Esta mañana, en la penúltima
jornada de la visita pastoral a la parroquia San José, con sede Piedra Blanca,
el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, inició el cronograma de actividades del
día en la escuela N° 265 Fray Mamerto Esquiú, que nació en 1910, y actualmente
alberga a una población de casi 560 alumnos, entre los niveles Inicial,
Primario y Secundario.
Tras ser recibido por los
pequeños del jardín de infantes, participó del izamiento de la Bandera ante la
formación del estudiantado, que pobló el patio escolar. También se elevaron
oraciones por la pronta beatificación del fraile catamarqueño oriundo de esa
localidad y a la Virgen; dando paso a las palabras alusivas, a cargo de la
docente Adriana Segura, quien le dio la bienvenida “a nuestra casa, que como
buen pastor enviado por el Padre y como sucesor de los apóstoles, nos trae la
palabra y la esperanza, procurando la unión constante con el Señor, cultivando
la espiritualidad y la comunión con todos los que creen en Cristo”.
En el interior del edificio educativo
se sirvió el desayuno con los alumnos, amenizado con el canto del joven Fernando
Rodríguez, quien interpretó a capela el “Anima
Christi” y el “Padrenuestro”, en latín.
Seguido con atención por
todos los presentes, Mons. Urbanc respondió a las preguntas
formuladas por los
chicos sobre cuestiones relativas a la fe, aprovechando la oportunidad para
expresar su preocupación porque “los contenidos de la fe no están incorporados en
nosotros, por eso hay incoherencia en todos los aspectos de nuestra vida. Hay
una separación entre la fe y la vida” dijo, agregando que “otra cosa que me da
mucha pena es la ausencia de los adolescentes en la Iglesia, y ése es un
trabajo por hacer, porque los jóvenes deben dar vitalidad a la tarea misionera
de la Iglesia”. Cuando los chicos le consultaron acerca de su mayor desafío en
sus 31 años de sacerdocio, respondió: “Ser fiel a Jesús, fiel de corazón y de
pensamiento, para lo cual tengo que buscar siempre que mi corazón esté
enraizado en el corazón de Jesús. Quien ama es fiel hasta la muerte”.
Después de recibir algunos
presentes fue despedido por la comunidad educativa, en la persona de la
directora Norma Prado de Muñoz, acompañada por la supervisora de la zona,
Mónica Díaz, concluyendo su visita a este establecimiento educativo con la
bendición de la sala de jardín de infantes.
En
escuela de San Antonio
Desde la cabecera
departamental, el Señor Obispo, acompañado por el párroco Julio Murúa, se
dirigió a la localidad de San Antonio para visitar la escuela N° 264 Provincia
de Buenos Aires, donde fue recibido por los más pequeñitos de la casa, quienes cantando
y haciendo flamear banderitas papales lo guiaron hasta el patio donde se
realizó el izamiento del Pabellón Nacional.
La directora Mónica Soto expresó
la alegría de contar con la presencia del Obispo en la comunidad educativa, y
parafraseando al Papa Francisco, quien dijo que si la Iglesia no camina se
desmorona, le dio “gracias por venir”, y comentó que “nos venimos preparando
para esta visita”, cediendo luego el lugar a los niños que reflejaron ese
trabajo de preparación a través de las palabras de la alumna Gabriela Cejas y
de la carta escrita por el alumno Rodrigo Vargas, ambos de 3° grado.
Gabriela dijo: “Señor
Obispo: si usted puede hablar con Dios, dígale que los niños de esta época
estamos asustados, que hay muchos gritos y peleas a nuestro alrededor, que
muchos chicos son lastimados y se han perdido varios que sus familias no pueden
encontrar. Muchos otros deambulan en la calle, sin nadie que los cuide: tienen
hambre y otros no tienen hogar. Dígale, por favor, que les dé un buen reto a
los mayores, pues hacen cosas que no debemos aprender; si somos maltratados
aprenderemos a maltratar, si ellos nos respetan, aprenderemos a respetar.
Dígale que lo esperamos y estamos muy contentos que lo haya mandado a usted a
visitarnos. Por eso limpiamos y preparamos esta casa, nuestra escuela, para
recibir una visita tan ilustre como usted”.
Rodrigo leyó su cartita,
seleccionada entre todas las presentadas: “Tengo 8 años y le escribo esta carta
al enterarme de su visita a mi escuela. Sé que usted es un mensajero de Dios,
por lo que me explicaron mis papitos. Entonces quisiera pedirle que cuando en
oración se comunique con nuestro Padre celestial le pida de mi parte, de la
misma forma en que le pedimos todos los días junto a mi familia, que dé
alimento y salud a aquellos que no lo tienen. Me despido de usted,
comprometiéndome a seguir estudiando, respetando a mis papitos y aprendiendo de
mis maestros”.
A estas expresiones de los
chicos, Mons. Urbanc respondió: “Sí, hablo con Dios, todos los días, cuando
rezo y cuando leo la Palabra de Dios. Cuando dicen que están asustados por la
violencia, el abandono, la indiferencia, les digo que el camino es obrar en el
nombre de Jesús, y El obra a través de las personas. Jesús no tiene otras manos
que las nuestras, y quiere contar con nosotros. Para que no haya peleas debe
haber mucho amor, por eso le pedimos que nuestro corazón sea semejante al suyo”.
Seguidamente, el Obispo
recorrió el salón de la escuela observando los carteles confeccionados por los
alumnos para recibirlo, y compartió el desayuno con ellos.
Continuando con esta primera
parte de la jornada, visitó a los hermanos enfermos en San José y San Antonio.
Por la tarde, a las 17.00 presidirá
la misa por el aniversario de la escuela especial Nº 8, en el templo de San
José, y a las 19.00, la celebración eucarística en la sede parroquial de Piedra
Blanca. Luego habrá una reunión con instituciones parroquiales: Pro templo,
Apostolado de la Oración, Legión de María, Cáritas, otros grupos o equipos y
fieles en general.
Sábado
15: jornada de cierre
9.00- Santa María de los Angeles.
Misa y luego reunión con los fieles.
10.45- San Antonio. Encuentro
con niños de la catequesis.
13.00- Almuerzo con
catequistas y otros en San Antonio.
16.30- Misa y Procesión de
San Antonio de Padua. Consagración del altar.
Despedida.
En cada localidad, al final
de las misas habrá bendición de las
llaves de las casas y de las embarazadas.