“La
deuda que tenemos con nuestra Nación es
hacer de ella un hogar de hermanos”
El Obispo confió que “Dios
mantendrá viva nuestra esperanza y nos dará la fuerza para encarar los retos
más difíciles que nos sobrevengan, como esta pandemia del Covid-19”.
El lunes 25 de mayo, el Obispo
Diocesano, Mons. Luis Urbanc, presidió la ceremonia litúrgica, acompañado por
el Vicario General de la Diócesis, Pbro. Julio Quiroga del Pino, rogando
especialmente por nuestra Patria, al cumplirse los 210 años de su nacimiento. La
Eucaristía se celebró en el Camarín de la Virgen del Valle, bajo cuya
protección fue el
país, en este Año Mariano Nacional por los 400 años de su
presencia en tierras catamarqueñas.
Debido al tiempo especial
que vivimos por la pandemia del coronavirus, los fieles participaron desde sus
hogares a través de la transmisión por youtube, las redes sociales de la
Catedral Basílica y del Obispado, y por radio Valle Viejo y sus plataformas
digitales.
Mons. Urbanc comenzó su
homilía con un “¡Feliz día de la Patria!”, tras lo cual invocó a “Jesucristo,
Señor de la historia te necesitamos… Así también lo sentían nuestros
antepasados de 1810: sin Dios no somos nada. Toda empresa humana se diluye, e
irremediablemente se vuelve contra el mismo ser humano. Por eso dispusieron que
se rezara un Tedeum en acción de gracias por la gesta libertadora que acometía.
La fe junto con la razón y el desafío de manejar su libertad fueron los
acicates que signaron el comienzo de nuestra aún laboriosa vida independiente
como nación. ‘Queremos ser Nación…’”, enfatizó.
Por ello, invitó a “rezar
para que todos los
que vivimos en este suelo bendito renovemos nuestra
conciencia de que ‘nuestra Patria es un don de Dios’ confiado a nuestra
libertad, como regalo que debemos cuidar y perfeccionar con la firme convicción
de que Dios mantendrá viva nuestra esperanza y nos dará la fuerza para encarar
los retos más difíciles que nos sobrevengan, como esta pandemia del Covid-19”.
El Obispo manifestó que “la
deuda que tenemos con nuestra Nación es hacer de ella un hogar de hermanos”,
afirmando que “en dos centurias no hemos aprendido casi
nada. Son más las
heridas, los agobios, las injusticias y los desencuentros, que llevan a
generaciones y generaciones a la desconfianza, al sálvese quien pueda, al
desencanto y a buscar la fácil. Lo del ‘Bien Común’ nos parece una quimera”.
La
Patria como Don y Tarea
En otro tramo de su mensaje,
rogó “que Dios y la Virgen del Valle nos ayuden a reconocer que la Patria es ‘Don
y Tarea’,
que la construimos entre todos desde una honesta opción política,
libre creencia religiosa y oficio que tengamos en la sociedad, sobre la trama
de una auténtica amistad social”.
Asimismo, expresó que “para
ser Nación se necesita, trabajo, educación y fe en Dios, fuente y razón de toda
justicia. Sólo así doblegaremos la lógica de la dádiva, de la especulación
financiera, de la chicana, de la ley del menor esfuerzo y del enriquecimiento a
costa de otros, que sólo conducen a la disolución de los vínculos sociales y al
enfrentamiento”.
Y consideró que “nuestro
tiempo reclama un acuerdo para vivir juntos, un pacto social y cultural que
plasme y sirva de hoja de ruta hacia la República que queremos ser: inclusiva y
cuidadora de toda vida humana. El protagonista no puede ser otro que el pueblo
con sus culturas, puesto uno de sus oídos en la Palabra de Dios y el otro en su
prójimo”.
Cerrando su reflexión invitó
a “que juntos digamos la oración que nos acompaña desde la crisis del 2001: ‘Jesucristo, Señor de la historia, te
necesitamos. Nos sentimos heridos y agobiados. Precisamos tu alivio y
fortaleza. Queremos ser nación, una nación cuya identidad sea la pasión por la
verdad y el compromiso por el bien común. Danos la valentía de la libertad de
los hijos de Dios para amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los
pobres y perdonando a los que nos ofenden, aborreciendo el odio y construyendo
la paz. Concédenos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no
defrauda. Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor, cercanos a María, que desde el
Valle nos dice: ¡Argentina! ¡Canta y camina! Jesucristo, Señor de la historia,
te necesitamos. Amén’”.