“Como pastor y
como creyente, es motivo de regocijo haber
compartido la fe con ustedes”
Luego de nueve días de
intensa actividad, el sábado 15 de junio finalizó la visita pastoral del Obispo Diocesano, Mons. Luis
Urbanc, a la parroquia San José, en el departamento Fray Mamerto Esquiú. Fueron
jornadas de cercanía con el pastor, que incluyó el recorrido de unas 12 comunidades,
15 escuelas, además de centros de salud, instituciones civiles y de las fuerzas
de seguridad, hogar para personas especiales; reuniones con autoridades
municipales, vecinos, chicos de la catequesis, catequistas, padres de familia, miembros
de grupos eclesiásticos, jóvenes; visitas a los enfermos y ancianos, y celebraciones
eucarísticas, que ayudaron a la renovación de la fe de los fieles chacareros.
Los actos de clausura dieron
inicio en el barrio Hipólito Yrigoyen, ubicado en la zona denominada El Hueco, con
la procesión en honor a San Antonio de Padua, que marcó el cierre de las
fiestas patronales en la localidad homónima. La marcha procesional fue
presidida por Mons. Luis Urbanc, acompañado por el Párroco Julio Murúa y el
Vicario Parroquial Daniel Pavón, y contó con la participación del Intendente
Humberto Valdez, acompañado por miembros de su gabinete, integrantes y autoridades
del Concejo Deliberante, de la Comisaría departamental, entre otras, y vecinos
de la zona, destacándose la presencia de los jóvenes, a quienes está dedicada
de una manera particular la acción pastoral de este año en la diócesis.
Durante el trayecto, los
peregrinos fueron desgranando los misterios del Santo Rosario, cantando y elevando
plegarias, hasta el templo ubicado frente a la plaza de San Antonio, donde se
celebró la Santa Misa, en el transcurso de la cual fue consagrado el altar y
bendecido el ambón.
En la apertura de la ceremonia
litúrgica, se leyó el decreto episcopal por el cual se resuelve esta
consagración, procediéndose luego a la bendición del ambón, antes de la proclamación
de la Palabra de Dios.
“Ahora
les queda la tarea de seguir anunciando a Jesús en lo cotidiano”
En su homilía, el Obispo se
refirió a la visita pastoral expresando que “han sido días hermosos de oración,
de encuentro, de júbilo; de momentos para consolar a los hermanos que sufren,
ancianos y enfermos; de encuentro con los chicos de la catequesis, con niños,
adolescentes y jóvenes, con las autoridades civiles y de otras instituciones”.
También agradeció “a Dios esta posibilidad de conocernos, una ocasión que el
Señor me ha dado para continuar con la Misión Diocesana Permanente, sumándonos
a la Misión Continental. Para mí, como pastor y como creyente, es motivo de
regocijo haber compartido la fe con ustedes… Ahora les queda la tarea de seguir
anunciando a Jesús en lo cotidiano, con la oración en familia, no por rutina
sino por un deseo del corazón, con el testimonio, para construir una comunidad
fraterna y solidaria”.
Asimismo, exhortó a todos a “recurrir
al sacramento de la Reconciliación, a buscar el encuentro con el Señor para
vivir en gracia de Dios, porque si no, nada sirve, todo es inútil”.
Tras el canto de las
Letanías, invocando a todos los santos, que el Obispo realizó de rodillas
frente al altar, se ungió el altar con el Santo Crisma (mezcla de aceite con
perfume) y se incensó, para luego revestirlo con el mantel, las velas y las
flores, continuando con la celebración eucarística.
“Su
ejemplo de fe será el pan de cada día para nuestros hogares”
Antes de finalizar la Santa
Misa, la Sra. Ema Pauletto de Cúneo se dirigió a Mons. Urbanc manifestando que “hacemos
propicio este momento para expresarle nuestra gratitud y reconocimiento por su
dedicación y vocación de servicio, entregado a manos llenas durante estos días,
para recordarnos el camino de la reconciliación con el deber cristiano de
servicio a Dios por sobre todas las cosas. Gracias, Mons. Luis, con toda
seguridad, la simiente ha caído en tierra fértil y su ejemplo de fe será el pan
de cada día para nuestros hogares”.
Por su parte, el párroco
Julio Murúa dijo que “estas jornadas fueron muy intensas y agotadoras, y muchas
cosas han quedado pendientes. Muchas gracias por haber venido, por su tiempo,
por ayudarnos a renovar nuestra fe, y queremos que sepa que queda en nuestro
corazón”.
Luego de la bendición final,
el Obispo, los sacerdotes que atienden espiritualmente a la parroquia San José,
las autoridades presentes y el pueblo fiel, firmaron el acta que deja
testimonio de esta ceremonia de consagración.
Como corolario de esta
fiesta de la fe, los presentes se sirvieron un delicioso chocolate con
bollitos, mientras se deleitaron con la danza y el canto ofrecido en esta
ocasión especial.