El domingo 6 de julio, fueron entronizadas las reliquias de los beatos Mamerto Esquiú y Daniel Alejo Brottier, en la parroquia Espíritu Santo, con sede en el barrio Los Ceibos, sector norte de la ciudad capital.
La ceremonia se concretó durante
la celebración de la Santa Misa presidida por el párroco, padre Víctor Hugo Vizcarra,
quien hacia el final de la Eucaristía agradeció “a la Arquidiócesis de Córdoba,
en la persona del cardenal Ángel Rossi, que después del fallecimiento del Papa
Francisco y del cónclave, pudo enviar la reliquia en primer grado de nuestro
querido Beato Mamerto Esquiú”. Se trata de “un pedacito de hueso, que también
estará entre nuestras reliquias que están para la veneración”.
Resaltó que las reliquias son “el
recuerdo viviente de nuestros santos, que nos ayudan a abrir el corazón al Espíritu
Santo, cada uno con su historia personal, su misión, para que también nosotros podamos
cumplir la nuestra”.
También se realizó la
presentación del Beato Daniel Brottier, que estuvo a cargo de Estela
Barrionuevo, laica catamarqueña asociada a la Orden del Beato Brottier,
residente en Francia, quien realizó la traducción al español del libro “El Comerciante
del Cielo y la Providencia de Dios”, que relata la vida del sacerdote francés.
Comentó que el padre Brottier,
“nacido en 1876, siendo niño expresa su deseo de consagrarse a Dios. Fue
ordenado sacerdote en octubre de 1899. Su deseo de ser misionero lo lleva a
entrar en la congregación del Espíritu Santo. Fue enviado a Senegal en África
donde se dedicó, con un gran espíritu de servicio, a todas las personas sin
distinción de credo. Vuelve a Francia, donde en 1911 funda la obra Recuerdo
Africano con el fin de hacer construir la Catedral de Dakar. Durante la primera
guerra mundial se desempeñó heroicamente como capellán castrense en el campo de
batalla. Cuando se acabó la guerra fundó la Unión Nacional de los ExCombatientes.
Fue beatificado en Roma por el Papa San Juan Pablo II, el 25 de noviembre de
1984”.
Además, se repartieron estampas
con una reliquia consistente en un pedacito de la camisa que se puso el padre
Brottier durante la guerra, y medallas bendecidas.
Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat