“Profundicen y mediten la Palabra de Dios todos los días, porque es inagotable… y alimenta la esperanza”, dijo el Obispo.
Con la celebración de la Santa
Misa, una conferencia y la peregrinación jubilar, durante la mañana del jueves
11 de septiembre se clausuró la Semana Bíblica Diocesana, en el Santuario de la
Gruta de la Virgen del Valle.
La propuesta, organizada por
la Animación Bíblica de la Pastoral, en el marco del Mes de la Biblia, se
enmarcó en el Jubileo Ordinario convocado por el Papa Francisco, con motivo de los
2025 años del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, y en el 60º aniversario
de la promulgación de la Constitución Dogmática Dei Verbum del Concilio
Vaticano II.
La jornada de cierre se abrió
con la peregrinación jubilar desde la plaza de la Virgen hasta la Gruta
propiamente dicha, donde los participantes atravesaron la Puerta Santa para
obtener las indulgencias plenarias que otorga a Iglesia en este Año Jubilar.
Luego, en el salón del
subsuelo del Santuario, se ofreció la conferencia sobre “El Beato Mamerto
Esquiú y las Sagradas Escrituras”, a cargo del Prof. Mario Vera y la Lic.
Sandra Solohaga, quienes de manera amena desarrollaron esta interesante
temática. Al introducir la charla, el historiador mencionó la importante tarea
de Odorico Esquiú, hermano del Beato Esquiú, para localizar la Gruta de la
Virgen cubierta por la vegetación durante siglos, tareas que comenzaron en
1889.
La Lic. Solohaga propuso citas
bíblicas que ayudaron a comprender la importancia de la Palabra de Dios en la
vida del Beato Esquiú, como alimento del cual se nutría para iluminar la
realidad de su tiempo.
El Prof. Vera resaltó la
figura de nuestro querido Beato, su contribución a la pacificación de la Patria
convulsionada de su tiempo, resaltando sus sermones, particularmente el que
pronunció con motivo de la jura de la Constitución Argentina, el 9 de julio de
1853, que tituló “Laetamur de gloria vestra” (Nos alegramos de vuestra gloria),
y su enorme compromiso social, cuyo sustento y fuerza encontraba en las
Sagradas Escrituras.
Con esta disertación se
concluyó la formación que incluyó la presentación de los distintos capítulos de
la Constitución Dogmática Dei Verbum, desarrollada entre el lunes 8 y el miércoles
10, a cargo de la Dra. Estela de Moreno, los presbíteros Armengol Acevedo, Carlos
Ibáñez, Oscar Tapia y Juan Marcos Bellomo, en el Centro Educativo y Cultural
Diocesano Virgen del Valle, antiguo Seminario.
“Estudiar,
escuchar, leer la Palabra de Dios, y rezarla”
Como corolario de esta última
jornada, se celebró la Santa Misa, presidida por el obispo diocesano, Mons.
Luis Urbanč, y concelebrada por el padre Rogelio Suárez, delegado diocesano
para la Animación Bíblica de la Pastoral, en la capilla del subsuelo del
Santuario de la Gruta.
Al comienzo de su homilía,
Mons. Urbanč expresó: “Nos hemos congregado en la Gruta de Nuestra Madre del
Valle para culminar este servicio que ha prestado en estos días, la Animación
Bíblica de la Pastoral en nuestra diócesis. Estamos en el Mes de la Biblia y en
distintos templos se ha expuesto la Palabra de Dios, para hacer tomar
conciencia que es central en nuestra vida”.
Luego comentó que “hace 15
siglos atrás, San Jerónimo pontificó que desconocer
las Escrituras es desconocer a Cristo… una frase que describe una cruda
realidad”, lamentando que “la inmensa mayoría de nuestros católicos desconoce
las Escrituras”. También apuntó que “por pedido del Papa, Jerónimo se fue a
vivir a Belén durante tres décadas, para conocer más a fondo el hebreo,
profundizar esa lengua para poder traducir la Biblia al latín”, denominada “la Vulgata,
para que la Palabra de Dios, que solamente la podían entender unos cuantos,
pudiera llegar a la mayoría de la gente”.
Más adelante dijo que “la
Biblia es expresión del acompañamiento de Dios a un pueblo. Entonces hay muchísimas
historias, distintos géneros literarios, distintas culturas, épocas y de todo
eso está en la vida. Eso exige un gran conocimiento. Yo no puedo leer la
Palabra de Dios como si fuese una novela o como un libro de curiosidad, porque
es un libro que ha sido escrito por hombres de fe y solamente podrá ser
entendida por hombres y mujeres de fe”.
“Dios en su divina providencia
quiso que su palabra quedara consignada por escrito, y en manos del Magisterio
de la Iglesia para una interpretación correcta”, afirmó, agregando que para
ello es necesaria “la luz del Espíritu Santo que la inspiró”.
Agradeció “a todos ustedes que
hacen el esfuerzo de estudiar, de escuchar, de leer la Palabra de Dios, y de
rezarla. Ahí está el componente porque en la oración se produce el diálogo
entre Dios y la criatura humana. Y ahí cumple su cometido, porque cuando hablo
con alguien es para que me escuche”.
“La
Palabra de Dios está orientada hacia la vida eterna”
Al reflexionar sobre los
textos bíblicos proclamados, señaló que “en primer lugar, hemos empezado a leer
la versión de las bienaventuranzas, de Lucas, que es muy distinta en el estilo
a San Mateo” y enfatizó que “son revolucionarias de la vida cristiana, pero
querría que entendamos que todo lo que nos propone Jesucristo hacer en este
mundo no es para que nos aplaudan… lo que nos pide es hacer el bien, perdonar… y
después Jesús terminará diciendo que tenemos que ser misericordiosos como el Padre
del Cielo es misericordioso”.
En este sentido, manifestó que
“Jesús dice que nuestra recompensa no la tenemos que buscar en este mundo, y
estamos en el Año Jubilar de la Esperanza. La esperanza es la virtud que Dios
nos dio en el Bautismo para que miremos siempre la recompensa final. No acá, en
la tierra, porque si ustedes buscan que solamente los aplaudan, tienen la paga
acá, no pueden esperar nada en la eternidad. Entonces, la virtud de la
esperanza es fundamental y la Palabra de Dios alimenta la esperanza”.
Asimismo, puntualizó que “la
Palabra de Dios, tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo, está orientada
hacia la vida eterna, hacia la vida plena. Si todo lo que hago no me lleva a la
vida eterna, esta Palabra no sirve. Y esta Palabra es precisamente para
ayudarnos a que nos amemos mejor los unos a los otros como Dios nos ama y que
lleguemos a la eternidad”.
Hacia el final invitó a que “no
bajen los brazos, profundicen y mediten la Palabra de Dios todos los días,
porque es inagotable. Cuántas veces leemos un texto y todas las veces nos sale
algo nuevo… y cuando uno la lee y la interpreta en comunidad, mejor todavía.
Entonces toda esta mística en torno a la Palabra de Dios, la debemos trabajar y
la tenemos que tratar de contagiar a otros”.
En la Santa Misa se pidió por
los maestros y maestras en su día y antes de la bendición final, todos saludaron
a la Madre del Valle con el canto.
Concluida la celebración
eucarística, el padre Santiago Granillo, quien participó de la disertación
junto a docentes, catequistas y público en general, agasajó a los presentes con
un brindis fraterno.
Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat
