Con una emotiva ceremonia que conjugó memoria, testimonios, gratitud y arte, durante la mañana de este jueves 24 de octubre, la comunidad educativa del Colegio Nuestra Señora del Valle, integrante del Centro Educativo y Cultural Diocesano Virgen del Valle (Ceculd), celebró sus seis décadas al servicio de la educación integral en Catamarca.
La sala principal Julio Sánchez
Gardel del Cine Teatro Catamarca fue el escenario elegido para vivir este
acontecimiento, que contó con la presencia del Obispo Diocesano Mons. Luis
Urbanč, el Vicario para la Educación y Director General del Ceculd Pbro. Lucas
Segura, la Directora Provincial de Educación de Gestión Municipal, Privada, Social
y Cooperativa Prof. Laura Orellana, el supervisor del Nivel Secundario Lic.
Alejandro Bracamonte, el Representante Legal y la Directora del Colegio Privado
Nuestra Señora del Valle Lic. Jorge Leguizamón y Lic. Iris Emilce Páez, respectivamente,
Apoderados Legales y Equipos de los Institutos de Educación Superior (IES) del
Ceculd y colegios confesionales, entre otras autoridades, docentes, alumnos,
egresados y familias.
El acto de apertura se inició con
el ingreso de las imágenes de la Virgen del Valle y de San Luis Gonzaga,
patronos de la institución educativa, portadas por estudiantes, y luego las
banderas de ceremonia.
Seguidamente se entonaron las
estrofas del Himno Nacional Argentino y el Himno a Catamarca, interpretados por
la Banda de Música de la Policía de Catamarca, dirigida por el comisario Mario
Castelli.
La invocación religiosa y
bendición estuvo a cargo de Mons. Luis Urbanč, quien pidió a Dios que envíe su “Santo
Espíritu sobre nuestro querido Colegio Virgen del Valle; bendice a todos
aquellos que concurren a esta institución: formadores, maestros, educandos,
familias, para que puedan ser de verdad testimonios tuyos en el mundo que nos
toca vivir, en esta querida Catamarca protegida siempre por Nuestra Madre del
Valle”.
Una
comunidad alegre y orante
Al momento de los discursos, el
padre Lucas Segura comenzó su alocución con un texto bíblico, donde al final
del pasaje dice: “Den gracias a Dios en
toda ocasión”. En esta línea dijo que “hoy nos toca dar gracias por los 60
años de vida del Colegio Privado Nuestra Señora del Valle. Este establecimiento
educativo ha estado siempre vinculado a Nuestra Madre del Valle, quien es su
patrona, pero además a los jóvenes en torno a la figura de San Luis Gonzaga,
también patrono de la institución, y a los tradicionales fogones que se hacían
y se siguen haciendo en su honor”.
Resaltó que “no podemos
olvidar el vínculo de esta institución con las vocaciones, pues en esta casa de
estudios se formaban quienes tenían inquietudes vocacionales y decidían ser
parte del Seminario Menor”. Y comentó que “con la intención de volver a los
orígenes, este año se hizo una fructífera experiencia piloto con la Pastoral
Vocacional, para iniciar un itinerario formativo con alumnos de 4° año. Se ha
retomado esta iniciativa institucional que nos debe involucrar a todos”.
Siguiendo el pasaje bíblico hizo
hincapié en aspectos que se desprenden de éste, como la disciplina, el
acompañamiento, la paciencia, el esfuerzo para hacer siempre el bien, afirmando
que “el Colegio Nuestra Señora del Valle tiene que ser una comunidad alegre”.
La exhortación: “Oren sin cesar” está a tono con “este Año de la Oración, que
nos tiene que ayudar a no olvidarnos nunca de la oración, el papa Benedicto XVI
nos invitaba a aprender de María a ser una comunidad que ora”, señaló.
Hacia el final destacó que “es
importante que miremos hacia atrás por los 60 años, pero también que nos miremos
hoy y nos proyectemos, no sólo desde el punto de vista administrativo y
pedagógico sino fundamentalmente desde el Evangelio”.
Una
propuesta educativa vigente
La Lic. Iris Emilce Páez hizo
un recorrido por estos 60 años del Colegio “que fue creciendo y formando
adolescentes y jóvenes, ciudadanos de bien comprometidos con el cuidado de la
casa común y la construcción de los valores cristianos como puentes de
evangelización hacia la sociedad y el futuro”. Destacó “la creación del Instituto
Privado Nuestra Señora del Valle, el 4 de marzo de 1964, que fue posible
gracias a la gestión del obispo de la diócesis de Catamarca, Mons. Pedro
Alfonso Torres Farías”.
“Citando el Libro de Oro del Colegio
-indicó-, el Seminario Diocesano dio origen al Colegio Privado Nuestra Señora del
Valle, en aquel tiempo Instituto Privado Nuestra Señora del Valle, ofreciendo
una propuesta de formación humanista abierta a aquellos adolescentes que no
eran seminaristas, que no sentían inclinación al sacerdocio ministerial, pero
guiados por sus familias, que querían una formación humana, cristiana integral.
Tal es así que con el paso del tiempo la vigencia de su propuesta educativa
inicial se mantiene hoy con una impronta de sentido de pertenencia y reconocimiento
en el resultado de la calidad educativa y el cultivo de las lenguas clásicas
como el latín y el griego”.
Más adelante mencionó que “55
promociones transitaron nuestras aulas generando el cultivo de la sensibilidad
y ternura en las manos de Nuestra Madre María. El ejercicio del intelecto como
hábito de estudio en la mirada de nuestro santo patrono San Luis Gonzaga, y la
capacidad de valoración de la vida y los derechos humanos en consonancia con la
cosmovisión antropológica cristiana que nos abraza”.
“Hoy como ayer nos movilizan
las experiencias que se han convertido en proyectos y también en logros
educativos de nuestros alumnos, docentes y familias a modo de extensión
educativa de nuestro Colegio”, manifestó, agradeciendo “a todos los directivos,
docentes, personal de planta permanente, alumnos, egresados y a todas aquellas personas
que hicieron algo por nuestro Colegio. A las familias que confiaron y confían
en Dios y en esta propuesta educativa”.
Testimonios
Continuando con el programa,
se escucharon los emotivos testimonios de la Prof. Claudia Marchetti, quien habló
en nombre de los docentes jubilados, y del Sr. Pedro Perea, uno de los diez
primeros egresados de la institución educativa.
Marchetti recordó parte de la
historia del Colegio y los cambios que experimentó desde 1990 en su organización
y estructura física. “Esta casa de estudio nació pequeña y sólo cobijaba a
varones, pero con el tiempo abrió sus puertas convirtiéndose en un lugar donde
la diversidad florece y los sueños crecen”, manifestó, recordando que “en 1996
ingresa el primer grupo de señoritas. Hasta el 2004 compartimos con los
seminaristas, luego el Seminario Menor es trasladado a Emaús. El cambio de
edificio fue un gran desafío, necesitábamos instalaciones más modernas y adecuadas
para una comunidad estudiantil en pleno crecimiento”.
Tras detallar otros cambios y
actividades desarrolladas, matizados con anécdotas, concluyó: “Hoy celebramos
no sólo un aniversario más sino un legado de amor por la enseñanza”.
Por su parte, Perea afirmó: “Soy
uno de los testigos vivos de aquel año 1964 en que nació el Instituto. Agradezco
profundamente a Dios, a quien fue el fundador del Colegio Mons. Pedro Alfonso Torres
Farías y al primer rector, el padre Avellaneda. Recibimos una formación
integral a la cual la sociedad catamarqueña no estaba acostumbrada, una
innovación muy importante y que dio muy buenos frutos”. Recordó a sus
compañeros de promoción a quienes “hoy me gustaría tener a mi lado y que por
distintos motivos no pueden estar acá”.
“Soy un agradecido por la
cultura que he recibido, que me ha permitido desenvolverme en distintas
funciones. Principalmente los valores que recibí y que fueron fundamentales en
mi trabajo, principalmente en mi familia. Esto hace que esté permanentemente
comprometido con el Colegio”, manifestó.
Luego se hizo un minuto de
silencio en homenaje a las personas que se desempeñaron en el Colegio y que ya
no están entre nosotros.
Y se entregaron reconocimientos
y presentes a las autoridades del Ceculd que pasaron en los últimos diez años.
La
Odisea, el broche de oro
Como corolario de la
ceremonia, se presentó “La Odisea”, poema épico griego atribuido al poeta Homero,
retitulado “La Odisea. El regreso de un héroe”, que resalta valores como la honestidad,
la valentía, la fidelidad, el coraje y el ingenio para resolver los problemas
que la vida le presenta, siempre apoyado en la fe.
Con un importante despliegue,
la puesta en escena estuvo a cargo de un gran número de alumnos de 4º, 5º y 6º
año y un equipo de docentes, bajo la coordinación general de la Prof. María
Fernanda Ávila.
La obra fue seguida con mucha atención
por el público presente, que rubricó con aplausos la propuesta artística.
Fotos: facebook Prensa Iglesia Catamarca / @DiocesisCat