Año Jubilar, Año de la Esperanza (Spes non confundit)
En este Año Jubilar, en el que
la esperanza se alza como centro de nuestra reflexión y misión, la Comisión Episcopal
de la Pastoral de la Salud desea extender un fraterno y urgente llamado.
El suicidio continúa siendo
una herida profunda en nuestro mundo. Cada 40 segundos, una persona se quita la
vida en alguna parte del planeta. En Argentina, cada año mueren por suicidio
más de 3.300 personas, realidad que duele e interpela dramáticamente. Estos
datos, tan fríos como contundentes, reclaman de nosotros una respuesta
comprometida, solidaria y esperanzada.
Como agentes de pastoral y
comunidad creyente, estamos llamados no sólo a recordar que la vida es un don de
Dios, sino también a cuidarla y promoverla con mayor fuerza que nunca, contando
con la promesa del Señor: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en
abundancia” (Jn 10,10).
Como Iglesia queremos ser casa
abierta, donde cada persona pueda experimentar la misericordia de Dios y la contención
fraterna de sus hermanos; una comunidad en la que podamos compartir nuestras
vulnerabilidades sin miedo, y encontrar sostén en la escucha del otro, en la oración
y en la cercanía.
La esperanza es posible, pero
no se construye en soledad, sino en comunión. Se fortalece en la comunidad, con
la presencia del Señor resucitado y con la ayuda solícita y recíproca. Por eso
hacemos un llamado especial a todas nuestras parroquias y comunidades a seguir
siendo lugares donde el silencio se rompe con la escucha, donde la soledad se
disipa con la cercanía y donde nadie es juzgado por su dolor.
También invitamos a que, en
esta jornada, elevemos una oración por las víctimas de este mal y por sus
familias, suplicando al Señor que nos conceda escucha y discernimiento para
reconocer los síntomas de riesgo y poder intervenir de manera pronta y eficaz
al servicio de la vida.
Que este tiempo jubilar
fortalezca en nosotros el don de la esperanza, que responda a la sed más
profunda del corazón humano: ¡la certeza de que nadie está solo!
Oremos
juntos:
Señor
de la vida, fuente de esperanza, en este Año Jubilar que nos convoca a vivir la
luz del Evangelio, te pedimos que infundas en todos los corazones el don de la
esperanza. Que sepamos reconocer la fragilidad cuando asoma y, con valentía y
ternura, ser cercanos al que sufre. Danos ojos que vean el dolor del otro, oídos
que escuchen sin juzgar, manos que sostengan con compasión.
Te
pedimos que acompañes con tu bondad a las familias que sufren por la pérdida de
un ser querido. Que nunca se sientan solas, y que en cada gesto nuestro llegue
la promesa de que la vida es un regalo divino, siempre digno de ser vivido.
Amén.
Comisión
Episcopal de la Pastoral de la Salud
Conferencia
Episcopal Argentina