“Que Dios los aliente a ser servidores de la fraternidad, el amor y la justicia en esta tarea fundamental de la construcción social”, dijo el Obispo.
Durante la noche del
miércoles 7 de junio, se celebró la Misa por el Día del Periodista, que fue
presidida por el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč, y concelebrada por el Pbro.
Gustavo Flores, rector de la Catedral Basílica y Santuario del Santísimo
Sacramento y de Nuestra Señora del Valle.
Profesionales del periodismo
de medios gráficos, televisivos, radiales y digitales se unieron a la acción de gracias a los pies de la Madre
Morena, en tanto que otros participaron de manera virtual a través de la
transmisión por las redes sociales de la Catedral y del Obispado.
Participaron de la liturgia
guiando, proclamando la Palabra de Dios, elevando las súplicas al Padre
Celestial y acercando al altar las ofrendas del pan y del vino.
También se sumaron a esta
acción de gracias, los fieles en general y miembros de los Comunicadores de
María que prestan su servicio en el Santuario, quienes prepararon con esmero el
lugar donde se ubicaron los alumbrantes.
En su homilía, Mons. Urbanč aludió
a la razón por la que se instituyó al 7
de junio como el Día del Periodista y rescató algunos conceptos de Mariano
Moreno, quien creó la Gazeta de Buenos Ayres, el 7 de junio de 1810. Este
abogado, periodista, político, y partícipe de la Revolución de Mayo, decía que “el
pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes, y el honor de
éstos se interesa en que todos conozcan la execración con que miran aquellas
reservas y misterios inventados por el poder para cubrir sus delitos. El pueblo
no debe contentarse con que sus jefes obren bien, debe aspirar a que nunca
puedan obrar mal".
En este contexto, manifestó
que “una de las dimensiones más importantes de la vida cristiana es la de la
comunicación. De hecho, la fe no crece si no se comunica, y la fe nace a partir
de un acontecimiento que es Dios, comunicándose con la creatura humana. En la
vida cristiana lo llamamos revelación: Dios se comunica al hombre, y al
comunicarse, nos muestra y enseña la intimidad de su corazón, que está lleno de
un amor misericordioso”.
“La fe, sobre todo, se
comunica con la vida misma, con el testimonio de haber sido tocados por el
corazón de Dios, en un encuentro con Él”, señaló, agregando que “Jesús es el
gran comunicador del corazón del Padre. Él es quien nos revela al Padre, y no
sólo con su palabra, sino ante todo con su testimonio y con su entrega de amor”.
Asimismo, aseveró que “para
comunicar hay que saber escuchar; y toda escucha debe partir de una adhesión
por la verdad y la justicia, que hacen del diálogo y de la comunicación una
herramienta para construir la fraternidad universal”.
“Estén convencidos que deben
ser servidores de la verdad, amigos de la verdad, están llamados por naturaleza
a presentar la verdad de las cosas, hablar la verdad, presentar la verdad, pero
con caridad. Una tarea difícil, que requiere unidad, fraternidad y solidaridad
entre los periodistas”, enfatizó, exhortando a que “no compitan, compartan”.
En otro tramo de su mensaje
dijo que “el periodismo, lo aplaudan, lo reconozcan o no lo reconozcan, va
adelante, porque su servicio es fundamental para la humanidad, y por supuesto
para la democracia en un estado de derecho”.
Y pidió a Dios “que los
aliente a ser servidores de la fraternidad, el amor y la justicia, que es
propio de aquellos que tienen la intención y el deseo de escuchar para dialogar
y comunicar, en esta tarea fundamental de la construcción social”.
Continuando con la celebración,
periodistas presentaron sus peticiones a Dios en la Oración de los Fieles y
acercaron el Pan y el Vino hasta la mesa eucarística.
Antes de la bendición final,
realizaron la Oración del Periodista, poniéndose en las manos de la Virgen
María para desempeñar su profesión siendo servidores del bien común.
Previamente se rezó la
oración pidiendo a Dios por la pronta canonización del Beato Mamerto Esquiú,
quien supo ejercer el periodismo en su tiempo, allá por el siglo XIX.
Después de la ceremonia
litúrgica, los periodistas compartieron un brindis fraterno junto al Obispo, en
un clima cordial.
TEXTO
COMPLETO DE LA HOMILÍA
Queridos hermanos:
Hoy nos honran con su
presencia algunos periodistas puesto que celebran su día. Bienvenidos a esta
celebración.
Para todos es bueno que recordemos
la génesis de este día.
El primer periódico nacional
de la etapa independentista de la Argentina fue la Gazeta de Buenos Ayres,
fundada por Mariano Moreno el 7 de junio de 1810.
En 1938 durante el Primer
Congreso Nacional de Periodistas, celebrado en la provincia de Córdoba, se
estableció esta fecha para celebrar el Día del Periodista.
Afirmaba Mariano Moreno,
abogado, periodista, político, y partícipe de la Revolución de Mayo: “Si los
pueblos no se ilustran, si no se divulgan sus derechos, si cada hombre no
conoce lo que puede, vale, debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y
será tal vez nuestra suerte cambiar de tiranos sin destruir la tiranía”.
Y se preguntaba en una de
sus editoriales en La Gazeta: “¿Por qué se han de ocultar a las Provincias sus
medidas relativas a solidar su unión, bajo el nuevo sistema? ¿Por qué se les ha
de tener ignorantes de las noticias prósperas o adversas que manifiesten el
sucesivo estado de la Península? Para el logro de tan justos deseos ha resuelto
la Junta que salga a la luz un nuevo periódico semanal”.
Habían transcurrido siete
días desde el memorable 25 de Mayo de 1810. El primero de junio la Junta dictó
el decreto que disponía: “salga a la luz un nuevo periódico semanal con el
título de Gazeta de Buenos Aires”. Así se hizo y el 7 de junio ya estaba en la
calle.
La Gazeta de Buenos Ayres
nació para ser un órgano de difusión de las ideas de la Primera Junta de
Gobierno. Fue un periódico impreso en Buenos Aires hasta 1821, y en él
escribieron personalidades destacadas como Manuel Belgrano y Juan José
Castelli.
Días después de la
fundación, el 21 de junio, Moreno publicó un artículo “Sobre la libertad de
escribir”. “Si se oponen restricciones al discurso, vegetará el espíritu como
la materia; y el error, la mentira, la preocupación, el fanatismo y el
embrutecimiento, harán la divisa de los pueblos, y causarán para siempre su
abatimiento, su ruina y su miseria”.
El 13 de septiembre de 1810,
Moreno anunciaba la creación de un nuevo órgano destinado a la difusión y
democratización de las ideas, los pensamientos y el conocimiento: la Biblioteca
Nacional. “Ha resuelto la Junta formar una biblioteca pública, en que se
facilite a los amantes de las letras un recurso seguro para aumentar sus
conocimientos...”. “Por fortuna tenemos libros bastantes para dar principio a
una obra que crecerá en proporción del sucesivo engrandecimiento de este
pueblo”.
También supo afirmar el
creador de la Gazeta: "El pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus
representantes, y el honor de éstos se interesa en que todos conozcan la
execración con que miran aquellas reservas y misterios inventados por el poder
para cubrir sus delitos. El pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren
bien, debe aspirar a que nunca puedan obrar mal. Para logro de tan justos
deseos ha resuelto la Junta que salga a la luz un nuevo periódico semanal con
el título de Gazeta de Buenos Ayres".
Creo que por todos es
aceptado que una de las dimensiones más importantes de la vida cristiana es la
de la comunicación. De hecho, la fe no crece si no se comunica, y la fe nace a
partir de un acontecimiento que es Dios, comunicándose con la creatura humana.
En la vida cristiana lo llamamos revelación: Dios se comunica al hombre, y al
comunicarse, nos muestra y enseña la intimidad de su corazón, que está lleno de
un amor misericordioso. Así, también, la fe se transmite comunicándola.
La fe, sobre todo, se
comunica con la vida misma, con el testimonio de haber sido tocados por el
corazón de Dios, en un encuentro con Él
Jesús es el gran comunicador
del corazón del Padre. Él es quien nos revela al Padre, y no sólo con su
palabra, sino ante todo con su testimonio y con su entrega de amor.
Para comunicar hay que saber
escuchar; y toda escucha debe partir de una adhesión por la verdad y la
justicia, que hacen del diálogo y de la comunicación una herramienta para
construir la fraternidad universal.
Estén convencidos que deben
ser servidores de la verdad, amigos de la verdad, están llamado por naturaleza
a presentar la verdad de las cosas, hablar la verdad, presentar la verdad, pero
con caridad. Una tarea difícil, que requiere unidad, fraternidad y solidaridad
entre los periodistas. Por favor, no compitan, compartan. Qué lamentable es el
hecho de que algunos medios con algunos de sus periodistas hacen negociados con
gobiernos de turno o empresas o corporaciones internacionales por millones y
dan la espalda a la ética. Luchen por un periodismo libre, sabio, animado por
la caridad e independiente, que responda a la ética, a la verdad y no a la
corrupción.
Que el Señor les conceda
fuerza, perseverancia y de manera particular espiritualidad. La espiritualidad
significa que uno trabaja porque cree en la verdad, porque cree que difundir la
verdad es bueno y edificante y eso no requiere reconocimientos, no requiere aplausos.
El periodismo, lo aplaudan, lo reconozcan o no lo reconozcan, va adelante,
porque su servicio es fundamental para la humanidad, y por supuesto para la
democracia en un estado de derecho.
Por tanto, queridos
periodistas, en su día, pido a Dios que los aliente a ser servidores de la
fraternidad, el amor y la justicia, que es propio de aquellos que tienen la
intención y el deseo de escuchar para dialogar y comunicar, en esta tarea
fundamental de la construcción social.
Por último, me referiré a
los textos bíblicos proclamados:
La primera lectura fue
tomada del libro Tobías y hoy la palabra clave es la confianza. Tobías toma por
esposa a Sara, él es el familiar más cercano y tiene esa obligación según la
ley, a pesar de la maldición que parece que pesaba sobre Sara, Tobías confía en
el mensajero que Dios le mandó y logran vencer la maldición. Al final los dos
esposos elevan un canto al Dios de la Vida. ¡Qué importante virtud en la vida del periodista!
El evangelio nos muestra en
el diálogo entre el escriba y Jesús, que la ley del amor a Dios y al prójimo
está en la raíz de la ley del pueblo de Israel y la Alianza. Quien es capaz de
reconocer esta unidad no está lejos del Reino de Dios, como le dice Jesús al
escriba. Éste es el centro de la predicación de Jesús, y lo expresa
existencialmente a los largo de todo su ministerio público, pero, sobre todo,
por su entrega en la cruz.
El Domingo celebraremos la
fiesta del Corpus Christi, la entrega de Jesucristo expresada en el memorial de
la Eucaristía. Pero, también, que esa entrega es entrega concreta a toda la
humanidad, especialmente a los más pobres y sufrientes. El amor a Dios es
inseparable del amor al prójimo, los dos son la misma cosa, porque el amor
cristiano no tiene límites, no tiene barreras, se extiende más allá de toda
razonabilidad humana, y llega incluso a los enemigos.
Esta radicalidad sólo es
posible si confiamos, como Tobías y Sara, en el mensajero que nos invita en
entregarnos, a darnos radicalmente, sin guardarnos nada para nosotros, sin miedos,
confiando en la Palabra de Jesús que nos dice "quien pierda su vida por mí
y por evangelio, ése la salvará". Somos, y existiremos en plenitud, en la
medida en que nos demos sin reservas al prójimo como respuesta al Dios Padre
que nos ama.
Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca