Camino a la Beatificación

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31 mayo 2017

El Obispo celebró su aniversario sacerdotal a los pies de la Virgen

En la noche del martes 30 de julio, el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, presidió la Santa Misa en la que dio gracias a Dios por su 35º aniversario de ordenación sacerdotal, en el altar mayor de la Catedral Basílica y Santuario de Nuestra Señora del Valle.
La Eucaristía fue concelebrada por el Pbro. José Antonio Díaz, Rector del Santuario Mariano, y el Pbro. Francisco Urbanc, hermano menor del Obispo, quien arribó desde la vecina provincia de Tucumán para compartir este especial momento. 
En el inicio de su homilía, expresó que “tenemos varios motivos para dar gracias a Dios.
Estamos celebrando la memoria de San Fernando Rey, Patrono de nuestra ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca, acá en la ciudad tenemos una capilla dedicada a San Fernando que está ubicada en el CAPE”.
Señaló que “hoy estamos honrándolo, y aquí delante en el presbiterio tenemos la imagen de este gran santo que ha sido un gobernante, un rey que ha sabido conducir el pueblo que Dios le confió”.
“Y también yo estoy dando gracias a Dios por 35 años de vida sacerdotal”, apuntó,  agregando que “cuando me ordenaron sacerdote yo no tenía presente que era el día de San Fernando, era un domingo de Pentecostés, y vengo a parar en estas tierras que lo tienen como Patrono, y ya estoy hace 10 años con ustedes”, compartió con emoción.

Luego de reflexionar acerca de las lecturas proclamadas, el Pastor Diocesano alentó a los presentes a que “en este día de acción de gracias por el don del sacerdocio, que uno no lo merece, sino que Dios nos lo da y lo ponemos al servicio de la comunidad, que realmente sea un momento para hacer un examen de conciencia profundo y de plantearse en serio la vida cristiana”.

Pentecostés Joven en el colegio franciscano

En torno a la celebración de Pentecostés que la iglesia festeja todos los años 50 días después de Pascua, la Diócesis de Catamarca invita a todos los jóvenes a la tradicional vigilia.
Bajo el lema "Desciende sobre mí", el sábado 3 de junio se llevará a cabo el Pentecostés Joven, una velada que dará inicio a las 22.30, como sucedió en otras oportunidades. La noche previa al domingo en que se celebrará la llegada del Espíritu Santo, se extenderá hasta las 6.00 del 7 de junio y tendrá lugar en el patio central del Colegio Padre Ramón de la Quintana.
Desde la organización a cargo del Departamento de Pastoral del Colegio, informaron que el ingreso al evento estará dispuesto en la esquina de calle Rivadavia y Esquiú, en la plazoleta de la manzana franciscana.
El acontecimiento está destinado a todos los jóvenes de 15 años en adelante. Para participar de una noche que tendrá todas las características de una fiesta, los que asistan deberán llevar mate, dulces para compartir, y ganas de vivir una noche diferente.

La Pastoral Juvenil Diocesana se suma a esta propuesta e invita a los colegios públicos y privados, grupos juveniles de las parroquias, movimientos e instituciones del Valle Central a participar de la misma.

Para ir agendando


30 mayo 2017

La parroquia de San Antonio de Padua festeja su 60º aniversario

Entre el 4 y el 12 de junio tendrán lugar los festejos por el 60º aniversario de la parroquia de San Antonio de Padua, que tiene su sede en calle Almagro y Tucumán.
Cada día a las 18.30 se rezará el Santo Rosario y Novena en el templo parroquial y a las 19.00 se celebrará la Santa Misa, que será presidida por el párroco, Pbro. Bartolomé Centeno.
Cada día se rezará por las escuelas, clubes, radios e instituciones civiles y religiosas de la jurisdicción parroquial.
El domingo 11, a las 17.30, se realizará la procesión, que recorrerá las calles Tucumán, Rojas, Salta, Av. Belgrano, Av. Italia y Almagro. A las 19.00, será la Santa Misa. 

Las actividades culminarán el martes 13 de junio, Día de San Antonio de Padua, con un acto en que se concretará el descubrimiento de placas conmemorativas por el 60º aniversario de la parroquia. Se celebrará la Eucaristía y luego se festejará con locro y torta.

Celebraron a San Fernando en el CAPE

En la mañana del martes 30 de mayo, en el Centro Administrativo del Poder Ejecutivo (CAPE), celebraron a San Fernando, con la Santa Misa y procesión. A las 8.00 dio inicio la celebración eucaristía en la Capilla del antiguo Regimiento, que fue presidida por el Pbro. Julio Ávalos, párroco de la Santa Cruz.
El sacerdote destacó la figura y las virtudes de San Fernando, Rey de España, Patrono
de la Ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca, proponiéndolo como modelo de servidor de la comunidad para los trabajadores del Centro Administrativo. También resaltó la importancia de tener una capilla en su lugar de trabajo, donde celebran la misa una vez a la semana y pueden encomendar su tarea diaria a Dios para que bendiga sus oficinas y sus familias.
Luego tuvo lugar la procesión con la imagen
del Santo Patrono alrededor de la Plaza de Armas y por las calles internas del predio, que fueron adornadas por los trabajadores de distintos pabellones con los colores papales y un altar con las imágenes de devoción que presiden sus lugares de trabajo. En su caminar, cantaron, rezaron y rogaron por todas las intenciones de los fieles que concurren cada día a las oficinas.

Al regresar a la capilla, recibieron la bendición final y compartieron el ya tradicional chocolate con bollitos.

Jornadas de formación en la parroquia del Espíritu Santo

Dentro de las actividades previstas por las fiestas patronales, la parroquia del Espíritu Santo, cuya sede se encuentra ubicada en calle Las Araucarias S/N, barrio Los Ceibos, zona norte de la ciudad capital, invita a las tardes de formación, abiertas a todas las personas que deseen participar de la propuesta.
El martes 30 de mayo, a partir de las 17.00, en el salón parroquial Padre Esquiú, la Pastoral Bíblica Diocesana brindará un taller sobre “La Palabra de Dios en la vida del discípulo misionero”.
Por su parte, el jueves 1 de junio, desde las 17.00, en el salón parroquial, el Pbro. Carlos Figueroa Arteaga conducirá el taller sobre “El Catecismo de la Iglesia Católica, instrumento de crecimiento para los discípulos misioneros”.

  

29 mayo 2017

Mons. Urbanc celebrará 35 años de ordenación sacerdotal

El martes 30 de mayo, el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, cumplirá 35 años de su ordenación sacerdotal, ocurrida el 30 de mayo de 1982.
Por este motivo, dará gracias a Dios por este importante acontecimiento en su vida de consagrado, durante la misa de las 20.00 en la Catedral Basílica y Santuario de Nuestra Señora del Valle.
Se invita a toda la comunidad a acompañar a nuestro Obispo Diocesano en esta acción de gracias por un nuevo aniversario de su consagración total a Dios, a los pies de Nuestra Madre del Valle.


Celebrarán a San Fernando en la capilla del CAPE


El martes 30 de mayo, el Centro Administrativo del Poder Ejecutivo (CAPE) celebrará a San Fernando, Santo Patrono de la ciudad capital.
A las 8.00 dará inicio la Santa Misa en la capilla del ex Regimiento y a continuación se realizará la procesión alrededor de la antigua plaza de armas.
Las actividades serán presididas por el Pbro. Julio Ávalos, párroco de la Santa Cruz, a cuya jurisdicción pertenece la capilla.

Todos los trabajadores del centro administrativo están invitados a participar y al finalizar se compartirá un chocolate caliente.

Festividades en honor al Señor de los Milagros en La Tercena

Con la solemne procesión portando la imagen dos veces centenaria del Señor de los Milagros y posterior celebración de la Santa Misa, en la tarde del domingo 28 de mayo, culminaron las fiestas patronales en honor al Señor de los Milagros, en La Tercena, departamento Fray Mamerto Esquiú. Las festividades reunieron a todas las comunidades de la parroquia de San José a lo largo de nueve días de oración y piedad popular.
Los actos litúrgicos fueron presididos por el párroco, Pbro. Juan Olmos, en el día de la
Solemnidad de la Ascensión del Señor, y contó con la presencia de autoridades municipales, encabezadas por el Sr. Intendente, Dr. Guillermo Ferreyra, y el senador del departamento, Prof. Oscar Vera, quienes acompañaron la jornada festiva.
La procesión dio inicio desde el lugar llamado Descanso de la Virgen de la Merced, en La Carrera, hasta el Santuario del Señor de los Milagros en la localidad de La Tercena. La imagen, que cumplió 223 años junto a la comunidad, fue escoltada por gauchos y miembros de la Cofradía del Señor de los Milagros.

Luego tuvo lugar la celebración de la Eucaristía en la que el sacerdote agradeció la masiva concurrencia de feligreses y peregrinos que, como cada año, se dan cita para celebrar, agradecer y pedir alguna gracia especial al Señor de los Milagros. Asimismo, animó a vivir la fiesta de la Ascensión de Jesús al Cielo como el envío a cuidar unos de otros y no descuidar la fe
que heredaron de sus padres.
Al finalizar, los presentes cantaron el Himno Nacional Argentino y acompañaron el arriamiento de la Bandera.

Para culminar los festejos, se realizó un homenaje de las agrupaciones gauchas y se compartió chocolate caliente con la comunidad.

Fiesta de la Ascensión del Señor y Jornada de la Comunicación Social

Mons. Urbanc: “La Ascensión es un día de gloria y un llamado firme al compromiso misionero”

El domingo 28 de mayo, el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, presidió la Santa Misa en la Solemnidad de la Ascensión del Señor, en el altar mayor de la Catedral Basílica y Santuario de Nuestra Señora del Valle. Ese día también se celebró la Jornada Mundial de la Comunicación Social, meditando el tema propuesto por el Papa Francisco en su mensaje: “Comunicar esperanza y confianza en nuestros tiempos”.
Durante su homilía, Mons. Urbanc afirmó que “la primera consecuencia o efecto de la Ascensión para nosotros es que nos ha abierto el camino hacia el cielo, hacia la vida eterna, ya que en su humanidad incluye a todos los hombres” y agregó que “no celebramos solamente el triunfo de Jesucristo sino también el triunfo del hombre, de la naturaleza humana, nuestro propio triunfo. Cumplida su gran misión en la tierra, Jesús regresa al Padre y, de algún modo, nos lleva ya con Él. A partir de la Ascensión, una verdadera humanidad, la de Jesús, participa de la Gloria Eterna de Dios. Esta es la causa y razón de nuestra esperanza de ser glorificados con Él. Por eso es una solemnidad importante, de alegría más que de tristeza”. 
Como síntesis de su reflexión, manifestó que “la solemnidad de la Ascensión reaviva la Esperanza y plenifica la alegría pascual. Es un día de gloria, de victoria, para Jesús y para todos los creyentes. Y es también un llamado firme al compromiso misionero, a ser testigos de Cristo Resucitado. A modo de síntesis, recogemos lo que con su habitual claridad y precisión dice el Card. Vanhoye: ‘la Ascensión no es para nosotros únicamente el fundamento de nuestra esperanza de reunirnos al final con Cristo en el cielo, sino un estímulo para trabajar en la transformación del mundo según el plan de Dios’”.

Jornada de la Comunicación Social
Asimismo, el Obispo destacó que ese día también se celebró la 51º Jornada Mundial de la Comunicación Social con el lema: “No temas, que yo estoy contigo (Is 43,5). Comunicar esperanza y confianza en nuestros tiempos”. “En su mensaje -expresó- el Papa Francisco invita a ensanchar el horizonte de la esperanza y de la misión: ‘La esperanza fundada sobre la buena noticia que es Jesús nos hace elevar la mirada y nos impulsa a contemplarlo en el marco litúrgico de la fiesta de la Ascensión. Aunque parece que el Señor se aleja de nosotros, en realidad, se ensanchan los horizontes de la esperanza. En efecto, en Cristo, que eleva nuestra humanidad hasta el Cielo, cada hombre y cada mujer puede tener la plena libertad de ‘entrar en el santuario en virtud de la sangre de Jesús, por este camino nuevo y vivo, inaugurado por él para nosotros, a través del velo, es decir, de su propia carne’ (Hb 10,19-20). Por medio de ‘la fuerza del Espíritu Santo’ podemos ser ‘testigos’ y comunicadores de una humanidad nueva, redimida, ‘hasta los confines de la tierra’”.


TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA

            En el libro de los Hechos de los Apóstoles (Hch 1,1-11) se afirma con claridad que Jesús está vivo, porque durante 40 días tiene encuentros con los discípulos a los que deja como testigos y enviados que han de anunciar al mundo que Jesucristo es el Señor, el Viviente, la Vida misma.
Igual que en Lc 24,49, Jesús les ordena permanecer en Jerusalén a la espera de la Promesa del Padre, el Espíritu Santo, que los ungirá para la misión. Este "bautismo en el Espíritu" supera en mucho el "bautismo con agua" de Juan Bautista, orientado a la conversión de los pecados.
La pregunta de los discípulos - "Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?" -  revela que ellos todavía no han comprendido plenamente la misión universal y trascendente de la Iglesia ya que esperan aún la restauración del reino terrenal de Israel. Deberán recibir la fuerza del Espíritu Santo para que les amplíe al mismo tiempo la mente y el horizonte misionero, pues deberán ser testigos "hasta los confines de la tierra".
En esta nueva situación, la Iglesia tiene que vivir en la espera activa de la vuelta gloriosa del mismo Jesús tal como afirman los ángeles al final del relato (Hch 1,11). Aquí el retorno del Señor se presenta como una certeza, pero sin alimentar expectativas acerca de algo inminente, por eso se los exhorta a no quedarse mirando al cielo.
De allí que en la segunda lectura se nos exhorta a “valorar la esperanza a la que hemos sido llamados y los tesoros de gloria entre los santos” (Ef 1-18).
 Justamente la situación de Cristo después de la Ascensión es estar por encima de toda la creación, la cual le está sometida, y ser Cabeza del Cuerpo de la Iglesia. Esta metáfora aplicada a la Iglesia como cuerpo de Cristo no se refiere tanto a su organización, cuanto a una plenitud de todo el mundo nuevo que participa en la regeneración universal mediante Cristo, Señor y Cabeza (cf. Col 1,15-20)".
            En el evangelio de san Mateo (Mt 18,16-20) esta escena de la Ascensión constituye la conclusión y culminación de todo el evangelio de Mateo; y en ella confluyen los hilos teológicos que lo recorren.
En esta perícopa se destacan tres elementos; *el mandato de misión; *el poder del Resucitado y *la promesa de estar siempre con ellos.
            El encuentro con Jesús resucitado tiene lugar en Galilea (v.16), donde el Señor había comenzado y desarrollado su ministerio (4,12ss). Allí también tendrán los discípulos que retomar la misión. La "Galilea de las naciones" a nivel histórico salvífico llega a ser un símbolo de la universalidad del mensaje evangélico. No es entonces casual que el comienzo del ministerio de Jesús sea en Galilea y que el comienzo del ministerio de los discípulos sea también en Galilea, y esta vez no es solo para Israel sino para todas las naciones.
El Señor Jesús no promete seguridades ni grandes hazañas, sólo su Presencia, siempre y hasta el fin del mundo. En Jesucristo glorificado se realiza la presencia permanente de Dios en medio de su pueblo. Es decir, Él es verdaderamente el Emmanuel, “Dios con nosotros” (Mt 1,23).
            Según el Catecismo de la Iglesia el misterio de la Ascensión nos habla, en primer lugar, de la glorificación de la humanidad de Jesús que ingresa definitivamente en el ámbito divino. La Ascensión es, por tanto, la coronación del triunfo de Cristo; es el punto de llegada definitivo de su Resurrección. A partir de su Ascensión "Jesús participa en su humanidad en el poder y la autoridad del mismo Dios" (CIC nº 668). En cuanto Hijo del Padre está desde siempre en el seno del Padre, pero en la Encarnación asumió una verdadera humanidad que, al resucitar, alcanzó Vida Eterna y, por ello, puede ascender junto al Padre. En este sentido la Ascensión es la plenitud de la Encarnación ya que sube al Padre con la humanidad que había asumido de María. Se trata, entonces, de la glorificación de Jesús en su condición de hombre mediante la cual devuelve a la naturaleza humana su vocación de eternidad.
            Ahora bien, la primera consecuencia o efecto de la Ascensión para nosotros es que nos ha abierto el camino hacia el cielo, hacia la vida eterna, ya que en su humanidad incluye a todos los hombres. Como bien reza el prefacio de la Ascensión del Misal Romano: "ha querido precedernos como cabeza nuestra para que nosotros, miembros de su Cuerpo, vivamos con la ardiente esperanza de seguirlo en su Reino". Es decir, no celebramos solamente el triunfo de Jesucristo sino también el triunfo del hombre, de la naturaleza humana, nuestro propio triunfo.
Cumplida su gran misión en la tierra, Jesús regresa al Padre y, de algún modo, nos lleva ya con Él. A partir de la Ascensión, una verdadera humanidad, la de Jesús, participa de la Gloria Eterna de Dios. Esta es la causa y razón de nuestra esperanza de ser glorificados con Él. Por eso es una solemnidad importante, de alegría más que de tristeza. Esto último lo expresaba bien San León Magno en sus sermones sobre la Ascensión: "Así, pues, la Ascensión de Cristo es nuestra propia elevación, y al lugar al que precedió la gloria de la cabeza es llamada también la esperanza del cuerpo. Dejemos, pues, queridos, que estalle nuestra alegría cuando él se sienta y regocijémonos con piadosa acción de gracias. Hoy, en efecto, no sólo se nos confirma la posesión del paraíso, sino que hasta hemos penetrado con Cristo en las alturas de los cielos, hemos recibido más por la gracia inefable de Cristo, que lo que perdiéramos por el odio del diablo. En la solemnidad pascual, la resurrección era la causa de nuestra alegría: hoy es su Ascensión al cielo la que nos proporciona materia para regocijarnos, puesto que conmemoramos y veneramos convenientemente el día en que la humanidad de nuestra naturaleza fue elevada en Cristo a una altura por encima de todo el ejército celestial" (San León Magno, sermón sobre la Ascensión, 74,138-139).
           Puesto que Jesús está junto al Padre, no está lejos, sino cerca de nosotros. Ahora ya no se encuentra en un solo lugar del mundo, como antes de la ascensión; con su poder que supera todo espacio, Él no está ahora en un solo sitio, sino que está presente al lado de todos, y todos lo podemos invocar en todo lugar y a lo largo de la historia.
            El Papa Francisco nos dice que en el mandato de Jesús “Vayan y haga que todos los pueblos sean mis discípulos” están presentes los escenarios y los desafíos siempre nuevos de la misión evangelizadora de la Iglesia, y todos somos llamados a esta nueva «salida» misionera. Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio" (EG 19-20).
            Este fin de semana celebramos la 51º Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales con el lema: “No temas, que yo estoy contigo (Is 43,5). Comunicar esperanza y confianza en nuestros tiempos”. En su mensaje el Papa Francisco invita a ensanchar el horizonte de la esperanza y de la misión: "La esperanza fundada sobre la buena noticia que es Jesús nos hace elevar la mirada y nos impulsa a contemplarlo en el marco litúrgico de la fiesta de la Ascensión. Aunque parece que el Señor se aleja de nosotros, en realidad, se ensanchan los horizontes de la esperanza. En efecto, en Cristo, que eleva nuestra humanidad hasta el Cielo, cada hombre y cada mujer puede tener la plena libertad de «entrar en el santuario en virtud de la sangre de Jesús, por este camino nuevo y vivo, inaugurado por él para nosotros, a través del velo, es decir, de su propia carne» (Hb 10,19-20). Por medio de «la fuerza del Espíritu Santo» podemos ser «testigos» y comunicadores de una humanidad nueva, redimida, «hasta los confines de la tierra».

            En fin, la solemnidad de la Ascensión reaviva la Esperanza y plenifica la alegría pascual. Es un día de gloria, de victoria, para Jesús y para todos los creyentes. Y es también un llamado firme al compromiso misionero, a ser testigos de Cristo Resucitado. A modo de síntesis, recogemos lo que con su habitual claridad y precisión dice el Card. Vanhoye: "la Ascensión no es para nosotros únicamente el fundamento de nuestra esperanza de reunirnos al final con Cristo en el cielo, sino un estímulo para trabajar en la transformación del mundo según el plan de Dios".

28 mayo 2017

La Ascensión de Jesús al cielo

Los cuarenta días que mediaron entre la resurrección de Jesús y su ascensión al cielo nos fueron de gran provecho, porque en ese lapso el Señor dio pruebas acabadas de la verdad de su resurrección, nos instruyó  en las personas de los apóstoles acerca del Reino de Dios y anunció la venida del Espíritu Santo.
Luego de estos cuarenta días el Señor ascendió al cielo, lo que fue y es un acontecimiento de fundamental importancia no sólo porque Jesús entró en la gloria de Dios, significada por la nube que lo ocultó ante los ojos de los discípulos, sino también porque en ese mismo momento los ángeles anunciaron el misterio de la segunda venida del Señor al fin de los tiempos y por el mismo hecho de la ascensión quedaba todo dispuesto para la efusión del Espíritu.
Por esto nos convenía que Jesús se vaya al Padre. Pero hay además otros motivos de cristiana alegría.
En efecto, desde la ascensión ya no conocemos al Señor con los ojos del cuerpo, sino con los de la fe, por lo que nuestra adhesión a Jesús se hizo más espiritual. Más aún, se tornó adhesión celestial, porque por la ascensión los cristianos buscamos las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra del Padre. Y esta expansión del alma nos lleva a abrazar con el corazón también a nuestros hermanos que están con Jesús en el cielo, que es lo que da sustento a nuestra devoción por los santos, con quienes cultivamos una amistad real, espiritual y celestial que honra y dignifica nuestra vida terrenal.
Por otra parte, la ascensión de Jesús nos obliga a promover en su nombre una vida comunitaria eclesial más real. Y eso es lo que ocurrió con los apóstoles, quienes mientras el Señor vivía en la tierra, estaban como centrados en él, esperándolo todo de él; pero luego de la ascensión, sin dejar de girar en torno a Jesús, comenzaron a hacerse corresponsables de los discípulos del Señor, fomentando la difusión de su palabra, la reunión comunitaria para partir el pan, la práctica constante de la oración y la apertura a las necesidades humanas de cada uno.
En fin, Jesús subió a los cielos como sacerdote que intercede continuamente por nosotros ante el corazón del Padre, desplegando ante él los inconmensurables méritos de su pasión y su muerte y haciéndose fuente inexhausta de gracias para incremento de santidad en los justos y de conversión interior en los pecadores.

Con su ascensión, pues, Jesús cesó de estar con nosotros visiblemente; pero los creyentes sabemos que no nos abandonó, porque, cumpliendo su palabra, estará con nosotros todos los días hasta la consumación de los siglos.

26 mayo 2017

El Obispo dedicó el remodelado templo de María Auxiliadora en Los Altos

El miércoles 24 de mayo, la comunidad de María Auxiliadora, en Los Altos, departamento Santa Rosa, celebró a su Patrona con la reinauguración y dedicación del templo.
En horas de la tarde, gran cantidad de fieles se dieron cita para dar inicio a la procesión con la imagen de María Auxiliadora por las calles del pueblo, que fue presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, acompañado por el párroco anfitrión, Pbro. Domingo Chaves, sacerdotes del Decanato Este y párrocos vecinos de Santiago del Estero.
La multitudinaria manifestación de fe también contó con la presencia de autoridades provinciales y departamentales, entre ellas el Ministro de Obras Públicas, Rubén Dusso, el Diputado Nacional, Isauro Molina, y el Intendente de Los Altos, Rafael Olveira.
Al llegar al templo, el Intendente, en nombre de todos los que trabajaron en las refacciones del edificio, hizo entrega de la obra, y destacó la tarea realizada en forma conjunta entre el Ministerio de Obras Públicas de la Provincia, el Municipio de Los Altos y el Consejo de Pastoral de la Parroquia de Santa Rosa de Lima, consistente en la refacción completa del techo y cielorraso. Explicó que al techo se le colocó chapa nueva, membrana aislante y el cielorraso de lana de vidrio es ignífugo, térmico y acústico.
Esta obra fue necesaria a raíz del gran deterioro que sufrió el templo por las fuertes y constantes lluvias que castigan la zona desde hace un par de años. La obra también incluyó la pintura general e iluminación de la capilla.

Luego se procedió al corte de cinta y a continuación dio inicio la Santa Misa en la que Mons. Urbanc dedicó el templo a María Auxiliadora. En el inicio de la ceremonia, se dio lectura a los decretos  correspondientes, seguido de la bendición del agua, con la que el Obispo aspergió al templo y a las personas.
En su homilía, el Pastor Diocesano agradeció al párroco y a las autoridades por la obra realizada. Explicó el significado de la dedicación de un templo e hizo hincapié en el trabajo en unidad que permitió que la comunidad tenga un templo para reunirse y dar culto a Dios, en donde todos puedan
sentirse hijos y parte de la Iglesia. También exhortó a los presentes a cuidarlo y respetarlo, como lugar de oración.
Antes de la bendición final, la secretaria del Consejo de Pastoral de la parroquia agradeció a todos los que fueron parte de este proyecto que por gracia de Dios y mucho sacrificio ya es una realidad para todo el pueblo.

Al finalizar la celebración eucarística, se realizó un homenaje con números artísticos y un brindis comunitario.

Mensaje del papa Francisco para la 51° Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales

Comunicar esperanza y confianza en nuestros tiempos
«No temas, que yo estoy contigo» (Is 43,5)

El domingo 28 de mayo, día de la Ascensión del Señor, se celebra la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. Por este motivo, compartimos el mensaje del Papa Francisco a los comunicadores, próximos a celebrar el Día del Periodista, el 7 de junio.

Gracias al desarrollo tecnológico, el acceso a los medios de comunicación es tal que muchísimos individuos tienen la posibilidad de compartir inmediatamente noticias y de difundirlas de manera capilar. Estas noticias pueden ser bonitas o feas, verdaderas o falsas. Nuestros padres en la fe ya hablaban de la mente humana como de una piedra de molino que, movida por el agua, no se puede detener. Sin embargo, quien se encarga del molino tiene la posibilidad de decidir si moler trigo o cizaña. La mente del hombre está siempre en acción y no puede dejar de «moler» lo que recibe, pero está en nosotros decidir qué material le ofrecemos. (cf. Casiano el Romano, Carta a Leoncio Igumeno).
Me gustaría con este mensaje llegar y animar a todos los que, tanto en el ámbito profesional como en el de las relaciones personales, «muelen» cada día mucha información para ofrecer un pan tierno y bueno a todos los que se alimentan de los frutos de su comunicación. Quisiera exhortar a todos a una comunicación constructiva que, rechazando los prejuicios contra los demás, fomente una cultura del encuentro que ayude a mirar la realidad con auténtica confianza.
Creo que es necesario romper el círculo vicioso de la angustia y frenar la espiral del miedo, fruto de esa costumbre de centrarse en las «malas noticias» (guerras, terrorismo, escándalos y cualquier tipo de frustración en el acontecer humano). Ciertamente, no se trata de favorecer una desinformación en la que se ignore el drama del sufrimiento, ni de caer en un optimismo ingenuo que no se deja afectar por el escándalo del mal. Quisiera, por el contrario, que todos tratemos de superar ese sentimiento de disgusto y de resignación que con frecuencia se apodera de nosotros, arrojándonos en la apatía, generando miedos o dándonos la impresión de que no se puede frenar el mal. Además, en un sistema comunicativo donde reina la lógica según la cual para que una noticia sea buena ha de causar un impacto, y donde fácilmente se hace espectáculo del drama del dolor y del misterio del mal, se puede caer en la tentación de adormecer la propia conciencia o de caer en la desesperación.
Por lo tanto, quisiera contribuir a la búsqueda de un estilo comunicativo abierto y creativo, que no dé todo el protagonismo al mal, sino que trate de mostrar las posibles soluciones, favoreciendo una actitud activa y responsable en las personas a las cuales va dirigida la noticia. Invito a todos a ofrecer a los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo narraciones marcadas por la lógica de la «buena noticia».

La buena noticia
La vida del hombre no es sólo una crónica aséptica de acontecimientos, sino que es historia, una historia que espera ser narrada mediante la elección de una clave interpretativa que sepa seleccionar y recoger los datos más importantes. La realidad, en sí misma, no tiene un significado unívoco. Todo depende de la mirada con la cual es percibida, del «cristal» con el que decidimos mirarla: cambiando las lentes, también la realidad se nos presenta distinta. Entonces, ¿qué hacer para leer la realidad con «las lentes» adecuadas?
Para los cristianos, las lentes que nos permiten descifrar la realidad no pueden ser otras que las de la buena noticia, partiendo de la «Buena Nueva» por excelencia: el «Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios» (Mc 1,1). Con estas palabras comienza el evangelista Marcos su narración, anunciando la «buena noticia» que se refiere a Jesús, pero más que una información sobre Jesús, se trata de la buena noticia que es Jesús mismo. En efecto, leyendo las páginas del Evangelio se descubre que el título de la obra corresponde a su contenido y, sobre todo, que ese contenido es la persona misma de Jesús.
Esta buena noticia, que es Jesús mismo, no es buena porque esté exenta de sufrimiento, sino porque contempla el sufrimiento en una perspectiva más amplia, como parte integrante de su amor por el Padre y por la humanidad. En Cristo, Dios se ha hecho solidario con cualquier situación humana, revelándonos que no estamos solos, porque tenemos un Padre que nunca olvida a sus hijos. «No temas, que yo estoy contigo» (Is 43,5): es la palabra consoladora de un Dios que se implica desde siempre en la historia de su pueblo. Con esta promesa: «estoy contigo», Dios asume, en su Hijo amado, toda nuestra debilidad hasta morir como nosotros. En Él también las tinieblas y la muerte se hacen lugar de comunión con la Luz y la Vida. Precisamente aquí, en el lugar donde la vida experimenta la amargura del fracaso, nace una esperanza al alcance de todos. Se trata de una esperanza que no defrauda ―porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones (cf. Rm 5,5)― y que hace que la vida nueva brote como la planta que crece de la semilla enterrada. Bajo esta luz, cada nuevo drama que sucede en la historia del mundo se convierte también en el escenario para una posible buena noticia, desde el momento en que el amor logra encontrar siempre el camino de la proximidad y suscita corazones capaces de conmoverse, rostros capaces de no desmoronarse, manos listas para construir.

La confianza en la semilla del Reino
Para iniciar a sus discípulos y a la multitud en esta mentalidad evangélica, y entregarles «las gafas» adecuadas con las que acercarse a la lógica del amor que muere y resucita, Jesús recurría a las parábolas, en las que el Reino de Dios se compara, a menudo, con la semilla que desata su fuerza vital justo cuando muere en la tierra (cf. Mc 4,1-34). Recurrir a imágenes y metáforas para comunicar la humilde potencia del Reino, no es un manera de restarle importancia y urgencia, sino una forma misericordiosa para dejar a quien escucha el «espacio» de libertad para acogerla y referirla incluso a sí mismo. Además, es el camino privilegiado para expresar la inmensa dignidad del misterio pascual, dejando que sean las imágenes ―más que los conceptos― las que comuniquen la paradójica belleza de la vida nueva en Cristo, donde las hostilidades y la cruz no impiden, sino que cumplen la salvación de Dios, donde la debilidad es más fuerte que toda potencia humana, donde el fracaso puede ser el preludio del cumplimiento más grande de todas las cosas en el amor. En efecto, así es como madura y se profundiza la esperanza del Reino de Dios: «Como un hombre que echa la semilla en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, la semilla brota y crece» (Mc 4,26-27).
El Reino de Dios está ya entre nosotros, como una semilla oculta a una mirada superficial y cuyo crecimiento tiene lugar en el silencio. Quien tiene los ojos límpidos por la gracia del Espíritu Santo lo ve brotar y no deja que la cizaña, que siempre está presente, le robe la alegría del Reino.

Los horizontes del Espíritu
La esperanza fundada sobre la buena noticia que es Jesús nos hace elevar la mirada y nos impulsa a contemplarlo en el marco litúrgico de la fiesta de la Ascensión. Aunque parece que el Señor se aleja de nosotros, en realidad, se ensanchan los horizontes de la esperanza. En efecto, en Cristo, que eleva nuestra humanidad hasta el Cielo, cada hombre y cada mujer puede tener la plena libertad de «entrar en el santuario en virtud de la sangre de Jesús, por este camino nuevo y vivo, inaugurado por él para nosotros, a través del velo, es decir, de su propia carne» (Hb 10,19-20). Por medio de «la fuerza del Espíritu Santo» podemos ser «testigos» y comunicadores de una humanidad nueva, redimida, «hasta los confines de la tierra» (cf. Hb 1,7-8).
La confianza en la semilla del Reino de Dios y en la lógica de la Pascua configura también nuestra manera de comunicar. Esa confianza nos hace capaces de trabajar ―en las múltiples formas en que se lleva a cabo hoy la comunicación― con la convicción de que es posible descubrir e iluminar la buena noticia presente en la realidad de cada historia y en el rostro de cada persona.
Quien se deja guiar con fe por el Espíritu Santo es capaz de discernir en cada acontecimiento lo que ocurre entre Dios y la humanidad, reconociendo cómo él mismo, en el escenario dramático de este mundo, está tejiendo la trama de una historia de salvación. El hilo con el que se teje esta historia sacra es la esperanza y su tejedor no es otro que el Espíritu Consolador. La esperanza es la más humilde de las virtudes, porque permanece escondida en los pliegues de la vida, pero es similar a la levadura que hace fermentar toda la masa. Nosotros la alimentamos leyendo de nuevo la Buena Nueva, ese Evangelio que ha sido muchas veces «reeditado» en las vidas de los santos, hombres y mujeres convertidos en iconos del amor de Dios. También hoy el Espíritu siembra en nosotros el deseo del Reino, a través de muchos «canales» vivientes, a través de las personas que se dejan conducir por la Buena Nueva en medio del drama de la historia, y son como faros en la oscuridad de este mundo, que iluminan el camino y abren nuevos senderos de confianza y esperanza.

Vaticano, 24 de enero de 2017

Francisco

Peña familiar en la parroquia del Espíritu Santo

En el marco de las actividades por el segundo aniversario de la parroquia del Espíritu Santo, el sábado 27 de mayo, se llevará a cabo la gran peña folclórica familiar, de 12.00 a 18.00, en el polideportivo norte.

Actuarán Lucas Fuenzalida, Fernando Guilla, La Triada, La Yeska, Consentido, Alico Espilocín, La Troya, entre otros números folclóricos. Habrá servicio de bufet y sorteos.

25 mayo 2017

Mons. Urbanc en el Te Deum a los pies de la Virgen de la Merced, Generala del Ejército

 “La convivencia social y política llega a su plenitud
cuando se labran relaciones comunitarias en
responsabilidad personal y compromiso social”

A primera hora de la mañana del jueves 25 de mayo, el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, presidió el Te Deum por el 207° aniversario del nacimiento de la Patria, en el centenario templo parroquial de Nuestra Señora de la Merced, Generala del Ejército Argentino, cuya inauguración data del 31 de agosto de 1841, y donde predicó el Venerable Fray Mamerto Esquiú, ubicado en la localidad de Villa Dolores, departamento Valle Viejo. Concelebraron el oficio religioso el párroco, Pbro. Pablo Batallán, y el Pbro. Eduardo López Márquez.
Participaron autoridades municipales, encabezadas por el intendente, Ing. Gustavo Jalile, y de las fuerzas de seguridad, directivos, docentes, abanderados y escoltas de las escuelas, y vecinos del departamento chacarero.
En la ocasión se recordó a Mons. Elmer Osmar Miani, al cumplirse en la fecha un nuevo aniversario de su partida a la casa del Padre.

Homilía
En su mensaje, Mons. Urbanc expresó:
De habitantes a ciudadanos. Por toda la extensión de nuestro dilatado país se congregan hoy los argentinos para celebrar el eco actual del primer grito de libertad, asumiendo así con patriótico gozo la solemne decisión de nuestros próceres quienes, rubricando un anhelo que se fue gestando lentamente, sellaban no una realidad ya lograda, sino un proyecto que debía consolidarse con el paso del tiempo.
A 207 años de aquella grandiosa y comprometedora decisión, los argentinos somos llamados hoy a redoblar nuestros esfuerzos para pasar de meros habitantes que pueblan la Nación a ciudadanos que construyen el presente sobre el sólido fundamento de la historia, de la responsabilidad y del compromiso, para abrir caminos hacia un mañana cada vez más luminoso, más lleno de humanidad, de respeto y de fraternidad.
Convivencia social y política. Y así ha de ser, porque la convivencia civil y política adquiere todo su significado si está basada en la amistad civil y en el sentido de hermandad, en la laboriosidad desinteresada y en la generosidad compartida, en la
atención a las necesidades comunes y en la valoración de los intereses particulares, en la promoción del bien común y en la realización integral de cada persona, en la consolidación de la vida social y en la proyección individual. En pocas palabras, la convivencia social y política llega a su plenitud cuando se labran realmente relaciones comunitarias entre personas maduras en responsabilidad personal y compromiso social.
Promover la unidad. Por ello es sobremanera sensato escuchar con atención y practicar con decisión las palabras de San Pedro, quien, inspirado por el Espíritu Santo, nos exhorta a promover la unidad asumiendo como propias las preocupaciones comunes y a cimentar el amor mediante el ejercicio constante de la misericordia y de la humildad, del perdón y de la bendición, del apego a la verdad y del gusto por el bien, de la búsqueda de la paz y del deseo incesante de la justicia, de la apertura piadosa a la trascendencia divina y la inserción creativa en la inmanencia humana.
Estas vías superadoras indicadas por el Príncipe de los Apóstoles debieran ser tenidas en cuenta siempre para bien de la patria y de los patriotas. Pero con mayor ahínco han de ser asumidas y practicadas en un año electoral como el presente, para que la contienda política no nos lleve a ver como enemigos a quienes, por amistad social, debiéramos estimar como hermanos y amigos por cuyo bien bregamos, nos sacrificamos y luchamos, aunque no siempre coincidan ni nuestras perspectivas ni nuestros proyectos.
Y lo que es válido para todos, lo es de un modo particular para nosotros, cristianos, buscadores de la felicidad que se nos promete en el cielo y que, limitadamente, podemos compartir ya aquí en la tierra, y que sólo es posible conseguir con la ayuda de Jesucristo el Señor y con nuestra humilde cooperación hecha de pasos firmes y decididos en el camino de la verdad, el bien, la justicia, el respeto, la paz y el amor.
Patria. Queridos hermanos: hoy, 25 de Mayo, celebramos a nuestra amada patria Argentina, a la que proclamamos y queremos libre, independiente y soberana.
Es ocasión propicia, pues, para recordar que, como expusimos en otra oportunidad, “patria” es la tierra que nos legaron nuestros antepasados; la tierra en la que hemos emergido a la maravilla de la existencia, en la que nos alumbró la luz de la educación y en la que nos hemos visto transidos por el fulgor de la fe; la tierra que nos asombra con todos sus encantos y en la que habitan comunidades que cultivan determinados valores culturales, morales y espirituales, recibidos como preciosa herencia de nuestros mayores, conservados por las costumbres populares, acrecentados por el amor compartido, retransmitidos con la esperanza puesta en un futuro mejor.
Patria son las calles que transitamos cada día, los lugares donde nos ganamos la vida, los hogares que nos acogen con el afecto compartido, el viento que sopla cada jornada, los árboles que se elevan en nuestras plazas, los templos que unen cielo y tierra con la fuerza de la oración y de la piedad, las escuelas que conservan y transmiten el tesoro cultural acumulado ayer, asimilado e incrementado hoy, preparado para un mañana más resplandeciente.
Patria es el suelo que se extiende de norte a sur y de este a oeste, el mar que moja nuestras playas y el cielo que nos cobija.
Patria es toda esta maravilla que Dios nos dio y que asociamos con nuestra existencia y concebimos como prolongación de nuestros espíritus anhelantes de trascendencia y eternidad.
Esta es Argentina, nuestra querida Patria, cuya libertad, como árbol sediento, ha de ser regada con el sudor que corre por el cuerpo de argentinos que cumplen con perseverancia sus deberes de cada jornada para posibilitar el crecimiento de una sociedad de hombres libres y buenos que marchan con paso seguro hacia el bien común a la luz de la subsidiaridad, la participación y la solidaridad.
Por nuestra Patria querida, para que se constituya la unión nacional, se afiance la justicia, se consolide la paz interior, se provea a la defensa común, se promueva el bienestar general y se aseguren los beneficios de la libertad, elevamos nuestras voces y nuestro corazón para decir al Señor:

Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Nos sentimos heridos y agobiados.
Precisamos tu alivio y fortaleza.
Queremos ser nación,
una nación cuya identidad
sea la pasión por la verdad
y el compromiso por el bien común.
Danos la valentía de la libertad
de los hijos de Dios
para amar a todos sin excluir a nadie,
privilegiando a los pobres
y perdonando a los que nos ofenden,
aborreciendo el odio y construyendo la paz.
Concédenos la sabiduría del diálogo
y la alegría de la esperanza que no defrauda.
Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor,
cercanos a María, que desde este Valle de Catamarca nos dice:
¡Argentina! ¡Canta y camina!
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Amén.


24 mayo 2017

La parroquia del Espíritu Santo vivió una gran fiesta en el 2° aniversario de su creación

En la tarde del martes 23, la Parroquia del Espíritu Santo, ubicada en el sector norte de la ciudad, celebró el segundo aniversario de su creación con la visita de la Virgen del Valle y la Santa Misa presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc. De esta forma también dieron inicio las fiestas patronales, que culminarán el 4 de junio, domingo de Pentecostés.
La llegada de la Virgen fue acompañada por una gran caravana de vehículos que la escoltó desde la intersección de avenida México y calle Maipú Norte hasta el templo parroquial en el barrio Los Ceibos. La calle Maipú se vistió de fiesta, las familias adornaron con globos, gallardetes y banderas el camino que recorrió la Virgen y aguardaron su paso en las veredas con las imágenes que veneran en sus hogares.
Al llegar al predio parroquial, ingresó al templo entre aplausos y vivas, donde fue ubicada en el sitio de honor que ocupará durante toda la novena, ya que acompañará a la comunidad hasta la llegada del Espíritu Santo, el domingo 4 de junio.
Luego del rezo del Santo Rosario, guiado por miembros del grupo juvenil de la parroquia, y seguidamente, el Obispo Diocesano, Mons. Urbanc, presidió la Eucaristía, concelebrada por el párroco, Pbro. Santiago Granillo, y el Pbro. Julio Ávalos, párroco de la vecina parroquia de la Santa Cruz, que acompañó los festejos. También participaron los abanderados y escoltas de la Escuela Nº 76, acompañados de sus directivos y docentes.

En su homilía, el Obispo felicitó a la comunidad por sus dos años de vida parroquial, y destacó que “a pesar del corto tiempo que llevan caminando juntos, son una comunidad pujante y trabajadora”, a la vez que los animó a que “continúen trabajando en esta porción de nuestra Iglesia junto al Padre Santiago”.
Recordó que el P. Granillo es el responsable de la Pastoral de la Niñez, y expresó que “esta parroquia siempre tiene que ser pionera en esta hermosa tarea de acompañar a los niños, ellos son la alegría de la vida, la presencia de Dios entre nosotros”. Y recalcó que la educación de los niños debe ser en la familia, y siempre con el ejemplo.
Para finalizar invitó a que “le pidamos al Espíritu Santo, a los santos, nuestros amigos en el Cielo, a la Virgen, que los va a acompañar todo el novenario, que seamos dóciles al Espíritu Santo, que nos dejemos conducir, que nos renueve en la fe, en la esperanza, en el espíritu de servicio, para que podamos ser otros Cristos”.
Personas de todas las edades, desde niños pequeños hasta adultos mayores, vivieron con gran devoción y alegría la Santa Misa, que fue animada por el grupo Kairós.  

Luego de la comunión, rezaron ante la imagen de la Virgen del Valle la oración de preparación para los 400 años del hallazgo de su imagen en la Gruta de Choya.

El Obispo dedicará el templo de María Auxiliadora en Los Altos

El miércoles 24 de mayo, a las 17.00, el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, presidirá la Santa Misa en el transcurso de la cual dedicará el templo de María Auxiliadora, ubicado en la localidad de Los Altos, departamento Santa Rosa.
La ceremonia se llevará a cabo tras la conclusión de las obras llevadas a cabo, consistentes en el cambio del techo, la renovación de la iluminación y la pintura de las paredes del templo, con lo cual éste fue completamente renovado, pudiéndose considerar el santo recinto como algo plenamente nuevo.

Para la concreción de estas obras, participaron personal de Obras Públicas de la Provincia, del Municipio de Los Altos y del Consejo de Pastoral de la Parroquia Santa Rosa de Lima, a cuya jurisdicción pertenece la capilla.