Camino a la Beatificación

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31 octubre 2014

Misión de la UNER en Londres

Los días 1 y 2 de noviembre, los Adoradores Eucarísticos de la Unión Eucarística Reparadora (UNER) Diocesana, llevarán a cabo una misión en la localidad de Londres, departamento Belén.
En la oportunidad estarán acompañados por la Delegada Nacional de la institución, Hna. Liliana Claudia García Coronel, quien se suma a esta labor evangelizadora.

Los adoradores expresaron su deseo de “anunciar a los demás el amor de Jesús Eucaristía, a todos los hombres”, rogando al Señor que los ayude a “servirlo en espíritu y en verdad”.

Lectio divina en el antiguo Seminario


Origen y sentido de la celebración de Todos los Santos y los Fieles Difuntos

Ya que Cristo comunica su santidad a la Iglesia y a cada uno de los miembros de su cuerpo (1 Ped 2, 9), san Pablo llama “santos” a todos los cristianos (ejs., Rom 1, 7; 15, 25). Sin embargo, el título de “santo” pronto comenzó a ser atribuido de un modo especial a los bautizados que habían vivido su pertenencia a Cristo con una plenitud mayor, esto es, a los mártires (testigos). A partir del siglo III también se llamó “santos” a aquellos que, sin haber derramado su sangre, habían sufrido por la fe. Eran los “confesores”. Paulatinamente se extendió el concepto de “confesores” a los ascetas, a las vírgenes, a los obispos y demás fieles que habían honrado el nombre de cristianos con la perfección de sus vidas.
Para poner orden en el culto que los fieles tributaban a los “mártires”, la Iglesia de Roma se preocupó por conocer el nombre, el día, el lugar y la razón de su martirio, recordando la conocida sentencia de San Agustín: “el martirio no depende de la pena, sino de la causa”. Y esto mismo se aplicó a todos los “santos”.
Pero tanto la feligresía cuanto los teólogos no dejaron de tener presentes a los cristianos ejemplares cuyos nombres permanecieron en el anonimato. Y a esto se debe la celebración colectiva de Todos los Santos. En efecto, a partir de la segunda mitad del siglo IV, el calendario de Nicomedia anunciaba para el viernes de la octava pascual la fiesta de “todos los santos confesores”. En Roma, el papa Bonifacio IV, a comienzos del siglo VII, dedicó el Panteón en honor de “santa María y de todos los santos mártires”, y su aniversario se celebró durante mucho tiempo el 13 de mayo. En el siglo siguiente aparece en Inglaterra una nueva solemnidad, la de Todos los Santos, que se fija para el 1 de noviembre. Esta Fiesta, que se propagó por el imperio carolingio a lo largo del siglo IX, es la actual Solemnidad de Todos los Santos, en la cual se celebra la entrada en el cielo, se invoca la intercesión y se expresa el propósito espiritual de seguir el ejemplo de aquellos discípulos de Cristo en quiénes más ha resplandecido su imagen, pero cuyos nombres, aunque están inscriptos en el Libro de la Vida, nos son desconocidos para nosotros, ya que su fe ejemplar sólo Dios conoció.


Por otra parte, ya desde comienzos de la historia de la Iglesia, la comunidad cristiana era invitada en la eucaristía dominical a no olvidarse de rezar por sus difuntos. Para ello durante todo el primer milenio se celebraron oficios conmemorativos (aniversarios, novenas) de los fieles que se durmieron en el Señor. Y desde san Odilón, abad de Cluny, hacia el año 1030, el año litúrgico hace seguir la Conmemoración de todos los fieles difuntos a la fiesta de Todos los Santos, exhortando a los fieles a visitar los cementerios con el fin de fomentar la oración y la intercesión por los que murieron, práctica que ayuda a poner de manifiesto la dimensión escatológica de toda vida humana en marcha hacia el Padre y expresa también nuestra eclesial comunión con quienes nos precedieron en la vida y en la fe.

La unión del culto a los santos con el culto a los difuntos nos recuerda anualmente que no hay más que una sola ciudad de los vivientes, de los cuales algunos peregrinan en la tierra; otros, ya difuntos, se purifican; otros, finalmente, gozan de la gloria, contemplando claramente a Dios mismo, Uno y Trino, tal como es; mas todos, en forma y grado diverso, vivimos unidos en una misma caridad para con Dios y para con el prójimo y cantamos idéntico himno de gloria a nuestro Dios. Pues todos los que son de Cristo por poseer su Espíritu, constituyen una misma Iglesia y mutuamente se unen en El (Lumen Gentium, n. 49).

En la Solemnidad de todos los Santos, pues, la Iglesia se contempla a sí misma descansando con Jesús en la gloria del Padre, reposa en la certeza del amor intercesor de los bienaventurados y marca el rumbo para toda vida humana. En la Conmemoración de los Fieles Difuntos la Iglesia ora por sí misma intercediendo por  Cristo, con Cristo y en Cristo a favor de quienes se durmieron en el Señor, para que también ellos alcancen el gozo de la gloria eterna, recordando que “es santo y saludable el pensamiento de orar por los difuntos para que queden libres de sus pecados” (2 Mac 12, 46).

Esta doble celebración nos enseña, por tanto, que la unión de los viadores con los hermanos que se durmieron en la paz de Cristo, de ninguna manera se interrumpe, antes bien, según la constante fe de la Iglesia, se robustece con la comunicación de bienes espirituales (Lumen Gentium, n. 49).

Colaboración: Pbro. Carlos Ibáñez

Misa por los difuntos en el cementerio municipal

El Capellán del Cementerio Municipal de la ciudad capital, Pbro. Gustavo Molas, invita a la misa que celebrará el domingo 2 de noviembre, a las 10.00, en la capilla de la necrópolis local, rogando por los fieles difuntos.


30 octubre 2014

Inauguran la restauración de la fachada del templo de Piedra Blanca

El sábado 1 de noviembre, a las 19.00, se llevará a cabo la Santa Misa, que unirá dos acontecimientos importantes para los pobladores de Piedra Blanca, en el departamento Fray Mamerto Esquiú: uno de ellos es la confirmación de niños y adolescentes pertenecientes a esa comunidad parroquial .
El otro es la inauguración y bendición de la restauración y puesta en valor de la fachada del antiguo templo de San José, ubicado frente a la plaza principal del pueblo.

En esta iglesia, declarada Monumento Histórico Nacional, se halla el púlpito que perteneció a la iglesia matriz de la capital catamarqueña, desde donde Fray Mamerto Esquiú pronunció su célebre Sermón de la Constitución, el 9 de julio de 1853, hecho que recuerda una placa de bronce.

La Iglesia invita a recorrer caminos de santidad en tiempos del Bicentenario

Amigos de Jesús. Testigos de la Fe.
Estos son los Santos, Beatos, Venerables
y Siervos de Dios argentinos.
El próximo sábado 1 de noviembre, se celebra la solemnidad de Todos los Santos, oportunidad en que la Iglesia en Argentina invita a participar de la 18º Jornada Nacional de Oración por la Santificación del Pueblo Argentino y la Glorificación de sus Siervos de Dios
 Con este motivo, la Delegación Episcopal para las Causas de los Santos difundió un afiche con la imagen de los beatos, venerables y siervos de Dios de la Argentina en la que se lee la frase “Amigos de Jesús, testigos de la fe: estos son los santos, beatos, venerables y siervos de Dios argentinos”. En el listado de Venerables figura el catamarqueño Fray Mamerto Esquiú, quien fue Obispo de Córdoba.

Santos, beatos, venerables y siervos de Dios
Un santo
El calendario litúrgico de la Argentina incluye un santo: san Héctor Valdivielso Sáez, mártir, joven religioso lasallano nacido en la Argentina y asesinado en España con otros compañeros de congregación. Su memoria litúrgica es el 9 de octubre.

Ocho beatos
1.  Beata Laura Vicuña, laica (Viedma), beatificada en Roma por el papa Juan Pablo II el 3 de septiembre de 1988. Se celebra el 22 de enero.
2. Beata Nazaria Ignacia March Mesa, religiosa, (Buenos Aires), beatificada en Roma el 27 de septiembre de 1992 por Juan Pablo II. Su memoria litúrgica es el 6 de julio.
3. Beato Artémides Zatti, coadjutor salesiano, (Viedma), beatificado el 14 de abril de 2002 en Roma, por Juan Pablo II. Se conmemora el 13 de noviembre.
4. Beata María Tránsito de Jesús Sacramentado (Madre Cabanillas), religiosa (Córdoba), beatificada en Roma el 14 de abril de 2002 por Juan Pablo II. Se conmemora el 25 de agosto.
5.    Beata María Ludovica De Angelis, religiosa, (La Plata), beatificada en Roma el 3 de octubre de 2004. Su fiesta el 25 de febrero.
6.    Beato Ceferino Namuncurá, laico, (Viedma), beatificado en Chimpay (Río Negro) lugar de su nacimiento, el 11 de noviembre de 2007 por el delegado de Benedicto XVI, cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Vaticano. Su fiesta el 26 de agosto.
7. Beata María Crescencia Pérez, religiosa (San Nicolás de los Arroyos). Beatificada el 17 de noviembre de 2012 en la ciudad de Pergamino, provincia de Buenos Aires por el prefecto de la Congregación vaticana para las Causas de los Santos, cardenal Angelo Amato. Su memoria es el 20 de mayo.
8.    Beato José Gabriel del Rosario Brochero, presbítero (Cruz del Eje), beatificado el 14 de septiembre de 2013 en Cruz del Eje, Córdoba.

Siete Venerables
1.    María Benita Arias, religiosa (Buenos Aires), declarada venerable el 27 de enero por el papa Francisco.
2.    María Antonia de Paz y Figueroa, o Beata María Antonia de San José, más conocida como Mama Antula, religiosa argentina (Buenos Aires). El 2 de julio de 2010 Benedicto XVI la proclamó Venerable.
3.    Madre Catalina María, religiosa (Córdoba), fundadora de las Esclavas del Corazón de Jesús. El 18 de diciembre de 1997 Juan Pablo II la declaró Venerable.
4.   José León Torres, religioso mercedario (Córdoba), fundador de las Hermanas Mercedarias del Niño Jesús. El 26 de octubre de 1993 Juan Pablo II lo proclamó Venerable.
5.  Mamerto Esquiú, franciscano catamarqueño. Obispo (Córdoba). El 16 de diciembre de 2006, el papa Benedicto XVI lo declaró Venerable.
6.    Camila Rolón, religiosa (La Plata). El 2 de abril de 1993 el papa Juan Pablo II la declaró Venerable.
7. Eleonora López de Maturana, religiosa (Mercedes-Luján). Fue declarada Venerable el 23 de diciembre de 1993 por el papa Juan Pablo II.

36 Siervos de Dios
1.    Cecilia Perrín de Buide, laica (Bahía Blanca)
2.    Emanuel Pascual Perrín, laico (Bahía Blanca)
3.    Luis María Etcheverry Boneo, presbítero (Buenos Aires)
4.    Antonio Solari, laico (Buenos Aires)
5.    Alfonso Lambe, laico (Buenos Aires)
6.    Enrique Shaw, laico (Buenos Aires)
7.    María Agustina de Jesús, religiosa (Buenos Aires)
8.    María Eufrasia Iaconis, religiosa (Buenos Aires)
9.    María Mercedes del Niño Jesús Guerra, religiosa (Buenos Aires)
10. Mercedes del Carmen Pacheco, religiosa (Buenos Aires)
11. Martha María Pereyra Iraola, religiosa (Buenos Aires)
12. Isabel Fernández, religiosa (Buenos Aires)
13. Pascual Pirozzi, sacerdote Misionero de los Sagrados Corazones (Buenos Aires)
14. Leonor de Santa María Ocampo, religiosa (Córdoba)
15. Pura Rosa del Carmen Olmos, religiosa (Córdoba)
16. Victorina Rivara de Perazzo, laica (Goya)
17. María Antonia Cerini, religiosa (Mercedes-Luján)
18. Tarcisio Rubín, sacerdote religioso (Jujuy)
19. Pedro Ortiz de Zárate, Pbro., y Juan Antonio Solinas, sacerdote jesuita, Mártires de Zenta (Orán)
20. María Lourdes del Santísimo Sacramento, religiosa (Rosario)
21. José Gregorio Bunader, laico (Eparquía Maronita)
22. José Américo Orzali, obispo (San Juan de Cuyo)
23. Mauricio Giménez, sacerdote jesuita (San Miguel)
24. José Marcos Figueroa, religioso jesuita (Santa Fe de la Vera Cruz)
25. Sofronia Serafina Erdely, religiosa (Eparquía Ucrania)
26. Isidoro Zorzano Ledesma, laico Opus Dei (Madrid)
27. José Canovai, presbítero (Roma)
28. Eduardo Francisco Pironio, cardenal (Roma)
29. Jorge Gottau, obispo de Añatuya (Buenos Aires).
30. Victorino Fiz Galende
31. Fray Antonio de Jesús Lobo
32. Padre Gabriel Longeville
33. Padre Carlos de Dios Murias
34. Wenseslao Pedernera
35. Padre Antonio Sagrera Gayá .

Oración
Oh Dios, fuente de toda santidad,
Que nos acogiste antes de la creación
Del mundo para ser santos, concede una
Mayor abundancia de gracia, a todo el
Pueblo argentino, para que podamos
Realizar confiadamente este mandato
Tuyo, cumpliendo tu divina voluntad.

Asimismo, dígnate glorificar a los
Siervos tuyos que, por el ejemplo de su
vida y su valiosa intercesión, más nos
pueden estimular y ayudar para que
perseveremos con ánimo constantemente
renovado en el camino de la santidad.

Amigos de Jesús. Testigos de la Fe.

29 octubre 2014

Invitan a un nuevo encuentro de embarazadas

El sábado 1 de noviembre, a partir de las 9.00, se concretará el 7° Encuentro de Mujeres Embarazadas (EME), en el Salón Vicario Segura, ubicado en el predio de la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Valle.

En la oportunidad, se ofrecerá una charla, a cargo de la Licenciada en Obstetricia Noelia Quintero de Bustamante, y participarán integrantes de Grávida Catamarca y del grupo de oración Nueva Alianza, quienes difunden la devoción a Santa Gianna Beretta Molla, Patrona de las Mujeres Embarazadas y de los movimientos pro-vida, canonizada por Juan Pablo II el 16 de mayo de 2004. Fue una médica pediatra y laica católica italiana, muerta prematuramente de un cáncer uterino, pero prefiriendo salvar la vida de su hija aún no nacida antes que la suya. 

Fiestas en honor al Señor de la Salud

Entre el sábado 1 y el lunes 10 de noviembre, se llevarán a cabo las fiestas patronales en honor al Señor de la Salud en la parroquia de Jesús Niño, ubicada en calle Zurita 1.150 y avenida Alem, en la ciudad capital.
Todos los días a las 19.30 se rezará la Novena y a las 20.00 se celebrará la Santa Misa.
La procesión con la imagen del Señor de la Salud se realizará el lunes 10 de noviembre a las 19.00, luego de la cual se oficiará la Santa Misa.

Todos los fieles están invitados a participar de las festividades, que este año se concretarán bajo el lema “Penitencia, Eucaristía y Unción, las Medicinas de Dios”.

28 octubre 2014

Comunicado de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina

La vida humana no es descartable


Ante el tratamiento en la Cámara de Diputados de un proyecto de ley sobre  “técnicas de reproducción humana asistida” (art. 1), la Comisión Ejecutiva  siente el deber de dar a conocer su opinión y llamar a la reflexión sobre los  valores subyacentes en este debate. Comprendemos los problemas que rodean  a las situaciones de infertilidad y esterilidad y queremos expresar nuestra cercanía a quienes están sufriendo por ello. Alentamos la búsqueda de soluciones que procuren remediar sus causas y un acompañamiento interdisciplinario de las personas con tal padecimiento. Sin embargo, como hemos dicho en otras oportunidades, no todo lo técnicamente posible es éticamente aceptable.
El proyecto mencionado, aunque declama buscar "la protección del embrión no implantado" (art. 1), propone la legalización del "descarte" de embriones (arts. 12, 19 y 20), la discriminación entre embriones (art. 14), la destrucción obligatoria y utilización de embriones para investigación (arts. 12 y 14), entre otras manipulaciones a la vida concebida. También genera problemas jurídicos en los que se puede ver afectado el derecho a la identidad de los niños concebidos por estas técnicas.
En tal sentido, el Estado no se puede retirar de su función de proteger la vida.
Tampoco puede ceder un campo tan crucial como el de la procreación humana a intereses biotecnológicos que terminan convirtiendo al ser humano en un objeto. El abordaje de este tema debe ser integral, incluyendo una prioritaria promoción del instituto de la adopción. Ante la sacralidad de cada vida humana, que es única e irrepetible, estamos llamados a actuar con la máxima justicia y respeto por la dignidad de la persona.
En su exhortación "Evangelii Gaudium" el Papa Francisco llama la atención sobre la "cultura del descarte" que se verifica en distintos órdenes de la vida social y que "considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar" (EG 53). El sentido de esta reflexión es buscar lo mejor para nuestra Patria y el bien de todas las personas. Ponemos esta declaración a los pies de nuestra Madre de  Luján, para que nos ayude a cuidar la vida humana.

Comisión Ejecutiva
Conferencia Episcopal Argentina
22 de octubre de 2014

Memoria de San Juan Pablo II

Horarios de misas en la Catedral Basílica

Lunes a viernes
 7.00, 8.00, 10.00 y 11.00: Camarín.
19.00 y 21.00: Altar Mayor.

Sábados
 7.00 y 8.00: Camarín.
10.00: Altar Mayor.
11.00: Bautismos.
19.00 y 21.00: Altar Mayor.

Domingos
Todas las misas se celebran en el Altar Mayor.

7.00, 8.00, 9.00, 10.00 y 11.00: Misa de Niños, 19.00 y 21.00.

Los Padres Facundo Brizuela y Eduardo Navarro celebraron su primer aniversario sacerdotal

El sábado 25 de octubre, los Padres Eduardo Navarro y Facundo Brizuela celebraron el primer aniversario de su ordenación sacerdotal, durante una misa que concelebraron junto al Párroco de San Roque, Padre Gustavo Flores, en la que 30 niños recibieron su Primera Comunión.
La misa se realizó en el tempo parroquial, ubicado en la ciudad de Recreo, departamento La Paz, y participaron familiares de los sacerdotes, amigos y fieles de la comunidad parroquial.
En la homilía el padre Facundo se refirió al acontecimiento que vivieron los niños, como un paso importante en su vida de fe, indicando que “es la primera vez que ustedes van a
alimentar su espíritu de un modo concreto y de un modo real, a través de la Eucaristía, y de ahí van empezar un camino de amistad en plena comunión con Jesús”.
Destacó este primer año de vida de consagrado junto al Padre Eduardo, rescatando en este tiempo que “el sacerdote es una persona que ayuda a cualquiera a llevar su cruz en su vida; un sacerdote ayuda a estar cerca de Dios, consuela, escucha, reconcilia con Dios; un sacerdote trata de que sean felices”. Y dijo que como “solamente somos instrumentos de Dios para que todas las personas se acerquen a El, es necesario que todos nos ayuden a ser mejores sacerdotes, rezando”.
También dio gracias por el don del sacerdocio, porque “si no hay sacerdotes, no hay Eucaristía, no hay Primera Comunión, no hay Sacramentos. Por ello vamos a darle gracias a Dios por este don tan preciado, que es el sacerdocio”.


“Han elegido el mejor camino, el del servicio y del amor”

Antes de la bendición final, integrantes del grupo juvenil misionero les obsequiaron presentes y dirigieron unas palabras: “Queridos Padres, hoy se cumple un año de aquel momento tan esperado, el día de su ordenación… agradecemos  a Dios por sus vidas, por lo que ha hecho en cada uno de ustedes, y lo que ha hecho en nosotros a través de su amistad. Nos da alegría en nuestras almas saber que han elegido el mejor camino de la vida, el del servicio y del amor. Rogamos a la Virgen y a San Roque que los bendigan y hagan fructificar el servicio que ofrecen a la Iglesia”.
Por su parte, el Padre Eduardo agradeció al Padre Gustavo, quien lo acompañó en su camino hacia la ordenación sacerdotal, “por su paciencia, por su prudencia, por su afecto y su compañía”, y también a su familia y la del Padre Facundo. “Les doy a Cristo crucificado para bien de nuestras almas y para mayor gloria de Dios. Se los doy con generosidad, con errores, eso es lo hay. Espero que ustedes sigan rezando para que seamos santos, porque hay alguien que nos amó hasta el extremo”, manifestó.

Luego de la Santa Misa se realizó un brindis a la canasta en el patio ubicado frente al templo donde se compartió un lindo momento en comunidad. 

Jornada de formación de la Pastoral de la Salud con Hnos. de Orden Hospitalaria de La Rioja

El domingo 26 de octubre, las instalaciones del Hospital San Juan Bautista de la ciudad capital fueron escenario de la jornada de formación destinada a los agentes de la Pastoral de la Salud y personas que acompañan o asisten a un hermano enfermo.
Fue una importante propuesta que compartieron con los Hermanos de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, perteneciente a la Diócesis de La Rioja, quienes tuvieron a su cargo las reflexiones y los trabajos sobre la Pastoral de la Salud
dedicada a servir y a amar, bajo la guía de Fr. Joaquín Sánchez.
En la oportunidad, el Pbro. Antonio Bulacio, Asesor de la Pastoral de la Salud en Catamarca, dio la bienvenida a los visitantes, quienes compartieron su experiencia Pastoral en La Rioja.
Como parte de las actividades, se concretó la procesión con la imagen de San Juan de Dios, visitando a los enfermos internados en el sector de Emergencia y Terapia Intensiva. Luego se entronizó la imagen en la capilla del hospital, donde se celebró la Santa Misa.

Tras el almuerzo servido en el Complejo Recreativo Juan Pablo II, se dieron a conocer las conclusiones y el compromiso de los presentes.


25 octubre 2014

Alegría en la Iglesia catamarqueña por la ordenación de tres nuevos sacerdotes

Durante una ceremonia concretada el viernes 24 de octubre, en la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Valle, los jóvenes Juan de Dios Gutiérrez, Walter Martín Melo y Carlos Diego Manzaraz consagraron sus vidas al servicio de Dios y de la Iglesia, a través del ministerio sacerdotal.
La Santa Misa fue presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por sacerdotes del clero catamarqueño y de las Arquidiócesis de Tucumán y Salta, entre ellos el Rector del Seminario Mayor de Tucumán, Pbro. Amadeo Tonello.
En el inicio de la celebración eucarística, el Vicario General de la Diócesis, Pbro. Julio Quiroga del Pino, leyó el decreto de ordenación sacerdotal, y luego de la proclamación de
la Palabra fueron presentados los candidatos al Orden Presbiteral por parte del Pbro. Julio Avalos, responsable de las vocaciones consagradas en la diócesis catamarqueña.
En su homilía, Mons. Urbanc agradeció de corazón a las respectivas familias de los ordenandos: don Lorenzo Gutiérrez y doña Cecilia Villagra, don José Manzaraz y doña Alicia Molina, don Ramón Melo y doña Miriam González. “Que el Señor y la Virgen del Valle los premien con salud, paz, alegría, profunda satisfacción interior y bendiciones especiales por haber acompañado con el ejemplo de su vida, la oración, el consejo oportuno y el respeto a sus respectivos hijos, a fin de que maduraran
con libertad y generosidad el llamado de Dios a la vida y ministerio sacerdotal”, dijo. Hizo lo propio con las comunidades parroquiales de origen “por haber acompañado con la oración, el cariño, el aliento y el trabajo pastoral la formación humana y cristiana de Juan de Dios, Diego y Martín”, como también a los sacerdotes, docentes, catequistas, miembros de grupos apostólicos, vecinos, enfermos, ancianos, etc., “que de un modo u otro han aportado su granito de arena para que hoy celebremos este regalo que Dios hace a su Iglesia y al mundo”, manifestó el Pastor Diocesano.
En otro tramo de su predicación, el Obispo contextualizó el tiempo especial en que ocurre la ordenación, mencionando el año dedicado a los niños y adolescentes, que concluirá el 8 de diciembre, y a las puertas del año dedicado a los laicos, quienes “serán no sólo destinatarios de su misión sacerdotal, sino sus estrechos y habituales colaboradores en la catequesis, la liturgia, la caridad, la administración, la evangelización, el cuidado de los enfermos y de los lugares sagrados, etc.”, dijo, mientras peticionó: “Ámenlos, no los
subestimen, valórenlos, consúltenlos, denles el lugar que tienen en la misión de la Iglesia y ayúdenlos a ocuparse con tino y estilo laical en los quehaceres temporales ya que allí deben ser luz, sal y fermento, apóyense en ellos, especialmente en la realidad de sus familias, en las que encontrarán a esos padres y madres, hermanos y hermanas que los ayudarán a ser célibes, alegres, libres, generosos, respetuosos, serviciales, sensibles, puros, desinteresados, leales, creativos, sacrificados, austeros, pacientes, creyentes, esperanzados y caritativos, es decir, piadosos, auténticos y creíbles discípulos-misioneros de Jesucristo”.
Asimismo, los exhortó a que “amen con verdad y con entrañas de misericordia a las personas que el Señor ponga en sus manos, sean pobres con Cristo pobre, castos con Cristo Casto y obedientes como Él. Prioricen siempre al otro. Sufran como verdaderos
padres los defectos y debilidades de los demás”.

Rito de ordenación
Concluida la predicación, se desarrolló el rito del Sacramento del Orden en que Juan de Dios, Walter Martín y Carlos Diego fueron interrogados por el Obispo acerca del grado de libertad, rectitud de intención y conciencia del paso que daban para toda la vida en el grado de presbíteros; y luego estrecharon las manos del Pastor Diocesano, prometiéndole obediencia y respeto.
Posteriormente, postraron humildemente para pedir la protección de todos los santos. Concluido el canto de las Letanías, se realizó la imposición de las manos del Obispo y de todos los sacerdotes en señal de acogida del colegio presbiteral.
El rito continuó con la unción de las manos con el Santo Crisma para significar que obrarán de hoy en más en la persona de Cristo, el Ungido por el Padre.
Los nuevos presbíteros fueron revestidos, sacerdotes y familiares colocaron a cada uno de ellos la estola según el modo presbiteral y la casulla, pasando desde ese instante a formar parte del clero.

La ceremonia se completó con la entrega de la patena con el pan y el cáliz con el vino a los nuevos presbíteros y el saludo de éstos al presbiterio reunido en torno al altar.
La celebración eucarística siguió de acuerdo con lo establecido por la liturgia, y al momento de la Comunión, distribuyeron la Sagrada Eucaristía a la gran cantidad de fieles, familiares directos y amigos, muchos de ellos llegados desde lejanas comunidades del interior de la diócesis catamarqueña, y de otras jurisdicciones eclesiásticas vecinas como Salta, Tucumán, La Rioja, entre otras, quienes colmaron jubilosos el templo catedralicio.
Antes de concluir la ceremonia, los flamantes presbíteros se consagraron a la Santísima Madre del Valle, junto a todos los presentes.
En un gesto de humildad, el Obispo Diocesano se arrodilló delante de cada uno de los jóvenes sacerdotes, para recibir su bendición. Luego salieron en procesión hasta el atrio de la Catedral Basílica, donde recibieron muestras de afecto y de gratitud por su total entrega a Dios y la Iglesia.


TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA

Queridos hermanos:
                                          Muchísimas gracias por participar en esta celebración en la que ordenaré sacerdotes a los diáconos Juan de Dios Gutiérrez, Diego Manzaraz y Martín Melo, quienes han ejercido este ministerio desde el pasado 28 de marzo en las parroquias de Nuestra Señora de Luján y Nuestra Señora de Belén. Infinitas gracias a los laicos, consagrados y sacerdotes de estas comunidades por el acompañamiento brindado. El Señor los bendiga.
            Antes de proseguir, saludo y agradezco de corazón a las respectivas familias de los ordenandos: a don Lorenzo Gutiérrez y doña Cecilia Villagra, a don José Manzaraz y a doña Alicia Molina y a don Ramón Melo y doña Miriam González. Que el Señor y la Virgen del Valle los premien con salud, paz, alegría, profunda satisfacción interior y bendiciones especiales por haber acompañado con el ejemplo de su vida, la oración, el consejo oportuno y el respeto a sus respectivos hijos a fin de que maduraran con libertad y generosidad el llamado de Dios a la vida y ministerio sacerdotal.
            ¡Cómo no agradecer a sus comunidades de origen!: Ntra. Sra. de Belén, Santa Rosa de Lima y San José Obrero por haber acompañado con la oración, el cariño, el aliento y el trabajo pastoral la formación humana y cristiana de Juan de Dios, Diego y Martín.
            También cuentan, ¡y mucho!, los sacerdotes que los bautizaron, confesaron, dieron la comunión, acompañaron en el discernimiento y marcaron con el ejemplo de su vida. Aquí saludo de corazón a los formadores del Seminario Mayor de Tucumán, donde me tocó recibirlos como rector en el inicio del camino formativo. Muchas gracias por el servicio prestado. Jesús, Sumo y Eterno Sacerdote, los bendiga con creces por su entrega en esta delicada y ardua tarea de acompañar la formación, el discernimiento y la configuración con Cristo, Servidor, Maestro, Pontífice y Buen Pastor, de los tan diferentes y complejos candidatos a la vida sacerdotal.
            En fin, son muchas otras personas: docentes, catequistas, miembros de grupos apostólicos, vecinos, enfermos, ancianos, etc., que de un modo u otro han aportado su granito de arena para que hoy celebremos este regalo que Dios hace a su Iglesia y al mundo.
            Y qué no decir de nuestra querida Madre Santísima del Valle. Ella, junto con su esposo san José, son los incansables artesanos y garantes, en colaboración con el Espíritu Santo, de la gestación, formación y cuidado de las vocaciones sacerdotales, consagradas y misioneras. Qué alegría no tendrá Ella de ver consumada la primera parte de su maternal esfuerzo, y, de ahora en más, pondrá mayor empeño en cuidar esta obra maravillosa del Espíritu Santo, preservándolos del mal y conduciéndolos por el arduo y apasionante camino de la santidad.

            Y ahora, queridos Juan de Dios, Diego y Martín, volvamos nuestra mente y nuestro corazón a la Palabra de Dios que acabamos de escuchar.
De hoy en más la Iglesia les confía la noble tarea de “velar por ustedes y por todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo, en instantes, los va a constituir en guardianes para que apacienten a la Iglesia de Dios, que Cristo Jesús adquirió al precio de su propia sangre”, sabiendo, con toda certeza para que no caigan en presunción, que “se introducirán entre ustedes lobos rapaces que no perdonarán al rebaño, más aún, de entre sus más allegados surgirán personas que tratarán de arrastrar a los discípulos con doctrinas perniciosas. Velen y recuerden que durante nueve años, de noche y de día, la Iglesia no ha cesado de aconsejarlos con lágrimas a cada uno de ustedes, y, ahora los encomienda al Señor y a la Palabra de su Gracia, que tiene poder para construir el edificio y darles la parte de la herencia que les corresponde, con todos los que han sido santificados” (cf. Hch 20,28-32).
            La ordenación de ustedes ocurre en el año dedicado a los niños y adolescentes, que concluirá el 8 de diciembre, para dar lugar al año dedicado a los laicos... Sí, queridos Juan de Dios, Diego y Martín, ellos serán no sólo destinatarios de su misión sacerdotal, sino sus estrechos y habituales colaboradores en la catequesis, la liturgia, la caridad, la administración, la evangelización, el cuidado de los enfermos y de los lugares sagrados, etc.: ámenlos, no los subestimen, valórenlos, consúltenlos, denles el lugar que tienen en la misión de la Iglesia y ayúdenlos a ocuparse con tino y estilo laical en los quehaceres temporales ya que allí deben ser luz, sal y fermento, apóyense en ellos, especialmente en la realidad de sus familias, en las que encontrarán esos padres y madres, hermanos y hermanas que los ayudarán a ser célibes, alegres, libres, generosos, respetuosos, serviciales, sensibles, puros, desinteresados, leales, creativos, sacrificados, austeros, pacientes, creyentes, esperanzados y caritativos, es decir, piadosos, auténticos y creíbles discípulos-misioneros de Jesucristo.
            Ruego al Señor que lo rezado por el creyente que compuso el salmo 83,3-6.11, sea la más íntima convicción de cada uno de ustedes y que así lo perciban siempre los fieles en su modo de pensar y actuar: “Mi alma se consume de deseos por los atrios del Señor; mi corazón y mi carne claman ansiosos por el Dios viviente… ¡Felices los que habitan en tu Casa y te alaban sin cesar! ¡Felices los que encuentran su fuerza en ti!... Vale más un día en tus atrios que mil en otra parte; yo prefiero el umbral de la Casa de mi Dios antes que vivir entre malvados”.
En esta hora de sus vidas, amados Juan de Dios, Diego y Martín, como lo fue en la vida de los apóstoles, cuando eran ungidos sacerdotes para siempre en la Última Cena, es oportuno que Jesús mismo les recuerde que también ustedes estaban en su corazón cuando decía a Dios: “Padre santo, manifesté tu Nombre a los que separaste del mundo para confiármelos. Eran tuyos y me los diste, y ellos fueron fieles a tu palabra. Yo les comuniqué tu palabra, y el mundo los odió porque ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del Maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad. Así como tú me enviaste al mundo, yo también los envío al mundo. Por ellos me consagro, para que también ellos sean consagrados en la verdad” (Jn 17,6.14-19).
Queridos Juan de Dios, Diego y Martín, por el amor de Dios Padre, por la preciosa Sangre de Jesucristo y por el maternal amor de María Santísima sepan que a un administrador se le pide que sea fiel y que cumpla con lo que se le ha confiado. Amen con verdad y con entrañas de misericordia a las personas que el Señor ponga en sus manos, sean pobres con Cristo pobre, castos con Cristo Casto y obedientes como Él. Prioricen siempre al otro. Sufran como verdaderos padres los defectos y debilidades de los demás. “Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense. Que la bondad de ustedes sea conocida por todos los hombres. No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a Dios. Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús” (Flp 4,4-7). ¡Así sea!
¡¡¡Nuestra Madre del Valle!!!   ¡¡¡Ruega por nosotros!!!