Miércoles 24 de julio
Entre el viento y la lluvia,
blandiendo banderas e inmersos en una geografía de mar y morros de la playa de
Copacabana, los cientos de miles de jóvenes peregrinos de la Jornada Mundial de
la Juventud 2013 participaron de la Misa de Apertura que fue presidida por
monseñor Orani João Tempesta, arzobispo de Río de Janeiro.
Algunos párrafos de la homilía:
“¡Estamos iniciando la Jornada
mundial de la Juventud Río 2013! ¡Sean todos bienvenidos! ¡Esta ciudad
maravillosa se tornó más bella con la presencia de ustedes! ¡Una gran alegría
nos invade: ustedes están aquí! (…). Ustedes están siendo parte de nuestra
familia en este bello e importante momento de la historia! (…).
Esta semana, Río es el centro de
la Iglesia, viva y joven. (…) Ustedes vienen de diferentes partes del mundo
para juntos compartirnos la fe y la alegría del discipulado. Esa felicidad nos
fortalece y nos invita a ir al encuentro de los demás jóvenes, a hacernos
misioneros en todas las naciones. El mejor regalo que damos a otras personas es
la presencia de Cristo que nos impulsa a amar y a darnos siempre en diálogo
fraterno.
Aquí llegamos también después de
dos años de peregrinación de los símbolos de la JMJ en nuestro país: la cruz de
la juventud y el ícono de Nuestra Señora que ahora estarán presentes en
nuestros actos centrales (…).
Somos llamados a ser protagonistas
de un mundo nuevo (…). ¡El mundo necesita jóvenes como ustedes! (…)
Anden por esta ciudad
testimoniando a Jesucristo, comprometiéndose con un mundo nuevo, contagiando a
todos con la alegría y la paz de Cristo, como centinelas del mañana, trabajando
en la renovación del mundo a la luz de Dios (…).
Ustedes, queridos jóvenes, son el
presente esperanzado de una sociedad que espera que su crisis de valores tenga
una solución. Son llamados a formar una nueva generación que vive la fe y la
transmite para la generación siguiente. ¡Somos invitados a experiencia de fe de
la cual salir revigorizados! (…) El primer peregrino, que ya está entre
nosotros, el Papa Francisco nos indicará caminos durante estos tres días.
¡Queridos jóvenes: no tengan miedo de abrir sus corazones para Cristo! (…).
Tenemos muchas barreras e
injusticias que superar. Vamos construir puentes en lugar de muros y obstáculos
(…). Es tiempo de despertar confianza y esperanza que se transformen en
actitudes para un mañana de luz.
María, de tantos nombres e
invocaciones, y aquí en Brasil invocada como Nuestra Señora de Aparecida
patrona principal, y también Nuestra Señora de Pena, Nuestra Señora de
Nazareth, seguirá siendo compañera y madre de todos los jóvenes. En Ella
confiamos a cada uno de ustedes para que, recibiendo a Cristo que ella nos
trae, caminen por el mundo como discípulos misioneros de la nueva
evangelización, siendo protagonistas de un mundo nuevo (…).
Durante la Jornada aprenderemos a
decir: “Habla, Señor, que tu siervo escucha” (…).
“¡Estamos iniciando la Jornada
mundial de la Juventud Río 2013! ¡Sean todos bienvenidos! ¡Esta ciudad
maravillosa se tornó más bella con la presencia de ustedes! ¡Una gran alegría
nos invade: ustedes están aquí! (…). Ustedes están siendo parte de nuestra
familia en este bello e importante momento de la historia! (…).
Esta semana, Río es el centro de
la Iglesia, viva y joven. (…) Ustedes vienen de diferentes partes del mundo
para juntos compartirnos la fe y la alegría del discipulado. Esa felicidad nos
fortalece y nos invita a ir al encuentro de los demás jóvenes, a hacernos
misioneros en todas las naciones. El mejor regalo que damos a otras personas es
la presencia de Cristo que nos impulsa a amar y a darnos siempre en diálogo
fraterno.
Aquí llegamos también después de
dos años de peregrinación de los símbolos de la JMJ en nuestro país: la cruz de
la juventud y el ícono de Nuestra Señora que ahora estarán presentes en
nuestros actos centrales (…)
Somos llamados a ser
protagonistas de un mundo nuevo. (…) ¡El mundo necesita jóvenes como ustedes!
(…).
Anden por esta ciudad
testimoniando a Jesucristo, comprometiéndose con un mundo nuevo, contagiando a
todos con la alegría y la paz de Cristo, como centinelas del mañana, trabajando
en la renovación del mundo a la luz de Dios (…).
Ustedes, queridos jóvenes, son el
presente esperanzado de una sociedad que espera que su crisis de valores tenga
una solución. Son llamados a formar una nueva generación que vive la fe y la
transmite para la generación siguiente. ¡Somos invitados a experiencia de fe de
la cual salir revigorizados! (…). El primer peregrino, que ya está entre
nosotros, el Papa Francisco nos indicará caminos durante estos tres días.
¡Queridos jóvenes: no tengan miedo de abrir sus corazones para Cristo! (…).
Tenemos muchas barreras e
injusticias que superar. Vamos construir puentes en lugar de muros y obstáculos
(…). Es tiempo de despertar confianza y esperanza que se transformen en
actitudes para un mañana de luz.
María, de tantos nombres e
invocaciones, y aquí en Brasil invocada como Nuestra Señora de Aparecida
patrona principal, y también Nuestra Señora de Pena, Nuestra Señora de
Nazareth, seguirá siendo compañera y madre de todos los jóvenes. En Ella confiamos
a cada uno de ustedes para que, recibiendo a Cristo que ella nos trae, caminen
por el mundo como discípulos misioneros de la nueva evangelización, siendo protagonistas
de un mundo nuevo (…).
Durante la Jornada aprenderemos a
decir: “Habla, Señor, que tu siervo escucha” (…).