“Jesús quiere una Iglesia servidora, que esté al servicio de la humanidad toda”, expresó el Obispo.
En la noche del Jueves Santo -6
de abril-, el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč, presidió la Misa de la
Última Cena del Señor, dando inicio solemnemente al Triduo Pascual a los pies
de la Madre del Valle.
En esta jornada, la Iglesia
conmemoró la Institución de la Eucaristía y del Sacerdocio; y se realizó el
Lavatorio de los Pies, tal como lo hizo Jesús con sus discípulos antes de ser
condenado a morir en la Cruz.
A los fieles que colmaron el
templo para participar de la celebración se unieron otros tantos a través de la
transmisión las redes sociales.
Luego de la proclamación de la
Palabra de Dios, Mons. Urbanč dijo que “en esta Misa, como Iglesia, cuerpo
místico de Cristo, damos gracias porque Jesús instituyó la Eucaristía, que es
el memorial de su Pasión, Muerte y Resurrección. Es el testamento que quiso
dejarnos. Los sacerdotes celebramos la Misa todos los días porque hay que
perpetuar hasta el fin de los tiempos esta acción salvífica de Jesús”.
Al reflexionar sobre los
textos bíblicos proclamados, mencionó que la Pascua judía se celebraba en
familia, no en los templos, tal como lo hizo Jesús con los apóstoles, que eran
su familia. “La Iglesia hoy es la familia de Jesús, por eso nos reunimos a
celebrar la Pascua, y qué bueno que también se celebre en cada uno de sus
hogares”, expresó.
Más adelante afirmó que “la
Iglesia sin la Eucaristía se muere, el cuerpo sin alimento se muere, entonces
todos necesitamos la Eucaristía”. Por eso otro tramo de su predicación invitó a
los fieles a “acercarse a la Eucaristía, a no estar sólo como espectadores”.
“El otro mensaje que nos deja
la liturgia de hoy es algo que de Jesús han descripto los profetas,
especialmente Isaías”, alguien que “viene a servir y no a ser servido, el que
se va a sacrificar por el pueblo, eso se dice en los cánticos”, expresó.
También se refirió al lavado de los pies que hace
Jesús a los apóstoles, indicando que “entre los judíos era una costumbre de
hospitalidad, cuando alguien venía a su tienda, el dueño de casa le lavaba los
pies a sus visitas”.
En el caso de Jesús, señaló
que “él está lavando los corazones y también quiere lavar nuestros corazones.
No se trata de lavar los pies o las manos, el corazón es el que tenemos sucio,
saquémoslo para que el Señor lo lave, lo purifique, lo sane. Esto es sólo un
signo de algo profundo que Jesús va a hacer en la cruz, donde muere para
liberarnos del pecado. Ese pecado que se lo genera en el corazón porque es la
sede del amor, y el pecado es no amar”. Por eso invitó a limpiar nuestro
corazón y “hacerlo semejante al de Jesús”.
También aseveró que la
característica del cristiana es el servicio, “Jesús quiere una Iglesia
servidora, que esté al servicio de la humanidad toda. Esa es nuestra misión:
servir al pueblo de Dios. El servicio de Jesús fue muy importante con la
palabra, la enseñanza y también atendiendo a las necesidades de la gente”.
Adoración
al Santísimo Sacramento
Después de la Comunión, el
Obispo llevó en procesión la reserva del Santísimo Sacramento por la nave
central hasta el altar de la nave lateral sur, donde quedó expuesto para la
adoración de los fieles.
Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca