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30 noviembre 2023

En el primer día de las fiestas marianas

Los comunicadores sociales le rindieron su homenaje a la Virgen

 

“Que la Madre de Dios inspire, oriente y sostenga la delicada labor con la que sirven a la sociedad”, dijo el Obispo a los comunicadores.

 

Durante la noche del miércoles 29 de noviembre, en la jornada de inicio de las fiestas en honor de la Pura y Limpia Concepción del Valle, rindieron su homenaje los Medios de Comunicación Social estatales, privados y eclesiales, y la Pastoral Diocesana de Comunicación Social.

La Santa Misa fue presidida por el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč, y concelebrada por sacerdotes del clero catamarqueño y otros peregrinos que llegaron a honrar a la Patrona de Catamarca.

Como ocurre cada año, los representantes de distintos medios de comunicación social participaron en el servicio litúrgico a través de la guía de la celebración eucarística; la proclamación de la Palabra de Dios y la oración universal de la Iglesia, rogando de modo particular por quienes se desempeñan en el ámbito de las comunicaciones, por quienes están atravesando problemas de salud, y por aquellos que ya partieron a la Casa del Padre.

En el momento del ofertorio acercaron al altar ofrendas particulares, especialmente agua potable destinada a los hermanos peregrinos, y los dones del pan y del vino para preparar la mesa eucarística.

 

En el inicio de su homilía, dio la bienvenida a  los alumbres y rogó “que la Madre de Dios inspire, oriente y sostenga la delicada labor con la que sirven a la sociedad”.

En torno a la temática de reflexión referida a la sinodalidad convocada por el Papa Francisco, expresó su anhelo “que todos los catamarqueños, devotos de María, le regalemos al Señor Jesucristo, el logro de ser una Iglesia sinodal: que caminamos juntos, que pensamos y decidimos juntos y que trabajamos juntos construyendo el Reino de Dios”.

En esta línea, se dirigió a los alumbrantes expresando: “A ustedes, queridos comunicadores sociales, les pido que se pongan al hombro este proceso tan importante para toda la sociedad, rehaciendo vínculos o generándolos por medio de las redes y otros modos tecnológicos”.

Tomando las reflexiones del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, Aetatis novae, 2, manifestó que “el impacto de la comunicación social es enorme. Por medio de ella la gente entra en contacto con personas y con acontecimientos, se forma sus opiniones y valores. No sólo se transmiten y reciben información e ideas a través de estos instrumentos, sino que a menudo las personas experimentan la vida misma como una experiencia de los medios de comunicación social”.

“La Iglesia asume los medios de comunicación social con una actitud positiva y estimulante. No se limita simplemente a pronunciar juicios y condenas; por el contrario, considera que estos instrumentos no sólo son productos del ingenio humano, sino también grandes dones de Dios y verdaderos signos de los tiempos (cf. Inter mirifica, 1; Evangelii nuntiandi, 45; Redemptoris missio, 37)”, dijo, apuntando que “la Iglesia apoya a los comunicadores, proponiéndoles principios éticos positivos para asistirlos en su delicado trabajo”.

Asimismo, señaló que “los medios de comunicación social y, por ende, los comunicadores, tienen la noble misión de procurar que los seres humanos sean conscientes de su dignidad, comprendan los pensamientos y sentimientos de los demás, cultiven un sentido de responsabilidad mutua, y crezcan en la libertad personal, en el respeto a la libertad de los demás y en la capacidad de escucha y diálogo, creando una cultura de la verdad, el amor y la paz”.

“Jesús es el modelo y el criterio de toda comunicación. Para quienes están implicados en la comunicación social -responsables de la política, comunicadores profesionales, usuarios, sea cual sea el papel que tengan- la conclusión es clara: «desechen la mentira, hablen con verdad, pues somos miembros los unos de los otros. No salgan de sus bocas palabras dañosas, sino las que sean útiles para edificar y hacer el bien a los que los escuchen» (Ef 4,25.29). Servir a la persona humana, construir una comunidad humana fundada en la solidaridad, en la justicia y en el amor, y decir la verdad sobre la vida humana y su plenitud final en Dios han sido, son y seguirán siendo el centro de la ética en los medios de comunicación”, enfatizó.

Hacia el final de su predicación rogó: “Querida Madre del Valle, Madre de los atribulados, de los miedosos, de los cobardes, de los desesperados y de los desencantados, socórrenos en nuestras penas, fortalécenos la esperanza, aviva la capacidad de amar de nuestros corazones, ábrenos a las necesidades del prójimo, motívanos a perseverar en nuestros buenos propósitos, infunde en cada uno de nosotros el vivo empeño de hacer crecer una relación profunda con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo para que seamos verdaderos testigos del Amor de Dios en el mundo y abnegados constructores de solidaridad, justicia y paz”.

Antes de la bendición final, toda la asamblea reunida en torno a la Eucaristía alabó a la Madre del Valle con el canto.

 

TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA

Queridos devotos y peregrinos:

En este primer día de la novena honran a la Santísima Virgen del Valle quienes trabajan en los medios de comunicación social, estatales, privados y eclesiales. Bienvenidos, y que la Madre de Dios inspire, oriente y sostenga la delicada labor con la que sirven a la sociedad.

Se nos propuso como tema de reflexión para este día que evaluemos si estamos “viviendo nuestra vocación bautismal con estilo sinodal”, temática que venimos trabajando desde el año 2021, por iniciativa del Papa Francisco y también de nuestro proyecto diocesano, como continuidad de la ardua década con la que nos preparamos para celebrar el jubileo de los 400 de la presencia de la Virgen del Valle entre nosotros, en el 2020. La pandemia nos impidió hacer presencialmente el IV Congreso Mariano Nacional, pero lo hicimos virtualmente durante los meses de agosto y setiembre, al que accedieron más de un millón de visitantes, a las más de cien ponencias. En el horizonte tenemos los 400 años de la Virgen de Luján, patrona de Argentina, 2030; los 500 años de la Virgen de Guadalupe, Emperatriz de América, 2031; y los 2000 años de la Redención, 2033. Qué bueno sería que todos los catamarqueños, devotos de María, le regalemos al Señor Jesucristo, el logro de ser una Iglesia sinodal: que caminamos juntos, que pensamos y decidimos juntos y que trabajamos juntos construyendo el Reino de Dios.

A ustedes, queridos comunicadores sociales, les pido que se pongan al hombro este proceso tan importante para toda la sociedad, rehaciendo vínculos o generándolos por medio de las redes y otros modos tecnológicos.

El impacto de la comunicación social es enorme. Por medio de ella la gente entra en contacto con personas y con acontecimientos, se forma sus opiniones y valores. No sólo se transmiten y reciben información e ideas a través de estos instrumentos, sino que a menudo las personas experimentan la vida misma como una experiencia de los medios de comunicación social (Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, Aetatis novae, 2).

La evolución tecnológica tiene como consecuencia inmediata que los medios de comunicación resulten cada vez más penetrantes y poderosos, causando una verdadera revolución cultural.           

La Iglesia asume los medios de comunicación social con una actitud positiva y estimulante. No se limita simplemente a pronunciar juicios y condenas; por el contrario, considera que estos instrumentos no sólo son productos del ingenio humano, sino también grandes dones de Dios y verdaderos signos de los tiempos (cf. Inter mirifica, 1; Evangelii nuntiandi, 45; Redemptoris missio, 37). La Iglesia apoya a los comunicadores, proponiéndoles principios éticos positivos para asistirlos en su delicado trabajo.

Los medios de comunicación social y, por ende, los comunicadores, tienen la noble misión de procurar que los seres humanos sean conscientes de su dignidad, comprendan los pensamientos y sentimientos de los demás, cultiven un sentido de responsabilidad mutua, y crezcan en la libertad personal, en el respeto a la libertad de los demás y en la capacidad de escucha y diálogo, creando una cultura de la verdad, el amor y la paz.

Jesús es el modelo y el criterio de toda comunicación. Para quienes están implicados en la comunicación social —responsables de la política, comunicadores profesionales, usuarios, sea cual sea el papel que tengan— la conclusión es clara: «desechen la mentira, hablen con verdad, pues somos miembros los unos de los otros. No salgan de sus bocas palabras dañosas, sino las que sean útiles para edificar y hacer el bien a los que los escuchen» (Ef 4,25.29). Servir a la persona humana, construir una comunidad humana fundada en la solidaridad, en la justicia y en el amor, y decir la verdad sobre la vida humana y su plenitud final en Dios han sido, son y seguirán siendo el centro de la ética en los medios de comunicación.

Querría que todos volvamos sobre la lectura que hizo el profeta Daniel del sueño del rey Baltasar, y tratemos de ver las similitudes con lo que nos está pasando:  Se han rebelado contra el Señor del cielo… Han alabado a dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de piedra y madera, que ni ven, ni oyen, ni entienden; mientras que al Dios dueño de sus vidas y sus empresas no lo han honrado. Por eso Dios ha enviado esa mano para escribir ese texto. Lo que está escrito es: "Contado, Pesado, Dividido." La interpretación es ésta: "Contado": Dios ha contado los días de tu gestión y los ha acotado; "Pesado": te ha pesado en la balanza y te falta peso; "Dividido": tu reino se ha dividido y se lo entregan a medos y persas».

En estos días de la novena tenemos la oportunidad, quizás la última, de examinar nuestro modo de vivir y decidir las correcciones oportunas para que no tengamos que lamentar el fracaso de nuestra existencia.

 Las palabras escritas en el muro le debieron parecer terroríficas al rey Baltasar. “Contado, pesado, dividido”. Los días están contados, el rey no da el peso apropiado, y el reino está dividido. Pero, ¿qué tal si se trata de nuestra propia pared, nuestro propio reino interior donde encontramos un escrito sombrío? ¿Qué cosas en nuestra vida pueden estar contadas, pesadas o divididas? En estos tiempos nos enfrentamos, sin duda, y somos muy conscientes de ello, a un futuro muy incierto, a la precariedad de nuestra vida y a la fragilidad de las relaciones. Nos enfrentamos, también internamente, a un sentido de ineptitud, a nuestro fallo en dar la medida, a nuestras divisiones internas. ¿Qué temblores sentimos ante eso? ¿En qué momentos pensamos que “no damos la talla”? Puede llegar un momento en la vida en que no importe mucho… Podemos psicoanalizarlo o espiritualizarlo: ese temor es falta de autoestima, o falta de humildad… hay que superarlo. Y todo eso es verdad. No es sano hacer depender nuestra valía de lo que piensen los demás. Pero también es cierto que, mientras haya amor, habrá temor de decepcionar a quienes queremos, o a quienes han puesto en nosotros su confianza. Esa manera de mirar “lo escrito en el muro” puede no ser tan insana, y menos aún lo será el miedo a no responder a Dios, a no dar el peso ni la medida después de tanto que recibimos de Él. Eso no sería un temor pusilánime ni enfermizo, sino más bien la reverencia y la gratitud debidas al ser amado.

Sin embargo, el Evangelio de hoy nos habla de un temor distinto, del que también hay señales por todas partes: a la persecución, al juicio, al acoso. Pero también nos da la receta: perseverancia y firmeza. No se preocupen de lo que van a decir: yo les daré palabras y sabiduría. Es una escritura en el muro que, sin perder el sentido realista y agudo, resulta mucho más reconfortante. “Ni un cabello se les caerá de la cabeza” Así, ¿sin más? “Si perseveran hasta el fin, se salvarán” (Lc 21,18-19). La perseverancia no es fácil. Requiere una decisión diaria que va mucho más allá del sentimiento, la inclinación o el gusto. Pero no es una perseverancia sin apoyos. El apoyo está en la Palabra que se nos da. Y esa Palabra es un nuevo muro firme, donde no se mide, no se pesa ni se encuentran deficiencias, sino donde se suplen todas ellas con la sabiduría que se nos regala. Un muro donde no se escribe contado, pesado, dividido, sino más bien: reconocido, perseverante, unificado.

Querida Madre del Valle, Madre de los atribulados, de los miedosos, de los cobardes, de los desesperados y de los desencantados, socórrenos en nuestras penas, fortalécenos la esperanza, aviva la capacidad de amar de nuestros corazones, ábrenos a las necesidades del prójimo, motívanos a perseverar en nuestros buenos propósitos, infunde en cada uno de nosotros el vivo empeño de hacer crecer una relación profunda con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo para que seamos verdaderos testigos del Amor de Dios en el mundo y abnegados constructores de solidaridad, justicia y paz. Amén.

¡¡¡Viva la Virgen del Valle!!!

#FiestasMarianas2023

#VirgenDelValleCatamarca

Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat