Camino a la Beatificación

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21 febrero 2020

La Pastoral de la Niñez conmemoró el centenario de la partida al Cielo de su Protectora, Santa Jacinta Marto


Durante la Santa Misa de las 21.00, la Pastoral de la Niñez conmemoró el centenario de la partida al Cielo de Santa Jacinta Marto -una de las pastorcitas a quienes se le reveló la Virgen de Fátima- a los pies de Nuestra Madre del Valle, que cobró especial significación en este Año Jubilar por los 400 años del hallazgo de la bendita Imagen en la Gruta de Choya.
La celebración eucarística fue presidida por el Pbro. Santiago Granillo, asesor de la Pastoral de la Niñez, y contó con la participación de miembros del equipo y niños, quienes tuvieron a cargo la guía de la Liturgia y la proclamación de la Palabra de Dios, junto a los fieles en general.

En su homilía, el sacerdote recordó que “el año pasado celebramos los 100 años de la partida al Cielo de San
Francisco Marto, el hermanito de Santa Jacinta. Cuando la Virgen se les aparece en Fátima, Francisco tenía 9 años y Jacinta, 7, y la Virgen les había dicho que a ellos dos, pronto los llevaría al Cielo, y que su prima Lucía, de 12 años, debía quedarse un poco más aquí, en la tierra”.
“Y hoy celebramos el centenario de  la partida al Cielo de Jacinta, quien muere lejos de su familia, de su tierra, muere solita, pero con una certeza grande en su corazón, que nunca había sido abandonada por la Santísima Virgen”, afirmó.
Respecto de este tiempo especial que vive la Iglesia catamarqueña, el Padre Granillo manifestó: “Hoy estamos en este Santuario de la Madre del Valle, que es un centro de irradiación hacia toda nuestra Patria argentina, estamos dentro de este Año Jubilar Mariano por los 400 años de la presencia de la Virgen en nuestra tierra. Por eso, este centenario de la partida al Cielo de Jacinta tiene un significado especial, y es que María, al igual que Dios, sigue y seguirá
eligiendo a los pequeños”.
En este sentido dijo que “Dios ha elegido a los pequeños, a los pobres, para enriquecernos con la fe y la fuerza transformadora de la oración. Eso es lo que Dios, a través de la Santísima Virgen, ha hecho en el corazón de Lucía, de Francisco y de Jacinta, enriquecerlos con una fe tan grande y con una entrega tan generosa en su vida y en la oración, que alcanzaron en poco tiempo una madurez espiritual que les mereció estar hoy en el Cielo”.
Por eso, “el centenario de la partida al Cielo de Jacinta tiene que ser una gran invitación. Dios nos propone a nosotros, pueblo de Catamarca, el camino de la pequeñez, que es el de la santidad”, de allí que “nuestro homenaje tiene que ser la expresión de la pequeñez de nuestra vida frente a tan grande don que tenemos en Catamarca, y que se comparte hacia toda nuestra Patria”, enfatizó.

Antes de concluir la Eucaristía, el sacerdote invitó a los miembros de la Pastoral de la Niñez a acercarse al altar, y les impartió una bendición especial por su labor, junto a todos los presentes.