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08 agosto 2022

En la capilla del sur capitalino

Cientos de fieles celebraron al Patrono del Pan y del Trabajo

 

El Obispo pidió a San Cayetano “que nos dé la gracia de ser constructores de la paz”.

 

Durante la fría tarde del domingo 7 de agosto, una gran cantidad de fieles y devotos se dieron cita para participar del cierre de las fiestas patronales en honor de San Cayetano, en la capilla ubicada en la intersección de calles Tucumán y Gobernador Fortunato Rodríguez, perteneciente a la parroquia Sagrado Corazón de Jesús.

Los actos litúrgicos fueron presididos por el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanc, quien estuvo acompañado por el párroco, presbítero Armengol Acevedo.

Tal como estaba previsto, a las 17.00, la imagen de Cayetano salió del templo portada en andas, acompañada por los acordes de la Banda de Música de la Policía de la Provincia, mientras los fieles apostados en el lugar saludaban con alegría la presencia cercana del Santo Patrono del Pan y del Trabajo.

Inmediatamente se dio inicio a la procesión por calle Tucumán hacia el sur, pasaje Esmeralda, 1 de Mayo y Gobernador Fortunato Rodríguez, donde se levantó el altar para la celebración de la Santa Misa. Todo el trayecto fue adornado con mucho esmero por los vecinos, quienes colocaron altares con las Imágenes que veneran en sus hogares, globos, flores y coloridos gallardetes, que pusieron clima de fiesta, matizado con canciones, reflexiones y oraciones.

Al finalizar el recorrido se entonaron las estrofas del Himno Nacional Argentino y el Himno a Catamarca, tras lo cual se celebró la Sagrada Eucaristía pidiendo por los gobernantes para que puedan dar una solución duradera al problema de la inflación, por trabajos dignos y estables para los hermanos desocupados, por el pan y también por el fin de la pandemia y de la guerra.

En su homilía, Mons. Urbanc destacó que “San Cayetano nos ofrece en sus manos a Jesús, quien es el centro de nuestra fe”.

“San Cayetano es aquel intercesor a quien le pedimos por la paz, el pan y el trabajo, y de estas tres cosas, la más importante es la paz”, enfatizó, aseverando: “Pero la paz no es la mera ausencia de la guerra, la paz es una tarea, se debe construir todos los días”.

Para ello consideró que “primero tiene que haber paz en nuestro corazón, porque lo que está adentro se lo lleva hacia afuera”. Y “tendremos paz en el corazón en la medida que estemos unidos a Dios, en la medida que tengamos una gran confianza en nuestros amigos, los santos, porque ellos han sido sembradores de paz, porque en el corazón de ellos estaba Dios, Jesús, la Virgen”.

Exhortó a que “dejemos que Dios esté en nuestros corazones, así estará en nuestros hogares, en todas partes, y así podremos construir una sociedad viva, fraterna, amistosa, inclusiva, donde nadie pase una necesidad”.

Finalmente rogó “que San Cayetano, este hermoso intercesor que tenemos ante Dios, nos dé la paz en nuestros corazones, en nuestros hogares, en nuestra sociedad, en el mundo entero; que nos dé la gracia de ser constructores de la paz en todas las circunstancias, empezando por nosotros, así podamos tener todos pan y trabajo”.

Luego de la bendición final, el obispo bendijo el tradicional pan de San Cayetano, que luego fue distribuido entre los fieles presentes.

El padre Acevedo agradeció a todos los que colaboraron para la concreción de esta fiesta, al obispo por acompañar a la comunidad en esta jornada, a la Banda de Música de la Policía de la Provincia, a la Policía de Tránsito Municipal, a las personas que adornaron sus casas, y a quienes acercaron su colaboración para los más necesitados, comentando que parte de lo que recibieron será enviado a la Comunidad Cenáculo donde están los chicos que se recuperan de su adicción a las drogas.

Luego de despedir al Santo Patrono, que ingresó al templo donde continuó siendo venerado, se sirvió un delicioso chocolate con bollitos que atenuó el frío reinante en la jornada.

Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca