Camino a la Beatificación

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29 marzo 2013

Se celebró la Pasión del Señor en el Viernes Santo


En la Catedral Basílica, templos parroquiales y capillas de la Diócesis de Catamarca, como del mundo entero, se celebró la Pasión del Señor en este Viernes Santo. No se celebró la Eucaristía, sino que se hizo memoria de la Pasión y Muerte de Jesucristo.
A las 17.00, el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanč, presidió la ceremonia religiosa durante la cual se leyó la Pasión del Señor del Evangelio según San Juan.
Luego Mons. Urbanč  invitó a los presentes a pensar qué responderían si tuvieran que atestiguar en favor de Jesucristo en el proceso que se le siguió para condenarlo. Tomando el párrafo del Evangelio en el que dice: «El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le contestó: “Yo he hablado abiertamente al mundo y he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, sobre lo que les he hablado. Ellos saben lo que he dicho”».
El Obispo preguntó qué respondería cada cristiano si fuera interrogado sobre Jesucristo, sobre lo que le han oído enseñar, sobre lo que saben de Él. Y lamentó que muchos bautizados pudieran no saber qué responder porque en realidad casi no conocen a Jesús, o lo que es más grave, nieguen sus enseñanzas cuando por ejemplo, se les pida que defiendan la vida desde su concepción natural hasta su muerte.
Luego de la homilía, se rezó la Oración Universal por la cual se pidió por la Iglesia, el Papa, los obispos, los sacerdotes, los diáconos, todo el Pueblo de Dios, los catecúmenos, los hermanos cristianos separados de la Iglesia, los judíos, los que no creen en Cristo, los que no creen en Dios, el mundo entero y en especial los sufrientes.

Adoración de la Cruz

A continuación, el Obispo se dirigió al fondo del templo donde levantó la Cruz de Cristo avanzando hacia el altar invitando a los presentes a mirar y adorar el Árbol de la salvación del mundo. Frente a todos fue depositada la Cruz, ante la que Mons. Urbanč se inclinó y besó en signo de adoración, gesto que repitieron los sacerdotes concelebrantes.
El altar estaba sin mantel desde el término de la Misa de la Última Cena celebrada el Jueves Santo. Para distribuir la Eucaristía reservada de aquella Misa, se revistió el altar y se distribuyó la Comunión. Luego se volvió a sacar el mantel y  finalmente se invitó a los presentes a adorar la Cruz y a realizar una colecta destinada a Tierra Santa.