Renovación de votos de consagrada del Instituto Misioneras Eucarísticas Seglares de Nazareth
El sábado 11 de noviembre,
María Magdalena Castro Carrizo renovó sus votos de castidad y su promesa de
pobreza y obediencia en el Instituto Misioneras Eucarísticas Seglares de
Nazareth, durante la Santa Misa presidida por el padre Daniel Pavón, en el templo
parroquial San Nicolás de Bari, ubicado en el barrio La Viñita de la ciudad
capital.
Participaron de la ceremonia
litúrgica la delegada nacional María Elena Ibarra Rosales (mexicana) y
misioneras eucarísticas seglares de Nazareth de Tucumán y Rosario; miembros de
instituciones y grupos eclesiales, particularmente de la Unión Eucarística
Reparadora (UNER), familiares, amigos y fieles en general, quienes se dieron
cita para acompañar a María Magdalena en este día especial en su vida de
consagrada.
Al reflexionar sobre la
Palabra de Dios proclamada, el padre Pavón manifestó que “en el marco de esta
celebración, el texto de las vírgenes necias y las vírgenes prudentes bien
puede ser para María Magdalena, una mujer que ha decidido consagrarse al Señor,
entregarle su vida y hacer una alianza esponsal con Él. Hoy se cumple un año de
esa consagración, y es bueno renovarla, agregar aceite a esa lámpara de la
consagración para que no se apague, para que cuando llegue el esposo abra la
puerta y pueda entrar en la eternidad de Dios”.
“Ella, escuchando el llamado
de Jesús, decide caminar en la vida cristiana. Otros lo harán como esposos,
otros como sacerdotes, solteros, todos vamos caminando hacia el mismo destino
de eternidad de Dios, y lo hacemos en fe esperanza y caridad, provistos de todo
lo necesario para que no se apague la luz en nuestro camino”, expresó, pidiendo
al Señor la virtud de “la prudencia, estar prevenidos, preparados, caminando
hacia el encuentro definitivo con Dios”.
Luego, puesta de rodillas
ante el altar, María Magdalena renovó sus votos delante de Dios, acompañada por
toda la asamblea con la bendición del sacerdote, momento que fue rubricado con
el aplauso de todos los presentes.
Al concluir la celebración
eucarística, la consagrada recibió el saludo y afecto de la comunidad, y después
todos juntos compartieron un brindis fraterno en el salón parroquial.
Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat