Camino a la Beatificación

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24 febrero 2015

El Obispo presidió el Vía Crucis por calles de la ciudad capital

“En estos 40 días de la Cuaresma, tenemos que recurrir más a la oración y al ayuno para llegar a una profunda comunión con Jesús y con nuestros hermanos”, dijo Mons. Urbanc en la misa.

En el marco del Año de los Laicos, que transita la Iglesia de Catamarca dentro de la Misión Diocesana Permanente, el viernes 20 de febrero se llevó a cabo el Vía Crucis por calles de la ciudad, en el tempo de Cuaresma, que prepara para vivir la Pascua de Resurrección.
Las distintas estaciones del Camino de la Cruz se rezaron desde el Complejo Cultural Urbano Girardi hasta la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Valle, siendo presididas por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, acompañado por el Rector del Santuario Mariano, Pbro. José Antonio Díaz, y el Capellán Mayor, Pbro. Lucas Segura.
La manifestación penitencial culminó con la celebración de la Santa Misa en el altar mayor de la Catedral Basílica.

Durante su homilía, el Obispo Diocesano expresó: “Hemos hecho ese camino que a Jesús también le tocó hacer en medio de su pueblo. Hemos querido hacerlo meditando cómo Jesús iba a morir en la cruz por amor”. Tras hacer referencia a la indiferencia de algunas personas, enfatizó que “muchos hemos llegado acompañando a Jesús a nuestra Catedral para terminar este día penitencial con la Santa Misa”.
En otro tramo de su predicación, Mons. Urbanc afirmó que “en este tiempo de Cuaresma lo más cotidiano que podemos hacer es amarnos los unos a los otros. El amor se manifiesta en acciones concretas, puntuales, que nosotros debemos hacer en nuestras familias, en nuestros barrios, en el trabajo, donde nos encontremos. Es así que por amor a Jesús somos capaces de amar a los demás”.


Días de penitencia

“Estos 40 días de la Cuaresma tienen que ser días de penitencia, que nos ayuden a limpiar nuestra alma para estar más disponibles para seguir a Jesús. Tenemos que recurrir más a la oración y al ayuno para llegar a una profunda comunión con Jesús y con nuestros hermanos”, dijo el Obispo.

Luego pidió “al Señor que nos ama desinteresadamente, que tomemos conciencia de la gracia que Él nos regala en este tiempo y así oremos con humildad, meditemos su Sagrada Palabra, hagamos obras buenas, seamos más austeros, no vivamos en la vanidad, para amar como Él nos ama. Que nuestra Santísima Virgen María, que nos cuida y acompaña como Madre, nos siga dando ternura para que nunca nos cansemos de mejorar nuestra vida cristiana”.