Camino a la Beatificación

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04 diciembre 2019

Mons. Urbanc en el homenaje de los Ejecutivos provincial y municipales


“El Espíritu Santo nos ayuda a ser justos y a juzgar con equidad, veracidad y misericordia”

Durante la noche del martes 3 de diciembre, día en que la Iglesia celebró a San Francisco Javier, rindieron su homenaje a la Madre del Valle, en el quinto día del novenario, los Ejecutivos Provincial y Municipales.
La Santa Misa fue presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por el Pbro. Santiago Granillo, párroco del Espíritu Santo.
El Obispo comentó a la asamblea que la Gobernadora Lucía Corpacci  comunicó que no iba a poder estar presente, debido a su viaje a Buenos Aires, para la asunción en el Congreso Nacional.
Participaron de la ceremonia litúrgica, el Intendente de Fray Mamerto Esquiú, Dr. Guillermo Ferreyra, y miembros de su Gabinete, la diputada nacional Verónica Mercado y algunos funcionarios provinciales, quienes acercaron al altar las ofrendas particulares junto con los dones del pan y del vino.

En su homilía, Mons. Urbanc se refirió a la figura de san Francisco Javier, patrono de la tarea misionera de la Iglesia, a quien recordó la liturgia de ese día. Dijo que “fue un joven brillante en la universidad de la Sorbona, en París; el mundo se postraba ante él; triunfador, cautivador, elocuente, altivo. Sin embargo, Dios le puso entre sus compañeros a un hombre maduro, convertido, quien comenzó a ver en Javier un potencial hombre de Dios”.
“Como era inteligente y se hacía preguntas a fondo, terminó por rendirse ante el Señor, decidiéndose por la vida sacerdotal y misionera para ayudar a otros a hacer bien los
cálculos para encarar correctamente la corta vida que tenemos en la tierra. No me cabe la menor duda que ayudaron en la conversión de Javier las oraciones de muchas personas y, por cierto, la infalible intercesión de la Virgen María”, manifestó el Obispo.
Por ello, pidió a San Francisco Javier y a la Virgen del Valle, “que tengamos la claridad para ver lo que no vemos y que orientemos nuestros esfuerzos en la consecución de la vida verdadera, feliz y eterna”, continuando, en otro tramo, dijo que “para poder vivir según las enseñanzas de Jesús, necesitamos ser dóciles al Espíritu Santo, quien nos capacita para la tarea de cada día con sus dones. Él nos ayuda a ser justos y a juzgar con equidad, veracidad y misericordia”.

Tomando el texto del evangelio, señaló que “San Lucas consignó una oración de Jesús en la que expresa la alegría que lo inunda al ver cómo los humildes y sencillos van reconociendo la presencia del Reino de Dios y son capaces de vivir con fuerza su fe en medio de tantas inequidades, atropellos, violencia, miseria y carencias”. En cambio, aquellos “donde la prosperidad en lo económico, científico, tecnológico y académico ha crecido, la vida según las coordenadas de la fe casi ha desaparecido, sólo se encuentran muy pocas personas que están dispuestas a ir contracorriente y a buscar en Dios el sentido profundo de sus vidas y a testimoniarlo en sus ambientes. Es decir han optado por ser de los humildes y sencillos, que ciertamente no quedarán defraudados, sino eternamente consolados”.
Finalmente, dirigiéndose a la Madre del Valle, le pidió: “Haz que vivamos de tal manera que podamos oír que Jesús nos dice: ‘¡Bienaventurados los ojos que ven lo que ustedes ven!, ya que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron’. Ayúdanos a ser humildes, dóciles y sencillos como Tú, a fin de que un día lleguemos a estar contigo en la eternidad y gozar de la infinita bondad de Dios”.