesis “visité las casas de Pilar, Mercedes, en  Buenos Aires, y Villa Rosas, que abrimos para las chicas”, señaló.

Recordó la primera vez que vino a la tierra de la Virgen del Valle, allá por 2013, cuando aún estaba trabajando el padre Manuel Antonio Bulacio, incansable impulsor de esta obra en Catamarca.

Respecto de cómo encontró la comunidad en Catamarca dijo que “la vi bien, nos toca ver los sacrificios de los chicos, trabajando, rezando. Para los jóvenes de hoy no es una vida fácil. Trabajamos con una humanidad pobre, porque esos chicos humanamente son pobres, por eso son muy amados por Dios, quien ve el sacrificio de ellos”.

Con relación a cómo impactó la pandemia en la labor de la Comunidad Cenáculo, afirmó que “en el principio afectó a las comunidades porque viven en mucha relación con los amigos, con los papás, mantienen una vida espiritual con eventos presenciales. Y acá, en Argentina, tuvimos que parar todo, fue difícil. La pandemia cambió todo el sistema, pero también nosotros tenemos que adaptarnos a los tiempos de hoy”.

Destacó el aporte de la Comunidad Cenáculo, que está orientado a “rescatar a chicos que la sociedad considera como un problema o como un descarte, devolverles la dignidad de ser humano. Y para los católicos, los cristianos, la dignidad viene de Cristo”.

 

Estilo de vida

La espiritualidad de la Comunidad Cenáculo es profundamente eucarística y mariana. Se alternan en la jornada momentos de oración (Rosario, Adoración Eucarística, Liturgia de las Horas), de trabajo, compartiendo la vida delante de la Palabra de Dios y de los hermanos.

29 marzo 2021

PARROQUIA INMACULADA CONCEPCIÓN - EL ALTO

Encuentro de jóvenes en Tapso

 

El sábado 27 de marzo, se llevó a cabo el segundo encuentro juvenil de la parroquia Inmaculada Concepción, con sede en la Villa de El Alto. En esta oportunidad, tuvo lugar en la localidad de Tapso, “con el propósito de conformar grupos juveniles en la zona del llano de la jurisdicción parroquial”, manifestó el Padre Cayetano Lencina, Administrador Parroquial.


La jornada se desarrolló entre las 8.00 y las 21.00, con actividades recreativas, talleres, lectio divina, oración, adoración eucarística, formación y la Santa Misa.

Participaron chicos de la Villa de El Alto, Guayamba, Achalco y Tapso (tanto de Catamarca como de Santiago del Estero).


Se contó con el acompañamiento de integrantes del Equipo Ejecutivo de la Pastoral de Juventud Diocesana, y la colaboración de jóvenes de la Acción Católica de San José Obrero, quienes coordinaron y animaron el encuentro junto con los jóvenes de la comunidad anfitriona.


Después de las dinámicas de integración, se dio apertura al encuentro con la oración y las palabras del Padre Lencina, quien explicó el lema que identificó la convocatoria: "Permite que Dios sea parte de tu historia".

Luego de la presentación del Equipo Diocesano se brindaron las pautas para trabajar en equipos con lectio divina.


Por la tarde, Marina Medina, integrante del Equipo Ejecutivo de la Pastoral Juvenil brindó un taller sobre "Grupos juveniles, esporádicos, temporales y permanentes", para ayudar a los adolescentes y jóvenes a tomar conciencia sobre la importancia de la permanencia de ellos en la vida de la Iglesia, en el lugar que les tocó.

La jornada siguió con la adoración al Santísimo y finalizó con una caminata con antorchas hacia el Cristo Caminante, donde se celebró la Santa Misa de precepto dominical.

Inició la Semana Santa viviente en El Alto

El 28 de marzo, con la celebración de Domingo de Ramos, dio inicio la Semana Santa viviente en la sede parroquial de la Inmaculada Concepción, en la Villa de El Alto.

Los actos comenzaron con la representación de la entrada de Jesús a Jerusalén, con la


participación de la comunidad, que acompañó procesionalmente este momento hasta el  templo parroquial, donde se celebró la Santa Misa, presidida por el Administrador Parroquial, Pbro. Cayetano Lencina.

27 marzo 2021

El Obispo presidió la Misa en la Catedral

 Con el recorrido del Cristo Crucificado por las calles de la ciudad dio inicio la Semana Santa

 

“Mirando las situaciones de dolor que hay en la familia, en el vecindario, en el mundo, es el modo como vamos a adentrarnos en el misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo”, dijo el Obispo.

 

El sábado 27 de marzo, con el paso del Cristo Crucificado, la imagen réplica de Nuestra Madre del Valle y San José por distintas calles de la ciudad capital, dio inicio la Semana Santa en Catamarca. De esta manera se evocó lo que ya el año pasado ni éste se pudo realizar debido a la pandemia, que es la Peregrinación del Pueblo de Dios, tradicional y masiva manifestación de fe, que se hacía desde la plaza El Maestro hasta la Gruta de Choya.

La marcha comenzó en horas de la siesta y fue acompañada por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, con la escolta de móviles de la Policía de la Provincia y de la Guardia Urbana Municipal.

Los vehículos se desplazaron desde el Paseo de la Fe por calle Sarmiento hacia Avda. Belgrano, Maipú Norte y Avda. Los Terebintos. Los vecinos salieron a las veredas de sus hogares


para saludar el paso de las imágenes de piedad con gran emoción. Luego se dirigieron por Avda. Virgen del Valle hacia al sur de la ciudad, pasando por el Paseo General Navarro, más conocido como La Alameda o Plaza de la Coronación.

Continuando el itinerario, llegaron hasta el complejo urbanístico Valle Chico, donde las


familias salieron a las veredas con las imágenes de la Virgen, mientras hacían flamear sus banderas desde las esquinas.

También en el sector del este, por Avda. Alem y luego Acosta Villafañe, los vecinos saludaron el paso del Cristo Crucificado con ramos de olivos y palmas en alto, preparando los corazones para comenzar la Semana Santa.


A continuación, el recorrido rodeó el Predio Ferial Catamarca y regresó por Avdas. México y Los Legisladores hacia el casco céntrico.

Casi cuatro horas duró esta manifestación pública de fe, abarcando barrios de distintos sectores de Capital, que pudo ser acompañada por cientos de personas a través


de las redes sociales, quienes dejaron sus mensajes de esperanza y profunda devoción.

Alrededor de las 17.45 arribaron nuevamente al Santuario y Catedral Basílica, donde el Obispo agradeció a todos los que acompañaron esta emotiva jornada, e invitó a participar de la Santa Misa.

 

Eucaristía con sacerdotes del Decanato Capital


Minutos después de haber concluido el recorrido con las sagradas imágenes, el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, presidió la Santa Misa en el Santuario del Santísimo Sacramento y Nuestra Señora del Valle - Catedral Basílica, concelebrada por sacerdotes del Decanato Capital, “como un signo de comunión de celebrar juntos la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo”, dijo el Obispo.

La ceremonia dio inicio en el atrio del templo donde se realizó la bendición de los ramos, que luego fueron llevados en procesión por el Obispo y los sacerdotes a través de la nave central adornada con palmas.  Los fieles permanecieron en sus lugares con los ramos de olivo, respetando los protocolos para la prevención de Covid-19.

Tras la lectura del relato de la Pasión, en el


comienzo de su homilía, Mons. Urbanc expresó: “Después de haber transitado por distintos barrios de nuestra ciudad con Cristo Crucificado, con la imagen de San José y de la Virgen, damos inicio a todas las celebraciones que nos van a permitir adentrarnos en este misterio de la salvación, cual es la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús”.

Invitó a los fieles a que “dejen de lado las preocupaciones de cada día,  hagamos un tiempo generoso en esta semana para clavar nuestra mirada, y la mirada del corazón, en Jesucristo, porque Él es el Salvador del mundo”.

Animó a que “en sus hogares vayan creando


el clima, pongan bien visible un Crucifijo, para que podamos adorar al Cristo que se ofrece por nosotros. Pongan la Biblia donde están los relatos de la Pasión para que cada uno pueda leer y meditar”.

“Hagan obras buenas, visiten a los enfermos, a los pobres; vistan al desnudo, visiten a algún preso en estos días de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Mirando las situaciones de dolor que hay en la familia, en el vecindario, en el mundo, es el modo como vamos a poder adentrarnos en este misterio”, exhortó el Pastor Diocesano.


En este sentido, afirmó que “para que podamos valorar el sufrimiento de Jesús, veamos el sufrimiento que nos rodea, quizás empezando por el propio. Cada uno tiene amarguras, desolaciones, padece alguna injusticia. Mirando ese dolor nos pongamos a caminar con Jesús y tratemos de ser para nuestros hermanos un Cirineo. Es el modo como podremos de alguna manera percatarnos, sensibilizarnos frente a este sufrimiento redentor de Jesús”.

 

Alegría en el Año de Esquiú

La Diócesis de Catamarca tiene tres nuevos Diáconos


“Forjen un estilo de vida a ejemplo de Jesús pobre, casto y obediente. Hagan de su vida una oración, una acción de gracias, una alabanza y una súplica”, expresó el Obispo.

 

En la noche del viernes 26 de marzo, la Iglesia de Catamarca vivió con mucha alegría y gratitud a Dios, la ordenación diaconal de los jóvenes Ramón Carabajal, Martín Brizuela y Juan Marcos Bellomo, durante la Misa que presidió el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, en el Santuario del Santísimo Sacramento y Nuestra Señora del Valle - Catedral Basílica. La ceremonia fue concelebrada por el Obispo de Concepción, Mons. Melitón Chávez; el Rector del Seminario Mayor de Tucumán, Pbro. Marcelo Lorca, y formadores de esa casa de formación sacerdotal; y numerosos sacerdotes del clero catamarqueño.


Los acólitos catamarqueños fueron ordenados Diáconos a los pies de Nuestra Madre del Valle y San José,  acompañados de sus familiares y amigos, fieles en general que participaron de manera presencial y muchos que siguieron la ceremonia desde sus hogares a través de las redes sociales de la Catedral y del Obispado.

En el inicio de la celebración, se dio lectura al decreto de Ordenación Diaconal, a cargo del Secretario Canciller, Pbro. Julio Quiroga del Pino; tras lo cual los tres candidatos fueron presentados al Obispo por el Delegado Diocesano para las Vocaciones, Pbro. Marcelo Amaya.


En su homilía, Mons. Urbanc se dirigió a los ordenandos diciendo: “Muy apreciados Juan, Martín y Ramón, jamás dejen de contemplar a Jesús que los llamó a seguirlo y a configurarse con Él. Expresen ante la gente esta decisión de entrega irrevocable por medio de un celibato generoso, transparente, libre y alegremente vivido día a día”. Y siguió animándolos: “Forjen un estilo de vida a ejemplo de Jesús pobre, casto y obediente. Hagan de su vida una oración, una acción de gracias, una alabanza y una súplica”.

Párrafo aparte dedicó a “nuestro querido comprovinciano Mamerto Esquiú, quien desde niño


se fue modelando en la práctica de la virtudes teologales, cardinales y cívicas. Buscando sobremanera la humildad, que es la clave para el acceso a las demás virtudes y la aceptación de los demás sin poner condiciones”. Poniendo al fraile como ejemplo, continuó destacando que “se ocupó de tener una vasta cultura para comprender los desafíos y los intereses de sus contemporáneos, a quienes buscaba de todas formas para acercar a Jesucristo. No escatimó esfuerzos para servir a su gente en sus diversas condiciones y funciones dentro de la sociedad, prefiriendo siempre a los pobres y a los pecadores con gran mansedumbre y tesón”.

Para finalizar, exclamó “Por favor, les ruego que amen a la Virgen del Valle como supo confiar en Ella fray Mamerto. Un hijo dilecto de María. Quien ama a María, también debe conocer y amar a José, su casto esposo. Forjaron un casto matrimonio y una santa familia. Por tanto, dense tiempo para meditar sobre su vida, sus actitudes, su fe y confianza en la Providencia de Dios”. 


A continuación, se rezaron las Letanías de todos los Santos, los candidatos se postraron completamente, significando su entrega total y eterna al servicio de la Iglesia, mientras el Obispo, el presbiterio y toda la asamblea se puso de rodillas rogando a Dios por sus vocaciones en unión con toda la Iglesia.

Seguidamente, el Pastor Diocesano impuso sus manos sobre cada uno de los jóvenes, elevando una oración al Espíritu Santo e instituyéndolos en el Orden del Diaconado, como lo hicieron los apóstoles en los primeros tiempos de la Iglesia.


Luego les entregó el libro de la Palabra de Dios, encomendándoles: "Cree lo que lees, predica lo que crees y da testimonio de lo que predicas”. A su vez, Ramón, Martín y Juan Marcos prometieron de forma solemne, además de rezar la Liturgia de las Horas y respeto y obediencia al Obispo, observar el celibato "por el Reino de los Cielos”.

Finalizado este momento, se procedió a la colocación de las vestiduras que caracterizan al Diácono, que son la estola cruzada y la dalmática, acción que fue realizada por sus familiares en un emotivo momento.

Ya revestidos, los flamantes diáconos pasaron a ocupar su lugar en el presbiterio donde recibieron la bienvenida de los diáconos permanentes de la Diócesis y los sacerdotes catamarqueños y en el momento de la Comunión, dieron la Eucaristía a los fieles.

Con la bendición final, el Obispo bendijo unas imágenes de la Inmaculada Concepción en su advocación del Valle, tal como fue encontrada en la Gruta de Choya hace 400 años, que fue entregada a los flamantes Diáconos.