“Quiero seguir entregando la vida, amando, sirviendo, anunciando el Evangelio, fortaleciendo, la fe, la esperanza y el amor de todos ustedes”, dijo el Obispo.
Durante la noche del viernes
27 de diciembre, día en que la Iglesia celebra a San Juan, apóstol y
evangelista, el obispo diocesano Mons. Luis Urbanč presidió la acción de
gracias por sus 17 años como Obispo Titular de Catamarca, que fue concelebrada
por su hermano Francisco Urbanč, sacerdote de la Arquidiócesis de Tucumán, en
la Catedral Basílica y Santuario de la Virgen del Valle.
Durante la celebración eucarística
también se rogó a Dios y a la Virgen del Valle por los egresados 2024 del
Centro Educativo Nº 3 María Emilia Azar y el Centro Educativo Nº 4 Amado Romis
Raiden, de Valle Viejo.
En el inicio de su homilía, el
pastor diocesano comentó que “en mi vida hay dos apóstoles que tallan fuerte:
Santiago el Mayor, yo nací un 25 de julio, que es su día, y hoy, San Juan el Apóstol,
día en que asumí como Obispo Titular de Catamarca hace 17 años, así que me
siento apoyado siempre en los apóstoles, que son las columnas de la Iglesia, de
nuestra fe”.
Luego de reflexionar sobre el Evangelio
que relata el momento en que María Magdalena, Pedro y Juan llegan a la tumba y
son testigos de la Resurrección de Jesús, el Hijo de Dios, Mons. Urbanč
manifestó que “hoy me toca dar gracias a Dios por estar 17 años acompañando,
sirviendo en esta Iglesia de Catamarca. Los obispos tenemos un anillo que
expresa que, en mi caso, soy esposo de esta Iglesia de Catamarca, como Jesús, quien
siempre dijo que Él ama a la Iglesia como el esposo. Esto es una figura, pero
hagamos el traslado a cómo es el amor conyugal cuando es hermoso, el esposo ama
a la esposa y viceversa, son fieles el uno al otro, se ayudan, se perdonan, así
tiene que ser el amor en la fe”.
En este sentido afirmó que “como
esposo de esta Iglesia de Catamarca hace 17 años, quiero seguir entregando la
vida, amando, sirviendo, anunciando el Evangelio, fortaleciendo, como lo he
descripto en el escudo episcopal, la fe, la esperanza y el amor de todos
ustedes. Que ustedes tengan una gran fe, viva y comprometida, una esperanza activa
que los lleva a mejorar día a día, mirando siempre la meta a la que tenemos que
llegar que es el Cielo y, sobre todo, que el amor de cada uno de ustedes, que
ha sido infundido por Dios en el bautismo, no se enfríe, todo lo contrario, que
sea como un fuego que los abraza a ustedes y a los demás. Ésa es la misión del Obispo,
cuidar la fe, la esperanza y el amor de ustedes, son las virtudes teologales,
son las capacidades que Dios nos dio en el bautismo, y yo debo cuidar eso”.
Al concluir la celebración
eucarística, Mons. Urbanč recibió el saludo de los fieles por este feliz acontecimiento
en su vida de consagrado.
Y agradeció a todas las
personas que lo saludaron y ofrecieron su oración en este día en que celebró el
17º aniversario al frente de este Iglesia particular bendecida por la Virgen
del Valle y el testimonio de santidad del Beato Mamerto Esquiú, ejemplo de Obispo.