El Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, presidió el Solemne Te
Deum celebrado en la localidad de Chumbicha, departamento Capayán, en el marco
del 197º aniversario de la Declaración de la Independencia.
A continuación, el texto
completo de la homilía pronunciada en la ocasión.
“Agradezco
a la Sra. Gobernadora y al Sr. Intendente sendas invitaciones para presidir
aquí, en Chumbicha, la acción de gracias de todo el pueblo catamarqueño por los
197 años de la declaración de la independencia de nuestra Patria, que se llevó
a cabo en la ciudad de Tucumán, alto honor y gran responsabilidad para el NOA.
A la vez, vamos a implorar de Dios, nuestro Señor, su necesaria asistencia y
ayuda para poder, juntos, ciudadanos y gobernantes, seguir forjando una Patria
libre, justa, soberana, inclusiva, equitativa, fraterna, solidaria, laboriosa,
acogedora y pacífica.
No
quiero dejar de citar, al propósito que nos congrega, un texto del Concilio
Vaticano II: “Cultiven los ciudadanos con magnanimidad y lealtad el amor a la
patria, pero sin estrechez de espíritu, de suerte que miren siempre también por
el bien de toda la familia humana, unida por toda clase de vínculos entre las
razas, los pueblos y las naciones”. El actual fenómeno de la globalización
nos confirma el carácter profético y la importancia de estas sabias y tan
actuales palabras”.
Supliquemos a Dios por todos los que
viven en esta bendita tierra
“Queridos
hermanos, aquí presentes: según el espíritu de nuestra Constitución Nacional,
es justo y necesario agradecer a Dios omnipotente la existencia misma de la
Patria, pues ha nacido al abrigo de la fe en Dios, y suplicarle por todos los
que viven en esta bendita tierra y, sobre todo, para que ilumine y fortalezca a
quienes hoy tienen la delicada tarea de gobernar en nombre del soberano, que es
el pueblo. Como acabamos de escuchar en la Palabra de Dios, ‘todos debemos
obedecer a las autoridades puesto que la autoridad se la recibe de Dios y,
quienes ahora gobiernan, por Dios han sido establecidos para hacer el bien, es
decir, para estar al servicio del bien común, dando el ejemplo y ayudando a que
nos amemos los unos a los otros’”.
Los
argentinos compartimos un territorio, una historia, una cultura, y, básicamente,
la decisión de construir un proyecto común fiel a nuestra identidad, capaz de
recoger de nuestra propia historia líneas inspiradoras de vida. La historia, de
suyo, marcha hacia el futuro, y ese proyecto común, fiel a nuestra identidad,
debe realizarnos como pueblo y hacer de nuestra Nación una Patria más fraterna,
justa, libre y soberana.
También
es importante reconocer que es vital en la cultura la actitud con que un pueblo
afirma o niega una vinculación religiosa con Dios, los valores o desvalores
religiosos. La ‘piedra angular’ de una cultura es la religión, ya que ella es
la que inspira todos los restantes órdenes de la cultura: el familiar, el económico,
el político, el artístico, etc., en cuanto que los libera al abrirlos a lo
trascendente. Si la religión faltara, los otros niveles de la cultura quedarían
aprisionados en los límites de la pura inmanencia y ésta los empobrecería”.
Dios, fuente de toda razón y justicia
“Cuando
el Preámbulo de nuestra Constitución Nacional invoca a Dios como “fuente de
toda razón y justicia” consagra el presupuesto de que Dios es el Creador del
mundo y del hombre, y éste, por haber sido creado a imagen y semejanza de Dios,
recibe tal dignidad que ésta se constituye en fundamento de todos los deberes y
derechos humanos. Por eso la importancia de la libertad religiosa, que no puede
reducirse a mera subjetividad e interioridad, limitándola de hecho intimista de
la fe, sino que exige la presencia operante de los valores religiosos en la
esfera pública.
Siguiendo
las enseñanzas del Papa Benedicto XVI, cabe señalar que el cristianismo no ha
impuesto al Estado y a la sociedad un derecho revelado, un ordenamiento
jurídico derivado de una revelación. Ha considerado, en cambio, que las
verdaderas fuentes del derecho son la naturaleza y la razón, y se ha referido a
la armonía que debe darse entre razón objetiva y subjetiva, armonía que, sin
embargo, presupone que ambas esferas estén fundadas en la Razón creadora de
Dios o, para volver a nuestra Constitución Nacional, en Dios, fuente de toda
razón y justicia”.
La religión católica, parte
integrante de nuestra identidad y cultura
“En
el más estricto respeto por la legítima laicidad del Estado, la presencia de la
religión católica -y de sus signos- en el ámbito de lo público es parte
integrante de nuestra identidad y cultura tal como nos lo muestra nuestra
propia historia como pueblo; sino, qué decir de lo arraigada que está la
devoción a la Virgen del Valle en nuestra provincia?... El Estado moderno y
pluralista, tal como hoy se lo concibe, debe garantizar de modo irrestricto
esta libertad que no puede sino beneficiar a la sociedad y enriquecer la
gestión por el bien común. Ciertamente es indispensable afirmar, a la vez, la
importancia del diálogo interreligioso que la Iglesia Católica promueve y la
garantía que el Estado debe ofrecer a la libertad de práctica y expresión de
todas las religiones que conviven en una misma nación y la enriquecen con sus
doctrinas y tradiciones”.
Al
respecto, otra vez el Papa Benedicto XVI, afirmaba en Inglaterra: “Quisiera
indicar que el mundo de la razón y el mundo de la fe, es decir, el mundo de la
racionalidad secular y el mundo de la creencia religiosa, necesitan uno de otro
y no deberían tener miedo de entablar un diálogo profundo y continuo, por el
bien de nuestra civilización. En otras palabras, la religión no es un problema
que los legisladores deban solucionar, sino una contribución vital al diálogo
nacional […] Así se garantizarán derechos fundamentales como la libertad
religiosa, la libertad de conciencia y la libertad de asociación”.
Agradezco la atención
prestada, y ruego a la Santísima Virgen del Valle, nuestra celestial
protectora, que nos ayude a buscar juntos, con diálogo, respeto fraterno y
armonía, las soluciones auténticas para nuestras familias, escuelas naturales y
pre-estatales de verdadero humanismo y civismo. Así sea. ¡¡¡Viva la Patria!!!”.