En un marco social de elevada pobreza, un creciente número de hermanos se quedaron sin el empleo con el que sustentaban a los suyos; se suman a ellos quienes teniendo ingresos estables, éstos no son suficiente para cubrir necesidades básicas; jubilados que se ven obligados a optar entre adquirir alimentos o medicamentos… nos duele y preocupa que haya tantas personas en situación de alta vulnerabilidad social.
Siguiendo el Evangelio y las enseñanzas sociales de la Iglesia, el
“déficit cero” no debe ser el principio organizador y ordenador de la economía
de la sociedad, sino las necesidades básicas de las personas, especialmente de
las más desvalidas y frágiles. En una economía humana y humanizadora, la
primacía la tienen las personas y no los números.
Por eso, ante esta dura realidad apelamos a las autoridades para que
revisen sus decisiones políticas, de modo tal que no paguen las consecuencias
los que menos tienen. Y pedimos a toda la comunidad gestos de solidaridad para
con los sufrientes a quienes queremos acompañar con sincero corazón.
Rezamos por ellos, pidiendo a Dios que entre todos hagamos el esfuerzo
de superar esta realidad y les dé fuerzas ante tanto dolor, los sostenga y los
anime en la esperanza.
Que la amistad social, de la que nos habla el Papa Francisco en la
encíclica Fratelli Tutti, crezca en
nuestra comunidad para que sea posible la fraternidad entre todos los que
habitamos esta tierra de la Virgen del Valle.
Que a nadie le falte el pan.
Equipo de Pastoral Social
Diócesis de Catamarca
Martes 26