“Que seamos esa esperanza en tantos corazones desanimados, que se sienten desahuciados”, dijo el Obispo. Durante la Misa, se presentó la Escuela para el Diaconado Permanente de la Diócesis de Catamarca.
Con un fuerte espíritu sinodal
y mucha alegría cristiana, durante la mañana de este domingo 7 de septiembre se
vivió el Jubileo Diocesano, en el cierre de la Fiesta de la Protección de
Nuestra Madre del Valle, a 21 años del sismo de 2004.
También en esta jornada,
Catamarca se unió a la acción de gracias de la Iglesia en todo el mundo por la
canonización de los jóvenes santos Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati, presidida
por el Papa León XIV en la Plaza de San Pedro.
Animados por el lema “Peregrinos
de Esperanza”, desde hora temprana, las delegaciones de las 31 parroquias de la
diócesis, instituciones, movimientos eclesiales, colegios católicos, laicos, religiosos,
diáconos, sacerdotes, familias, junto con su pastor diocesano, se congregaron
en el Paseo General Navarro, más conocido como La Alameda, donde se acercaron al
Sacramento de la Reconciliación para participar de la peregrinación jubilar.
Alrededor de las 9.15, se inició
la caminata precedida por la imagen de Cristo Crucificado por calle San Martín
hasta el Paseo de la Fe, donde se celebró la Santa Misa, presidida por el obispo
diocesano, Mons. Luis Urbanč, y concelebrada por la casi totalidad de los
sacerdotes que sirven pastoralmente en la Diócesis de Catamarca.
Presentan
Escuela para el Diaconado Permanente
Al comienzo de la ceremonia
litúrgica, el padre Diego Manzaraz, canciller y secretario general de la curia
diocesana, dio lectura al decreto mediante el cual, se crea en la Diócesis de
Catamarca la Escuela para el Diaconado Permanente “San Lorenzo, diácono”, que
fue presentada en el marco de este día especial.
En el instrumento legal, que
lleva un nutrido Considerando, se nombra como Director General al Pbro. Salvador
Armengol Acevedo, y como Coordinador Académico al Pbro. Lucas Gastón Segura
Villagrán. Asimismo, se establece la conformación de un Equipo de Tutores y un
Equipo de Directores Espirituales.
Además, exhorta “a aquellos
que experimentan este llamado de Dios al ministerio diaconal a configurar sus
vidas con Cristo servidor, recordando siempre las palabras del bienaventurado
Policarpo, que los invita a ser «Misericordiosos, diligentes, procediendo
conforme a la verdad del Señor, que se hizo servidor de todos» (LG 29)”.
“Hemos
venido como peregrinos”
En su homilía, Mons. Urbanč expresó:
“Bienvenidos, peregrinos de esperanza, a cada uno de ustedes y a tantos que
quedaron en sus comunidades los sostiene la esperanza cristiana. Por eso estamos
aquí congregados frente a nuestra Iglesia Catedral y Santuario de Nuestra Madre
del Valle. Hemos venido como peregrinos, ésa es la esencia de la vida del ser
humano en este mundo, ser peregrino, ser caminante”.
Manifestó que en este caminar “nos
acompaña y nos precede Jesucristo, nos acompaña y nos fortalece y nos conforta
María Santísima, y ahora también el Beato Mamerto Esquiú, uno de nosotros, uno
de estos peregrinos de nuestra querida Catamarca, él nos atrae con su figura
señera”. Llamó a ser “peregrinos de esperanza, que nosotros seamos esa
esperanza en tantos corazones desanimados, que se sienten desahuciados, que podamos
en ellos poner la esperanza”.
Agradeció a cada uno los
fieles que llegaron con sus párrocos y los exhortó a que sean “comunidades vivas,
fraternas, evangelizadoras donde se hace presente cada día el misterio del amor
de Dios, que se celebra en la Eucaristía”.
“Hemos venido para hacer
nuestra peregrinación, a celebrar nuestro Jubileo Diocesano, somos una única
comunidad, la Iglesia que peregrina en Catamarca con sus presbíteros, con sus
diáconos, con sus consagrados, con sus laicos en distintos servicios dentro de
las comunidades, y todos aquellos que no pudieron venir están unidos a nuestros
corazones. Es toda la diócesis que hoy peregrina y celebra el Jubileo de los 2025
años de la venida del Hijo de Dios a este mundo para salvarnos de nuestros
pecados”, resaltó.
La
intercesión de María
Luego agregó que esta celebración
la hacemos “en el marco de la gran acción de gracias porque la Santísima Virgen
María en su advocación del Valle, puesta a los pies de su Hijo Jesús,
intercedió hace 21 años para que esta Catamarca no se desplomara. Y nosotros,
como hijos agradecidos, queremos transmitir a todos aquellos que no han vivido
en ese tiempo. Sepan que hay un pueblo que no se olvida que Dios está presente,
que María nos cubre con su manto, que quiere que seamos santos y que lleguemos
al Cielo, pero con un corazón sumamente agradecido. Por eso, en este día, que
llamamos de la Protección, estamos aquí congregados dando gracias con lo mejor
que la Iglesia tiene, que es el sacrificio eucarístico”.
Invitó a las nuevas
generaciones a que “reciban este legado nuestro, acójanlo en su corazón; sepan
que María Santísima cuida, protege contra tantos problemas que aquejan a
nuestra sociedad. Si Ella pudo hacerlo venciendo las fuerzas de la naturaleza,
protegiéndonos contra los desastres que puede producir, también creamos que hoy
María Santísima nos puede cuidar de los vendavales de la vida, de la cultura
que puede ser ajena al Evangelio… pero tenemos que tener fe”.
También puso de relieve la Biblia
cuyo mes estamos celebrando, “con gestos concretos de valoración y de
centralidad de la Palabra de Dios en nuestras vidas. Ella nos tiene que dirigir
y nos debe llevar a tener la verdadera sabiduría”.
En otro tramo de su mensaje hizo
mención a la constitución de la Escuela de Diaconado Permanente en la diócesis,
“después de un largo camino de reflexión”, dijo, apuntando que su misión es preparar
a “algunos hermanos nuestros para abrazar el diaconado permanente, y diaconado
significa servicio, tener hermanos que, ministerialmente unidos al sacerdocio,
pongan esta nota distintiva de la vida cristiana, que es la caridad, ocuparse
de los pobres… Entonces esto también entra dentro de esta jornada de la peregrinación
del Jubileo Diocesano”.
Más adelante, reflexionó sobre
la esperanza, eje de este Año Jubilar, señalando que debemos tener “una
esperanza que nos permita entrar al corazón mismísimo de Dios”, y “que sea una
esperanza alegre, porque Cristo ha vencido a la muerte, nos ha perdonado los
pecados, nos ha hecho su familia; somos su comunidad, su pueblo. Entonces, la
esperanza tiene que tener esta nota distintiva de la alegría y creo que hoy venimos
con alegría”.
La
alegría por dos jóvenes santos
En el momento de las ofrendas,
junto con los dones del pan y del vino, se pusieron en el altar los esfuerzos y
trabajos pastorales dedicados al Señor en el servicio diario a los hermanos en
cada una de las comunidades. Además, miembros de la Pastoral de Juventud
acercaron las imágenes de los jóvenes santos Carlo Acutis y Pier Giorgio
Frassati, quienes fueron canonizados en este día.
Antes de la bendición final,
toda la asamblea reunida en torno a la Eucaristía se consagró a la Madre del
Valle y se rogó por las vocaciones sacerdotales.
Posteriormente, el Obispo abrió
la Puerta Santa y comenzó el ingreso de los peregrinos para recibir la
indulgencia plenaria que concede la Iglesia en este Año Jubilar.
Con mucha emoción fue
despedida la imagen cuatro veces centenaria de la Virgen del Valle, que volvió
al Camarín que la resguarda durante todo el año, saludada con vivas, pañuelos
al aire y los corazones palpitantes de amor a la Madre Protectora.
#JubileoDiocesanoCatamarca
#FiestaDeLaProtecciónCatamarca
#MadreDelValleProtectora
#ProtecciónSismo2004
Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat
