Queridos
Catamarqueños:
En
la última Asamblea Plenaria del episcopado argentino, donde el flagelo de las drogas y el narcotráfico
ocupó angustiosamente nuestra reflexión pastoral, hemos considerado muy
importante convocar a un gesto de ‘ayuno y oración’ para este
7
de diciembre, vísperas de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de
la Virgen María.
Y, como nuestra Provincia no está exenta de esta virulenta calamidad que
destruye sistemáticamente nuestro tejido social, familiar, cultural, educativo,
sanitario, político y espiritual, los invito -como hizo el Papa Francisco por
la paz en Siria- a acoger este pedido de todos mis hermanos obispos. Para ello
les transcribo nuestro texto publicado el 11-11-2013:
“Junto a las reflexiones que presentamos el pasado viernes 8 de
noviembre acerca del “drama de la droga
y el narcotráfico”, queremos proponer al pueblo de Dios un gesto que
acompañe esta preocupación.
Para ello convocamos a todos los que comparten nuestra Fe y a los
hombres y mujeres de buena voluntad, a una jornada de ayuno y oración, pidiendo
a Dios Padre que mueva y sostenga los corazones y las voluntades de quienes
tienen en sus manos la responsabilidad de los recursos de la Ley, para frenar
la perversa y devastadora fuerza de las drogas. Rogaremos también por la
construcción de “una cultura del encuentro y la solidaridad, como base de una
revolución moral que sostenga una vida más digna”, y por la conversión de los
narcotraficantes.
El día que proponemos para esta Jornada es el 7 de diciembre, primer
sábado de Adviento. Ese día, en las diócesis del País, en las catedrales y
santuarios, en las parroquias y capillas, se celebrará la Santa Misa por esta
intención, recordando especialmente a los enfermos, a sus familiares y a los
fallecidos por causa de este flagelo.
La oración es una expresión de confianza dirigida a nuestro Padre Dios
que siempre quiere lo mejor para sus hijos, y conoce muy bien lo que padecemos
y sufrimos cuando un niño, un joven o un adulto pierden la libertad, la salud y
hasta la propia vida por causa de las drogas.
Que la Virgen María, que nos cuida con ternura de Madre, nos acompañe en
este día”.
Agradecido por la atención que me han prestado, les pido que sigan
rezando por el obispo de Catamarca. De mi parte les aseguro mi súplica
perseverante ante Jesucristo y Nuestra querida Madre del Valle.
Mons.
Luis Urbanč