Pasado mañana, Dios
mediante, se reunirá en Roma la Comisión Médica que se expedirá luego de un
riguroso examen acerca del presunto milagro atribuido a la intercesión de Fray
Mamerto Esquiú.
¿Qué es un milagro,
en qué consiste? Se entiende por milagro un hecho religioso insólito, que
supone una intervención especial y gratuita de Dios, y es a la vez un signo o
manifestación de un mensaje de Dios al hombre, y una llamada a la conversión.
Suelen distinguirse
tres clases de hechos milagrosos, el primero el que supera las fuerzas de la
naturaleza en cuanto a la sustancia, es decir, un hecho que la naturaleza no
puede realizar, como la resurrección de un muerto. El segundo es el que supera las
fuerzas de la naturaleza, no por el hecho en sí, sino por el sujeto en quien se
realiza, como un ciego que de repente recobra la vista. El tercero es que nos
atañe a nosotros. El que supera las fuerzas de la naturaleza en cuanto al modo.
Ciertamente que el
juicio de estos médicos que van a examinar será estrictamente de nivel
científico y no teológico.
La Iglesia siempre ha
exigido, antes de permitirle el culto a un Siervo de Dios, que por su
intercesión se hayan obrado hechos de naturaleza milagrosa.
La legislación actual
supone la necesidad de algún milagro, tanto para la beatificación como para la
canonización. Según la praxis actual, para la beatificación basta un milagro
realizado después de la muerte del Siervo de Dios, y comprobado mediante una investigación.
Y se requiere otro milagro realizado después de la beatificación, para la
canonización.
Ordinariamente, en
torno de una persona que murió en fama de santidad, surgen grupos de fieles que
se encomiendan a ella y comienzan a hablar enseguida de hechos milagrosos
atribuidos a su intercesión, aun en los casos que parecen más serios es
necesario una concienzuda investigación, para no perder el tiempo inútilmente y
encontrarse con sorpresas desagradables después de haber instruido la
investigación.
¿Nosotros qué podemos
hacer? Rezar incesantemente y con fe. Se están realizando en la querida ciudad
y provincia de Catamarca diversos actos en este sentido. Nosotros oremos con
fervor y que todo sea para la mayor gloria de Dios, de María Santísima del Valle
y de su Hijo querido en la fe, Fray Mamerto Esquiú.
Que Dios los bendiga.
Fray
Marcelo Méndez
Vicepostulador
de la Causa