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03 agosto 2022

El Perdón de Asís en el convento franciscano de Catamarca

Durante el martes 2 de agosto, una gran cantidad de fieles llegó hasta el templo franciscano de Catamarca para celebrar la fiesta de Nuestra Señora de los Ángeles y obtener la Indulgencia Plenaria de la Porciúncula o el Perdón de Asís, que la Iglesia concede todos los años en esta jornada.

Muchas personas se acercaron al sacramento de la Reconciliación, formando largas colas en los confesionarios, y luego participaron de la celebración eucarística, que fue presidida por fray Pablo Reartes.

El sacerdote franciscano ofreció una sustanciosa homilía sobre la vida de San Francisco de Asís, quien se convirtió a los 25 años de edad, luego del encuentro con la Cruz de San Damián, cuando decide cambiar su vida cómoda por otra itinerante y pobre.

También explicó el sentido de esta indulgencia especial que “tiene que ver con una parte trascendental de la vida de San Francisco y con el perdón”, algo que anhelaba en lo profundo de su corazón, y finalmente Dios se lo concede.

Esto ocurrió en la capilla de la Porciúndula, que “era un lugar donde los frailes hacían una vida contemplativa, de oración, y después salían en itinerancia para anunciar el Evangelio. Luego regresaban allí, por eso se llama la Cuna de la Orden de los Frailes Menores”, comentó Fray Pablo.

Relató que “en esta capilla se le presentaron a San Francisco de Asís, la Virgen María y Jesucristo, quien le dijo: ‘Francisco, Francisco, por tu vida de gran penitencia y por todo lo que me has pedido, todos tus pecados te quedan perdonados’. Francisco estaba tan feliz que quiso que ese perdón que sentía en su corazón lo pudieran experimentar todos los que visitaran esa capillita. Fue y se lo pidió al Papa Honorio III, quien se lo concedió. Después, la Iglesia lo hizo extensivo a todo el mundo, no sólo a las iglesias franciscanas sino también a las parroquias, catedrales y todas las iglesias católicas”.

Para recibir esta gracia es necesario “confesarse, participar de la Santa Misa, rezar las oraciones y pedir por las intenciones del Papa Francisco”, detalló fray Pablo, indicando que “confesarse bien, como ha hecho mucha gente hoy, da una alegría muy grande porque necesitamos estar reconciliados no solamente con Dios sino con nosotros mismos, con nuestra historia personal, y también con el otro”.

Por este motivo, “la Iglesia celebra todos los 2 de agosto esta solemnidad”, apuntó, resaltando que “Francisco decía: ‘Si yo recibí esta gracia, quiero que todos ustedes se vayan al Cielo conmigo’. Por eso ésta es la puerta del Cielo”.

Hacia el final de la celebración litúrgica se rezó por la pronta canonización del Beato Mamerto Esquiú.

Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca